el viento que arrasa
Cine

«El Viento que Arrasa»: Saber decir adiós

Reseña por Teresa Leiva

La película  basada en la novela homónima de Selva Almada, sigue a Leni y a su padre, el reverendo Pearson, en su misión evangelizadora. El filme se hace cargo de la fe, la culpa, las relaciones familiares, el patriarcado y por sobre todo, la búsqueda de un camino personal.

Leni tiene 18 años, sus inquietudes por conocer nuevos mundos y cuestionar lo que conoce, responden a su edad. Los planos, que a mi parecer, fueron el gran acierto de la película, permiten entender y conectar con los personajes sin necesidad de demasiado diálogo. Quizás para algunos espectadores podrían resultar tediosos por su duración, pero esta es una película que invita a reflexionar más que a entretener. De esta manera, nos comunican los deseos y gustos de Leni, junto con sus preocupaciones respecto a su padre, si es que lo es realmente, y a la religión.

La dirección de Paula Hernández nos sumerge en las tensiones y silencios del interior rural. Cuando el viaje se ve interrumpido por tecnicidades mecánicas y las escenas se instalan en la casa del Gringo, reparador de autos, los espectadores nos hacemos conscientes de que algo pasará.

El viento que arrasa

El reverendo Pearson está convencido de que Dios lo ha enviado a salvar el alma de José Emilio, más conocido como Tapioca, hijo del mecánico. Interpreta, de esta manera, que el rebaño de ovejas que se les cruza en el camino la lluviosa noche de su partida, es una señal para volver.  El gringo se enfrenta ante Pierson para evitar que se lleve a su hijo, pero eventualmente, José Emilio termina bautizándose.

Cualquiera que haya tenido la experiencia de ser una mujer de 18 años puede identificarse con Leni. Crecer para las niñas también es descubrir de a poco que ser mujer puede ser injusto. Es  encontrase con las  distintas formas que gradualmente toma el patriarcado en el camino. En el caso de Leni, este se manifiesta en su padre. Al final de la película, antes de escapar en el auto que  Pierson no le enseñó por completo a manejar,  Leni le dice a su papá que él no es su reverendo ni su Dios y creo que toda mujer, en algún punto de su vida, decide, o no, desligarse de la figura patriarcal que la limita, por más abstracta que sea.

Finalmente cabe mencionar la belleza de los planos, la dirección de fotografía de Iván Gierasinchuk no es solo un agrado visual, sino que también fortalece la narrativa.

«El viento que arrasa» forma parte de la cartelera del SANFIC20 que se realiza del 18 al 25 de agosto.

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