Live Review

Javiera Mena en Teatro Coliseo: Con la dirección de otra generación

Escrito por Nicolás Merino
Fotos por Juan Manuel Hernández

 

Incluso existiendo un compromiso por ser lo más preciso posible, no es tan sencillo pensar en otro artista de pop chileno que goce de un posicionamiento tan aventajado como el de Javiera Mena. Gente como Alex Anwandter puede salir a la discusión, pero el lugar en el que está instalada Javiera es ciertamente envidiable para prácticamente todo el resto de gente que se dedique a hacer pop.

A lo largo de los años ha armado una carrera notable. No solo goza de un contundente aclamo crítico y la seguridad de haberse posicionado para siempre en la historia de la música chilena con la obra maestra Esquemas Juveniles, sino que también ha establecido una cercanía real con múltiples generaciones. La generación Z ha hecho gala de una cercanía a su música particularmente inédita para la forma de relacionarse con otros artistas chilenos de tal longevidad. Además, por supuesto que a lo largo de su carrera se ha despachado un buen puñado de éxitos que trascendieron lo suficiente como para instalarse en el inconsciente colectivo del país. Éxitos inevitablemente reconocibles.

Es en este contexto que la artista puede convocar a un concierto a la carta en un Teatro Coliseo lleno y hacerlo tan especial. En Chile, muchas veces el concierto particularmente largo y masivo de un artista nacional suele ser el lanzamiento de un disco o el aniversario de lo que sea. Pero la cita de ayer carecía de alguna excusa especial. La gente estaba invitada a una reunión que presentaba la oportunidad de escuchar canciones muchas veces dejadas de lado.

Nadie desaprovechó la oportunidad. Sin dejar afuera ningún taquillazo, el concierto revitalizó esos hermosos cuerpos de trabajo que componen los discos de Javiera Mena. En especial los primeros dos álbumes. En general las canciones del Esquemas Juveniles suelen estar más presentes, y por lo mismo, quizás la estrella del concierto fue el -¿disco homónimo?- Mena, del que salieron al aire varios temazos. Es un disco un poco eclipsado por lo tremendo del debut, pero sigue siendo una joyita. Incluso, la artista se tomó la acertadísima libertad de dejar ‘El Amanecer’ como la penúltima canción de la velada. Fue genial.

El concierto parte pasadas las 21 horas. Javiera salió vestida, como siempre, de manera muy estilizada y con toda la impronta y personalidad para llenar el escenario con su presencia. Los puntapiés iniciales son ‘Hasta la verdad’ y ‘Acá Entera’. Al principio se siente cierta intención de hacer avanzar rápido las canciones. Está bien, no es necesario detenerse a conversar sobre nada.

Avanzamos con ‘Casan’ y luego llegamos a uno de los momentos particularmente emotivos con la interpretación de ‘Como siempre soñé’, que más encima contó con la colaboración de Princesa Alba en las vocales.

El concierto avanza entre algunos temas más conocidos que otros. Es bonita la pausa que hace Javiera para anunciar ‘Cámara Lenta’, que además menciona como la canción más pedida para esa oportunidad. Luego pasamos a la épica pero delicada ‘Sol de Invierno’ con el mismísimo Gepe como invitado a corear.

Nos sumergimos en una dupleta de canciones que hacen referencia a la música misma y las experiencias que afloran desde el contacto con ella. Estas son ‘Supapilapuso’ (rareza) y la evocativa ‘Un audífono tú, un audífono yo’. Luego la artista sale con sus icónicos lentes de ‘Otra Era’ para interpretar este tema. Aquí el concierto entra en una faceta más bailable, eufórica y bombástica. Son varias canciones al hilo en la línea de esta sensibilidad. Viéndose amenazada por la melancolía del popular cover de Daniela Romo, pero es una canción tan conocida que la energía no baja, menos cuando le sigue ‘Luz de piedra de luna’ (clásico de discotecas) y llegamos al primer final falso.

En estas situaciones, uno puede fabular con que “todavía le falta tocar tal, tal y tal”. Es un buen espacio para el espasmo por la cantidad de temazos que despachó y que le siguen faltando despachar. Vuelve al escenario para una versión de piano de ‘Esquemas Juveniles’ que es coreada con elocuencia por todos los presentes. Pasamos a ‘Sufrir’, ‘Espada’ (otro clásico de discotecas) y la grandiosa ‘El Amanecer’, de su segundo disco. Temazo total.

La última salida es para ‘Al Siguiente Nivel’. El tema que abre su disco debut. En las visuales vemos imágenes evocativas a la icónica portada de ese disco. Es una canción cuya letra, puesta en este contexto y a la luz de lo muy bien que ha trascendido la música de la artista, parece una declaración de orgullo al mismo tiempo que un agradecimiento con la gente. Es un gran gesto. Fue un concierto hermoso y muy bien planeado. Sería complicado encontrarle alguna pifia. Solo esperar a que se siga sacando conciertos de condiciones similares.


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