Reseña por Vicente Grondona
Sincronía es un documental dirigido por Caro Bloj que sigue las historias paralelas de dos mujeres y su conexión con la naturaleza, concretamente, con las gélidas aguas del sur de Chile.
Por un lado, está la historia de Bárbara Hernández, una nadadora que se sumerge y compite en aguas gélidas. A lo largo de la película, tiene diferentes competencias y secuencias de entrenamiento donde pone a prueba su resistencia frente a aguas de glaciares y corrientes polares. Por otro lado, está Ilka Paulentz, una mujer que vive en la isla de Robinson Csanfrusoe y que tiene como pasatiempo sumergirse en el mar para nadar junto a lobos marinos. Al vivir aislada, el mar representa tanto una fuente de libertad como de peligro espontáneo.
Esta película se sostiene en base a un montaje de paralelismos entre las historias de ambas mujeres, donde se van apreciando secciones intercaladas donde se puede ver el día a día de ellas y su relación con el mar. Este dista de ser un documental en que conozcamos explícitamente a sus protagonistas en profundidad, optando más por introducirnos directamente a su mundo. Esto convierte a Sincronía en una película más contemplativa e inmersiva que cualquier otra cosa, en donde sus protagonistas profesan su amor por lo que hacen, al mismo tiempo que reconocen lo peligroso y doloroso que puede llegar a ser.
Es imposible ver este documental sin sentir admiración y a la vez temor por las fuerzas de la naturaleza y ante las cuales ambas mujeres realizan sus vidas. Hay un claro énfasis en esa conexión, casi mística, entre ellas y el agua, algo que a través del tratamiento del documental se siente palpable, brindando momentos sensoriales que enriquecen la propuesta.
Si hay algo que destacar, es el diseño sonoro. Logra a la perfección transmitir esa sensación inquebrantable de majestuosidad y brutalidad que posee el mar, provocando paz y admiración en un momento, para luego causar desesperación e incluso temor instantes después. Glaciares desprendiéndose, oleaje envolvente, natación tanto de lobos marinos como de personas, son algunos de los sonidos que componen el repertorio de esta sinfonía documental. A todo esto, complementa una banda sonora minimalista que sabe en qué momento sonar y en cuáles silenciar.
La fotografía es algo que no se queda atrás, destacando los paisajes implacables y la pequeñez de las protagonistas frente a la naturaleza indomable en la que persiguen su llamado. Si bien es un documental en su mayor parte formalista y de registro directo, en ocasiones, la dirección toma decisiones interesantes, optando por fragmentos experimentales que logran generar una antítesis fresca y bienvenida.
Finalmente, Sincronía tiene su mayor acierto en ser un documental puro y honesto, que retrata la inusual conexión de dos mujeres realmente especiales con un mundo poco observado en la realidad chilena. Un mundo que les fascina tanto como aterra. Es un testimonio a las fuerzas de la naturaleza y un monumento mayor a aquellas pocas personas capaces de desafiarlas y convivir en armonía con ellas.
Sincronía forma parte de la cartelera del SANFIC20 que se realiza del 18 al 25 de agosto
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