Mercyful Fate en Chile
Live Review

Mercyful Fate en Chile: La penetrante caricia del oscurantismo

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Aarón Castro

 

La carga histórica que puede tener un retorno como el que concretó Mercyful Fate la noche del 22 de abril en Movistar Arena en Chile, es prácticamente incalculable. Un milagro, prácticamente. Y es que pasaron ni más ni menos que 25 años desde su presentación en el Teatro Providencia en 1999, segunda vez que pisaban el país en marco del ‘9 Tour’, lo que da cuenta de lo muchísimo que demoró este suceso. Algo que toma incluso más fuerza considerando que King Diamond como solista se ha presentado una sola vez en nuestro país, el año 2017 en el marco de Santiago Gets Louder – El Domo.

Pero el peso narrativo de esto no acaba ahí, pues en las comunidades de metalheads y fanáticos de la música, el nombre de la agrupación danesa comandada por el Rey Diamante aparece una y otra vez como una de las agrupaciones más importantes del heavy metal. Un podio que comparten junto a grandes como Black Sabbath, Iron Maiden, Dio o Judas Priest, y que tiene un sabor especial considerando que todo el culto al oscurantismo que se puede ver a nivel estético como conceptual en sus obras, fue un elemento fundamental en la construcción del género. En especial a lo que el metal extremo refiere –porque quizás el único antecedente relativamente más «temprano» era Venom–. Al menos, con ese alto nivel de crudeza al referir a estos tópicos ocultistas.

En ese sentido, bastaba dar un paso dentro del Movistar Arena para notar la propia grandilocuencia del espectáculo –una constante en los shows de la banda y King Diamond–. Enormes telares ocultaban a la vista la gigantesca y pomposa escenografía que más tarde mostrarían los daneses en escena. Cualquier asistente sabía que lo que estaba por acontecer era un momento absolutamente histórico.

Los encargados de dar inicio a la jornada, fueron Mawiza, uno de los nombres más relevantes del circuito nacional, al ser cultores del metal de raíz nutrido y fundamentado a la médula por la cosmovisión mapuche. Así, el cuarteto inició su set con «Kutxal», fuerte corte de groove metal que emanaba un sonido muscular y monumental que seguiría con «Kumbagüe». Sí, la distancia estilística entre lo de Mawiza y los headliners era notoria, pero la interpretación y entrega de los músicos siempre conjuró un magnetismo que mantenía las energías por las nubes, en especial con la versión en mapuzungun de «Battery» de Metallica –una de las grandes sorpresas de su set–. Ya en el final de su set con la ya clásica «Mawiza Ñi Piwke», la agrupación se despidió del escenario en comunidad, gritando a capella mostrando el vigor de sus convicciones. Una victoria.

Ya en la previa al show de los daneses, un enorme telar negro con el logo de la agrupación ocultaba un montón de sorpresas a tan sólo minutos de ser reveladas. Un telón que contenía el último ápice de paciencia a raya, levantado por 25 años de fidelidad y lealtad al culto a King Diamond y el guitarrista Hank Shermann. Al caer, dejó al descubierto la escenografía compuesta por una plataforma edificada en enormes escaleras, adornada en imaginería oscurantista y una enorme cruz invertida suspendida en el aire, sitio ideal para que los músicos dieran inicio a la jornada con «The Oath». El aquelarre finalmente había comenzado, y el Rey se paseaba ostentando toda la atención, mientras vestía en su cabeza cuernos de cabra.

Con el arte a las espaldas del ‘Don’t Break the Oath’, y un King Diamond cambiando vestimenta, usando una corona negra y puntiaguda, «A Corpse Without Soul» seguía la fiesta negra. El propio público estaba totalmente poseído por el momentum, invocando un pit y saltos inagotables ante la presencia imponente de los músicos en escena. Si hasta, en tempranas etapas del show, el King Diamond declaró que próximamente tocarían «The Jackal of Salzburg», una canción nueva que estaba prácticamente lista y que vería su salida oficial muy pronto. O sea, el regreso de Mercyful Fate no fue solo para girar, una noticia que supera cualquier milagro en estos preceptos.

Las ovaciones del público chileno fueron incesantes. Canción tras canción, miles de metalheads chilenos aprovechaban de corear «olé, olé, olé… Mercyful Fate…», fenómeno a lo que King Diamond reiteró en numerosas ocasiones su agradecimiento, destacando la intensidad de la audiencia chilena como una de las más estruendosas y dementes –en un buen sentido, en sus palabras– del mundo. Y la verdad es que cuesta no ver lo mismo que ve el mítico vocalista, puesto que personas de todas las edades se entregaron a la locura total con la llegada de «Curse of the Pharaohs» y «A Dangerous Meeting», saltando cada riff, coreando cada línea vocal, incluso intentando emular el amplio rango de King Diamond.

Uno de los momentos más salomónicos de la velada fue «Melissa», track en el que Shermann se lució particularmente, interpretando arpegios y solos por doquier con un aura totalmente penumbrosa. El Movistar Arena estaba a la merced de sus designios, armonizando con sus melodías como un océano de voces traídas del inframundo. Y es que sí, aún dentro de la imaginería oscura de la banda, donde dinámicas tales se podrían deducir como obvias, la verdad es que cada cosa que sucedía era del todo escalofríante. Estábamos presenciando uno de los mejores shows de heavy metal que Chile haya visto en los últimos años, por lejos.

Todo estuvo cargado a las primeras obras de la banda, ‘Melissa’ (1983), ‘Don’t Break the Oath’ (1984), y el EP homónimo de 1982. Nada más que clásicos. De ahí que nadie se hizo aparte de la tríada de éxitos con «Black Funeral», «Evil» y «Come to the Sabbath», una verdadera oda a la musicalidad en el heavy metal, mostrando todos esos elementos que tantos nos encantan de este sonido interpretados de forma magnífica. Siempre agitando, gritando y saltando, el público chileno fue totalmente protagonista en este show –rivalizando con la impronta de los daneses–.

Con la promesa de un retorno –de verdad, esto supera cualquier definición convencional de milagro–, Mercyful Fate se despidió con la extensa «Satan’s Fall», dejando en los anales de la historia del heavy metal en Chile una de las mejores memorias que se pueda tener. Y sí, todo el mundo sintió que faltaron muchísimos temas, después de todo tan sólo tocaron 3 obras de un total de 7 LP’s y 2 EP’s, e incluso dentro de sus obras más clásicas perfectamente pudieron tocar los álbumes enteros. Pero eso deja detrás un relato importante, y es que el ritual que trajeron al Movistar Arena fue irrepetible. Una hora y media de perfección.

 

Setlist de Mercyful Fate en Chile:

  1. The Oath
  2. A Corpse Without Soul
  3. The Jackal of Salzburg
  4. Curse of the Pharaohs
  5. A Dangerous Meeting
  6. Doomed by the Living Dead
  7. Melissa
  8. Black Funeral
  9. Evil
  10. Come to the Sabbath
  11. Satan’s Fall

Revisa la galería de fotos del show de Mercyful Fate en Chile:

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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