Live Review

Nile en Blondie: Caos ceremonial

Escrito por Felipe León
Fotos por Nicolás Rosales M.

Muchos son los proyectos que han dejado su huella en la historia de un estilo de música tan agresivo y denso como el death metal. Agrupaciones que de un modo u otro, han conseguido destacar dentro del siempre creativo panorama deathmetalero, como es el caso de Nile, embajadores de una particular forma de concebir la música, donde lo extremo adquiere un nuevo significado. 30 años bajo un sello propio que son todo un manifiesto de los planteamientos brutales, épicos y técnicos profesados por la banda.

Por ende, cada visita a Chile de los norteamericanos es recibida con la locura que ameritan sus canciones, al filo de un caos ceremonial que en su constante diálogo con la historia y el ocultismo, saca a relucir los mejores atributos de la banda. Aquello quedó evidenciado en el gran concierto que brindaron la noche del viernes 16 de junio, cuando Karl Sanders, George Kollias, Brian Kingsland y Julian Guillen azotaron la Blondie.

Para qué estamos con cosas, la prometedora jornada cumplió desde temprano, al hacer del recinto un hervidero de intensos mosh y oscura pesadez. De partida, el tarrero sonido del deathgrind de Traumatic Noise cautivó a los asistentes que ya se encontraban en el lugar, demostrando que conocen su propuesta al revés y al derecho, sin perder en ningún momento la sorpresiva violencia que desatan sus trituradores temas.

Un intenso y certero punto de partida que seguiría subiendo el volumen de la tarde, a costa de grupos como Primitivo, que digámoslo, fue otro acierto de la producción el incluirlos. Gracias al carácter “en tu cara” lograron soltar un poco más a un público aún tímido, que de a poco se entregó al potente death-thrash de la banda, y al carisma de un vocalista en llamas. Mucha atención con este proyecto.

Los ya clásicos Cerberus terminarían por encender los ánimos de una Blondie mucho más repleta, haciendo gala de una experiencia recogida a lo largo de 3 décadas. Esto quedó patentado en su brutal show, cargado de demoledores sonidos provenientes del death metal, que terminaron por sacudir el ambiente y a cada asistente en el lugar. Y como no, si sonaron temazos como “Immortal Hate”. Un lujo de banda.

Con todo esto dicho y los ánimos por las nubes, sale a escena Nile, generando una movida histeria metalera que se apoderó del lugar. De partida, el grupo profirió un distintivo sonido amparado en grandes clásicos de su discografía. Porque si existe algo que celebrar de su carrera, es la constancia con la que siguen lanzando trabajos a la altura de su legado, siendo este mismo moldeado gracias a canciones como “Sacrifice Unto Sebek” del aclamado Annihilation of the Week (2005), o “Defiling the Gates of Ishtar” del disco que abriría la década de los 2000s, Black Seeds of Vengeance (2000). Así como “Kafir!” que abre el excelente Those Whom the Gods Detest (2009).

La pesada tónica de su música, en medio de una épica ceremonial y el pulso violento de metal extremo, se sintió a cada instante, a través de unos guturales del inframundo desplegados de forma dinámica por los tres integrantes que van al frente. Por su parte, la ametralladora batería, uno de los elementos distintivos de Nile, generó un atrapante ruido constante del cuál era difícil escapar. Solo quedaba entregarse, y eso bien lo sabe su fanaticada, que de a poco armaron agresivos mosh en honor a estas deidades del death metal técnico.

El concierto no daba tregua, dejando caer toda la brutalidad al ritmo de temas antiguos y los más “recientes” dentro de su discografía. Así, “Call to Destruction” e “In the Name of Amun” del What Should Not Be Unearthed (2015), o la canción que da nombre a su álbum, Vile Nilotic Rites (2019), mantuvieron la potencia al límite, demostrando que incluso esta etapa más tardía es una verdadera joya. Aunque no neguemos que piezas como “Lashed to the Slave Stick” y “Sarcophagus” poseen algo especial, que las hace irresistibles a los oídos del death metalero.

A estas alturas todo era caos y destrucción, sin embargo resulta admirable constatar lo bien que se portó el público, disfrutando a concho de la atractiva propuesta de los norteamericanos. A lo más ciertas almas revolucionadas por la música, caían en la barricada ubicada en medio del escenario y la gente (algo tradicional en este tipo de conciertos), pero todo era más bien deleite por estos monstruos del metal, y sus incontables travesías por temáticas egipcias, demoníacas y Lovecraftianas.

Nile continuó un rato más haciendo lo que mejor saben hacer, trayendo consigo otro par de clásicos como el horror cósmico de “4th Arra of Dagon”, “Invocation of the Gate of Aat-Ankh-es-en-Amenti”, o el último corte del show, “Black Seeds of Vengeance” que se sintió como un cierre perfecto, pese a los alegatos de algunas personas que vieron como estos ídolos metaleros no hicieron encore. Una tradición que decidieron pasar por alto, y que en mi opinión fue lo más acertado. Darlo todo de principio a fin, sin tanta parafernalia; que la música sea el momento, No hacía falta más, pues con lo vivido ayer en Blondie alcanza hasta una próxima visita.

P.D. George Kollias rompió la caja de la batería.


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