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#DiscoExpectador: Nine Inch Nails – The Fragile (1999)

Si bien los noventas son los años dorados para muchos del trabajo más característico de Trent Reznor con Nine Inch Nails, a la vez mostraron los rincones más oscuros a un músico dispuesto a despojarse de sí mismo a través de los excesos. Cinco años bastante caudalosos desde un álbum a otro, en donde Trent colaboraría en diversos proyectos, desde el cine (Lost Highway), los videojuegos (Quake) hasta la música (David Bowie, Marilyn Manson), siendo incluso bastante popular e incluyente entre diversos círculos. Solo una canción «The Perfect Drug» llegaría en 1997, siendo el síntoma de que algo sucedía con el artista. Debía dejar salir toda la mierda y componer, para sanar las más profundas heridas que lo tuvieron a un paso de la muerte; de ahí nace ‘The Fragile’.

Eran tiempos muy distintos a los que albergó ‘The Downward Spiral’, ese monstruo crudo y violento que algo del aspecto más personal del compositor nos hizo ver. La música alternativa había dado paso al dominio de las Boy/Girl bands y el Nu Metal, sin embargo el nombre de NIN seguía resonando en el aire a la espera de una tan esperada continuación. La respuesta no fui si no un compendio de 23 canciones divididas en dos discos que reflejarían como nunca antes, las posibilidades artísticas de Reznor a la hora de exorcizar sus más temibles fantasmas.

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‘The Fragile’ reproducía los esbozos del infierno en el que Trent Reznor se hayaba al concebir esta obra, siendo una manera auténtica de nivelar las ideas industriales más extremas con una condición totalmente plagada de nuevas influencias, trayendo aspectos progresivos al uso de sonidos sintéticos mejor explorados. Si Left (la primera parte) desarrollaba un ideal continuo repleto de momentos memorables (We’re in this Together), desprecio (The Wretched), totalitarismo (Pilgrimage) y canciones iluminadas (Just Like you Imagined, The Day The World Went Away), por su parte Right (segunda parte) insunuaba un caos mucho más experimental (The Mark Has Been Made), con rítmicas cautivantes (The Big Come Down, Into The Void) y sonidos más duros (Starfuckers Inc.), ambas complementándose de manera dinámica y poderosa.

La obra de 1999 debe ser el álbum que mejor ha envejecido en la discografía de NIN, siendo el espacio de encuentro personal mejor logrado por Trent Reznor y que le haría merecedor de un lugar privilegiado dentro del Rock más Artístico y propositivo. Canciones para todos los estados de ánimos que van envolviendo un sentir intensamente anclado al dolor, pero con un halo de esperanza que resuena en la mejor versión del músico. Un disco totalmente recomendado.

 

Felipe León

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