Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Andie Borie
La segunda jornada de The Metal Fest 2024 vino a sellar definitivamente la línea editorial de este festival desde su regreso el año pasado. En ese sentido, los distintos ápices de lo que refiere a experiencia se replicaron nuevamente con orden y profesionalismo, tal y como pueden ver en nuestra nota del Día 1 del festival. Nuevamente, cabe destacar como en esta versión se subió la vara aún más para poder crear un recuerdo inolvidable para todo el mundo.
En ese sentido, vayamos directo a lo que pasó con las bandas que se presentaron en el Hell Stage y el Devil Stage, en un segundo día mucho más frío y nublado que el anterior, perfecto para las propias estéticas conjuradas por The Metal Fest.
Nada más que brutalidad: La escena nacional en Hell Stage
Arrancando con el pie en el acelerador hasta el fondo, Parasyche inició la jornada con su thrash metal vertiginoso y muscular que les ha llevado al lugar que ostentan hoy, y es que aún con cambios de formación, se llevaron las cosas directo a la médula. Unos nuevos clásicos definitivamente. Pero unos que llevan ya bastante tiempo siendo leyendas son Total Mosh, quienes rompieron el Hell Stage con su muestra explosiva, adictiva de un nü metal que pegaba duro riff tras riff, mostrando los grandes recuerdos de la escena aggro en Chile.
Por su parte, Dark God y Cerberus se dedicaron a arrollar todo a su paso como una aplanadora de altísimo tonelaje. Y es que el death metal en sus muestras más urgentes, veloces e inmisericordes fue el festín perfecto para todos aquellos que preferían de los bpm más agitados, productores de ondas expansivas por doquier ante los verdaderos bombazos de canciones que dejaban caer, una y otra vez.
Cambiando un poco la tónica, el heavy metal de Alto Voltaje trajo los sonidos más clásicos al Hell Stage, como una necesidad absoluta de beber de otros horizontes ante lo que vendría próximamente con el cierre que traería a dicho escenario Bonebreaker y Atomic Aggressor, quienes no dudaron en dejar caer todo el peso de un death metal que, y sobre todo en el último caso, dejó a los fans chilenos más que contentos viendo la salud que ostentan estos nombres con vasta trayectoria el día de hoy.
Las sorpresas llegaron tempranísimo: Forbidden y Dark Tranquillity
El propio anuncio de la agrupación de thrash metal, Forbidden, era una revelación en sí misma, en tanto habían estado en inactividad durante muchísimo tiempo. Sin embargo, el impacto de la misma no quedó ahí, pues lo que sucedió desde las 14:00 de la tarde dentro del Movistar Arena con los californianos fue nada más que una locura. Sí, y es que sin ningún tipo de calentamiento, desde el inicio del set con «Twisted Into Form» hasta el final con «Chalice of Blood», la cancha se desarmó al antojo de los músicos en circle pits, saltos y hasta un wall of death.
Demás está decir que en palabras de ellos mismos, Chile es el mejor público del metal. Si hasta contaron una anécdota de cuando vieron a Ozzy Osbourne en Santiago, y declararon que «nunca le habían visto tan feliz». Y bueno, la demencia que se desató con tracks como «Step By Step» y «Through Eyes of Glass» dejó eso más que en evidencia. Un sonido totalmente impecable, además.
Lo de Dark Tranquillity fue una victoria absoluta. Después de todo, eran el único número representante del death metal melódico en The Metal Fest, y además ya habían venido a Chile hace menos de un año –con un show en Agosto en la Blondie–, por lo que era total incertidumbre lo que iba a pasar con los suecos. No obstante, «Encircled» y «Atoma» empezaron lo que fue una presentación que iba de menos a más. La recepción cada vez se acrecentaba y aumentaba de temperatura, añadiendo a los incautos a sus arcas de fans –puesto que los moshpits se hacían cada vez más y más grandes–.
El vocalista declaró en distintas ocasiones que la relación con Chile es de las mejores, en tanto saben que se la pasarán bien y es que es un paraíso para el metal. Y que ante los mails y constantes llamados del público nacional para que vengan a nuestro país, los suecos siempre estarán felices de venir, si hasta nos regalaron «The Last Imagination» –track de su próximo álbum–. El final fue increíble en tanto la desidia fue desatada en «Lost to Apathy» y el clásico «Misery’s Crown» levantó coros de voces que armonizaban con sus melodías. Una presentación que será recordada por mucho tiempo. Nuevamente, una victoria para los suecos.
Las dos caras de la moneda: Amorphis y Biohazard
Los siguientes en aparecer en escena fueron los finlandeses Amorphis, cultores de un metal progresivo particularmente meloso, sutil y hasta introspectivo. No por nada la propia impronta de los músicos se siente como un velo de tranquilidad, tan necesario para una jornada tan agitada como lo fue el segundo día del festival.
En ese sentido, Amorphis captó la atención a través de temas como “Silver Bride” que se posicionaron como himnos que fueron cantados con fuerzas por sus fans, aún si es que fue el set “más tranquilo”. No por nada “House of Sleep” resonó en el Movistar Arena, con un público partícipe de las dinámicas propuestas por los intérpretes de “Black Winter Day”. Así, su despedida llegó con la oscura y pesadísima “The Bee”, dando fin a su show de cualidades oníricas.
En lo que respecta al cuarteto neoyorkino Biohazard, queda más que claro que fueron la agrupación con el mejor manejo de masas de todo el festival. Daba lo mismo si no les conocías, temas como “Urban Discipline” y “Shades of Grey” ponían a cualquier alma en el pit. Y si es que el impacto profundo de sus canciones no levantaba, posiblemente, tu espíritu, el mismísimo Evan Seinfield lo haría con su carisma y actitud imponente.
Y es que la importancia de la comunidad en el hardcore es palpable, razón por la que el Movistar Arena hizo parte de un mismo fenómeno a padres, hijos, parejas y niños de la gran fiesta que Biohazard estaba brindando. Así quedó demostrado con el tributo a Bad Religion con “We’re Only Gonna Die”, o el último mazazo con “Punishment” y “Hold My Own”. Descomunal es decir poco, se ganaron el corazón de todo The Metal Fest.
El blueprint por excelencia de sus sonidos: Overkill y Within Temptation
Pocos proyectos en el mundo de thrash pueden regodearse de sonar tan muscular como Overkill, y es que Bobby Blitz y los suyos –junto al recientemente añadido David Ellefson–, pasaron por The Metal Fest como un huracán implacable que revoloteó a todo el mundo con temas como “Bring Me the Night” y “Electric Rattlesnake”. Y es que eso es muestra de la propia genialidad de Overkill, en tanto su presente discográfico brilla con intensidad.
Pero, una vez más, el carácter de clásico realmente se ve en carne propia cuando un moshpit tan titánico como el generado en “Elimination” se toma la mitad de la cancha del Arena. Hasta me atrevería a decir que fue igual de grande y masivo como el de Arise en Sepultura, o el de Indians en Anthrax. Así, verdaderas gemas avivaron el rostro más abrasivo del público chileno con “Rotten to the Core” y el regalo “Fuck You”.
La agrupación neerlandesa Within Temptation era una de las cartas más esperas de la jornada. No sólo por el propio estatus que ostentan en el metal sinfónico el día de hoy, sino también por el espectáculo que brindaban como única banda de ese estilo, en cuanto a sonido y escenografía, y, por supuesto, la expresiva e intensa voz de Sharon den Adel.
Desde el inicio con “The Reckoning”, junto a una Sharon vistiendo la bandera chilena sobre su vestido, se podía vislumbrar las intenciones de la agrupación. Después de todo, fueron los arreglos, los riffs y el contraste entre el aspecto más agresivo y el más meloso lo que hizo que Within Temptation cantase victoria. Siempre abogando por la paz en el mundo, discurso celebrado por los asistentes, la agrupación se retiró del escenario a lo grande con “Stand My Ground” y “Mother Earth”, encantando a miles de fans que se encontraban en el interior del Movistar Arena.
El infierno llegó una vez más a Chile con Anthrax
Desde el inicio con “Among the Living” quedó en claro quienes eran los más esperados de la jornada, y es que los miembros del Big 4 ostentan todo el cariño del público chileno que responde con reciprocidad ante los moshpits conjurados por temas tan icónicos. “Caught in a Mosh” ya es patrimonio cultural prácticamente, y es que lo sucedido ayer en Movistar Arena durante dicha canción es algo que únicamente se puede vivir en el pit. Aún sin el adorado Frank Bello en el bajo, el bajista anterior Dan Lilker tomó ese manto. Un regalito especial, se podría decir.
Así fue la tónica de su presentación. No había espacio para tibiezas, sino que una pasión burbujeante e hirviente que hacía salir hasta lo más profundo de las energías del público chileno con temazos como “Madhouse”, “Metal Thrashing Mad” y “Got the Time. El coro inmenso de “Antisocial”, la demencia de “Medusa” o la inmensidad de “Indians” dejaron en lo más alto a los músicos, con un Scott Ian y un Joey Belladonna visiblemente contentos de headlinear el Movistar, el que se desarmó con la postal más linda de todas en el war dance de “Indians”.
The Metal Fest 2024 fue un éxito para el género más extremo del mundo. Por más versiones a futuro, ¡salud!