Live Review

Rosalía en Lollapalooza Chile: Una representación vanguardista y performática del ego

Escrito por Felipe León
Fotos por Nicolás Rosales M.

 

Uno de los conciertos más esperados de Lollapalooza Chile 2023 era el de Rosalía. No solo porque la artista española llegaba en su mejor momento (tal cual ocurrió con su visita del año pasado), sino que también por el show en sí, el que viene despertando distintas opiniones a lo largo de internet en los últimos meses. Con algunas personas tildando su puesta en escena de vanguardista, acorde a los tiempos, y un costado mucho más conservador que ve profanado el sentido de espectáculo clásico que ha tenido la música popular en vivo por harto tiempo. En ese sentido, lejos de cualquier opinión con telaraña reacia a los cambios, su show pulverizó cualquier pronóstico, coronándose como uno de los conciertos más memorables de esta edición.

Como un equivalente mejor logrado a uno de los conceptos centrales que existe detrás del show de Drake, como es el caso del ego y su rol dentro de la narrativa misma que hay en la puesta en escena, lo de Rosalía fija su atención completamente en ella, pasando el público a ocupar un rol más secundario. Como un añadido a utilizar en ciertos momentos de mayor comunicación entre la artista y su fanaticada, como cuando bajó a saludar y cantar con las personas agolpadas en la reja cuando cantaba “LA NOCHE DE ANOCHE” –su colaboración junto a Bad Bunny–, o en el momento que iba a interpretar una canción muy importante en un plan más serio, para luego rematar con un inesperado “chi chi chi le le le viva Chile”.

En ese sentido la artista deposita la atención en todo lo que hace, mostrando en ciertos momentos cuando se seca el sudor de la cara con la toalla más para el fondo del escenario, como en los bailes y actuaciones que ejecuta junto a bailarines que la acompañan en casi todo los instantes. Siguiendo cada movimiento con un cámara a mano con estabilizador, el camarógrafo pasa a ser parte de toda la coreografía que forma parte de este trabajo, siendo tal el compromiso adoptado por Rosalía que incluso a ratos le canta a la cámara, siguiéndola, de espalda al público. A alguien se le va a safar un tornillo por esto último.

Toda esta ambiciosa pero minimalista apuesta audiovisual y escenográfica, sitúa una parte importante del relato vivido la tarde noche del sábado en el Parque Bicentenario de Cerrillos, sumado al canto y la interpretación que es otro de los puntos fuertes de Rosalía, haciendo gala de sus dotes y formación más académica, aunque moldeando estos a su antojo, de forma desprejuiciada, abrazando con un desplante altamente carismático, lo absurdo de sus líricas como los aspectos más emocionales. Haciendo uso de este escenario sofisticado adornado solo con pantallas, que se siente como una gran pasarela, da cuenta de sus virtudes como artista, pero también como frontwoman.

El gran sonido del concierto acompañó este selecto pero nutrido repaso de su carrera, con una presencia fuerte de su disco MOTOMAMI en esta era MOTOMAMI MOTOMAMI gracias a canciones como “SAOKO”, “BIZCOCHITO”, “LA FAMA”, “DIABLO”, o “LA COMBI VERSACE”. Pero también dando espacio a cortes como “PIENSO EN TU MIRÁ”, colaboraciones en su carrera tipo “Con Altura” con J Balvin, o ese remix de “Blinding Lights” de The Weeknd, y momentos más íntimos al piano con “HENTAI” y “CANDY”. Había espacio para muchas cosas, incluso una versión de “Héroe” de Enrique Iglesias, que vino a coronar la noche junto a “MALAMENTE”, “CHICKEN TERIYAKI” y “CUUUUuuuuuute”. Un show a lo grande.

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