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Masseduction: un retrato obseso a St. Vincent 

La dificultad con la que muchas bandas y solistas se encuentran cuando toca la hora de lanzar un nuevo álbum, suele complicar mucho las cosas. De tales complejidades, nacen grandes obras o simplemente la falta de creatividad comienza a pasar la cuenta, más si son aproximadamente 5 discos bajo los tacos. St. Vincent tuvo la difícil tarea de lanzar algo a la altura de su homónimo de 2014 y las cosas tomaron una dirección bastante interesante.

Puede que MASSEDUCTION sea a la fecha su trabajo más personal pero para nada el más maduro. La gracia de una artista como Annie Clarke radica tanto en su don interpretativo, como en la constante búsqueda de nuevos horizontes, pero es en este quinto disco solista, donde revoluciona sus propios límites y acude al caos. En el más puro concepto, se aleja del sólido St. Vincent de hace 3 años atrás.

Tres adelantos tuvimos antes de su lanzamiento. Primero fue New York, una especie de balada que perfectamente nos transporta al sonido clásico, limpio y refinado de su debut, con una letra digna del amor y odio. Los Angeles fue el tipo de single más común dentro de su sonido habitual, sin embargo posee a la vez, el encanto de antiguos hits como Marrow o Digital Witness, y un desarrollo crudamente Pop. Pills también aparece en la lista como una movida muestra del amplio terreno en el que se mueve su música, siendo un caótico y distorsionado jingle.

MASSEDUCTION es un viaje sin frenos, en donde corren variantes sonoras al compás de una mirada reflexiva y ácida acerca de la vida en la ciudad, las rupturas amorosas e internas. Se impone quizás como su trabajo más ambicioso, en donde otros torbellinos de distorsión como Young Lover y Fear the Future comparten espacio con melancolía pura como es el caso de Slow disco. También hay espacio para joyas electro disco setenteras futuristas como Sugarboy, uns broma silenciosa llamada Dancing With a Ghost o muestras insuperables de buen gusto como la que da nombre al álbum.

Sin dudas este regreso de St. Vincent es un regalo que se agradece eternamente. Más allá de los aspectos técnicos, los géneros y el análisis, es un disco divertido. Sin tapujos ni reglas aparentes, se alza como un victorioso afiche descalificado de ideas y pensamientos que ya nadie profeza. MASSEDUCTION se merece un lugar selecto dentro de su carrera y la música en general.

Felipe León

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