Live Review

Sol y Lluvia en Estación Mapocho: Volver a pensar en ayer

Escrito por Felipe León
Fotos por @Jairofalfan

Una manera cíclica de entender la vida puede asociarse a lo que se vivió el sábado 20 de abril en Estación Mapocho, en medio de un re-encuentro y celebración que dejó más que un buen sabor. Lo cierto, es que Sol y Lluvia festejó 45 años de vida, lo cuál es mucho tiempo, pero como dice la física: el tiempo es relativo.

En ese sentido, los ciclos suelen acuñar una retrospectiva que en estos casos especiales, es más que necesaria, tanto para la gente que sigue a determinada banda como para sus propios integrantes. Actuales e históricos, todos tienen espacio, después de un largo tour, para sentarse en una gran mesa imaginaria donde las canciones estaban servidas. Solo hacía falta entonar los cantos.

Así, tras una colorida intervención por el recinto de Flor de Bronce y el grupo de danzas Jumuy Mapu, además del circense y pachanguero espectáculo de Chimbiroca Orquesta Circo, se dio el vamos a una velada nacida para ser recordada.

El canto de todos se hacia escuchar

Una de las novedades de este concierto fue la reunión de los tres hermanos Labra. Pues, tanto Amaro, quien sigue construyendo camino junto a Sol y Lluvia, y los ya miembros históricos Charles y Jonny, tocaron juntos una vez más sobre un escenario, entonando algunas de las memorias musicales que desde sus inicios a finales de los 70’s vienen generando un espacio de encuentro. Pero también de resistencia.

Por lo mismo, el comienzo con Amaro en guitarra y Charles con su percusión (bombo y kultrunes), sentaron las bases de un monumento que sigue erguido, contra viento y marea. Como un recordatorio de la trascendencia que estas canciones del sol y la lluvia poseen, a pesar de que los tiempos han cambiado.

Aunque si somos francos, tampoco es que las cosas hayan mejorado mucho. Por ende, las vivencias que ambos brindaron a través de piezas como «La vida misma», son una muestra de la vigencia con la que siguen cargando estas piezas históricas.

Jonny, Charles, Amaro, el pueblo

Muy pronto se les uniría en el bajo Jonny Labra, consolidando una triada de músicos que no dudarían ni un segundo en vivir a concho el momento. De este modo, temas como «Que diga na» o «Y verás la luz» evidenciaron su excelente química, consiguiendo un sonido enriquecido por el tacto propio de cada uno.

Vale decir que las emociones estaban a flor de piel, ya que la mezcla entre nostalgia, pesar y dicha conciliaron una suerte de burbuja de tiempo, en la que los asistentes pudieron percibir de primera fuente los frutos de un pasado oscuro por su contexto, pero brillante y valiente por su música. Hace más de 20 años que no tocaban los 3 sobre un escenario, pero tampoco se notó: todo estaba en su lugar.

De esta manera, llegaron otras piezas memorables de su cancionero como «Voy a hacer el amor», «Alzando el vuelo», o «Alzando el vuelo». Cada una respondida con el mismo sentir fidedigno con el que fueron compuestas, demostrando el valor que tales composiciones poseen en la consciencia popular.

Un segmento de puros clásicos que finalizó con «El emperador» y «Para que nunca más». Puros tesoros previo a la despedida una vez más de Jonny y Charles. Unos grandes.

Colorido manifiesto

Seamos claros. Si el concierto de Sol y Lluvia terminaba ahí, de algún modo el público se hubiese ido satisfecho. Sin embargo, les quedaba cuerda para rato, lo que se evidenció en el segundo segmento que tenían preparados. Esta vez Amaro con los actuales integrantes del grupo, donde la sangre joven se hace notar.

No obstante, el valor de estos cantos musicalizados siguió al pie de la letra la grandeza de sus interpretaciones, encontrando un espacio mucho más colorido, gracias a la variedad de instrumentos que se posaban sobre el escenario. Así, transcurrieron muchos otros temas de su cancionero como es el caso de «Gorrión de de amor» o «Vox Populi».

Estas fueron bailadas y coreadas por el público asistente a la Estación Mapocho, dejando en claro que esto era una celebración.

45 años y contando

La poesía de estos himnos de lucha y esperanza, son ya parte íntegra de las memorias del pueblo. Aún así, lo bien oxigenada que se encuentra la banda da luces de que aún queda mucho por recorrer, aconteciendo las virtudes que conviven con gracia y certeza en el proyecto actualmente.

«Armas vuélvanse a casa», «Organizando» o «Espíritu santo» ofrecieron una perspectiva de aquello, sintonizando con esta nueva era que encontró un cándido recibimiento, al igual que como ocurrió con la primera parte del concierto.

A estas alturas estaba todo dicho, aunque todavía quedaban fuerzas y ganas, las que se tradujeron en uno de los momentos insignes del concierto. Y de Sol y Lluvia, digámoslo, con esa carnavalesca tonada contra el personalismo del poder que es «Adiós carnaval, adiós general». De este modo, con guiños tanto al sangriento dictador como a Piñera, Amaro y compañía extendieron un fraterno saludo a un pueblo que en los momentos más oscuros, encontró coraje y consuelo en sus canciones. Todavía lo sigue haciendo.


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