Live Review

Dulce y Agraz en Temuco: El cierre de una gira con intensidad y magnetismo

Escrito por Ricardo Olave
Fotos por Nicolás Molina

Tras tres meses de radicarse en México, Daniela González, la voz y alma detrás de Dulce y Agraz, regresó a su tierra natal para una gira que la llevó por Valparaíso, Santiago, Concepción y Temuco. La última parada de su recorrido fue en La Araucanía el 18 de agosto y marcó un cierre simbólico y emotivo para su tour. El concierto fue postergado una semana por problemas de salud de la artista, consecuencia del cambio drástico de temperatura, pero esto no disminuyó la intensidad y el magnetismo de su presentación final.

En Temuco, Daniela se presentó en un escenario con historia, el mismo que en su momento pisó Violeta Parra. Con una voz potente y una lírica que explora el amor, la sensualidad y la belleza, cautivó a un centenar de personas en un concierto de más de una hora. En su performance, donde lució como cantante, instrumentista y bailarina, reflejó su profunda admiración por las artes escénicas. A pesar de que los termómetros marcaban 0°, la artista logró mantener el calor de su interpretación y la conexión con el público, que se entregó de principio a fin en este viaje de melodías.

El regreso a Chile ha sido una experiencia cálida y sorprendente para Daniela: “Es bacán volver a encontrarme con Chile sin esperarlo”, comenta, mientras reflexiona sobre su proceso de adaptación en México. Aunque la migración no ha sido fácil, ha sido una oportunidad para valorar más profundamente su país de origen y entender mejor el mundo que la rodea. Esta experiencia ha sido intensa y enriquecedora, permitiéndole reconciliarse con su tierra natal y apreciar nuevas perspectivas sobre su propia vida y carrera: “Siento que vivir fuera de Chile me ha hecho valorar un montón de cosas”, confiesa, reconociendo el desafío de adaptarse a un nuevo entorno.

El espectáculo de Daniela es una amalgama de canto, danza y teatro, una propuesta artística que ha evolucionado a partir de su formación en teatro y su pasión por la danza: “Siempre he intentado abordar el escenario de una forma cómoda y honesta”, explica. En un mundo donde los shows a menudo se vuelven excesivamente grandilocuentes, ella busca ofrecer una experiencia auténtica, en la que el público pueda conectar directamente con su arte.

La poesía, un pilar fundamental en su vida y carrera, ha sido un faro en su proceso de adaptación y reflexión: “Ahora en México, tenía ganas de encontrarme a mí en otro contexto y me encontré con el mundo”, afirma, destacando cómo el arte y la poesía le han ayudado a expandir su visión del mundo: “La poesía no cambia el mundo, pero sí cambia la idea del mundo”, reflexiona, subrayando su importancia para conectar con otros seres humanos y entender mejor las complejidades de la vida.

En las vísperas de su cumpleaños, Daniela expresa una profunda gratitud por el camino recorrido: “Me siento muy afortunada del público que tengo”, dice, destacando cómo la conexión con sus seguidores le permite continuar haciendo lo que ama. Su gira, llena de desafíos y descubrimientos, que no solo celebra su talento, sino también su capacidad para adaptarse y crecer en un entorno nuevo y enriquecedor.


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