Timo Tolkki en Chile: Visitando una estela de 40 años

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por María José Muñoz

Este retorno de uno de los artífices más relevantes del power metal tenía un sabor especial. Timo Tolkki se embarcó en una gira por Chile con tal de celebrar los 40 años de Stratovarius, banda que fundó allá por 1984 en Helsinki, Finlandia, y que terminaría por convertirse en uno de los nombres más queridos de la comunidad metalhead chilena.

No es un hito fácil de nombrar, especialmente considerando que Tolkki no forma parte de esta agrupación de power metal desde el año 2008. Sin embargo, al guitarrista hoy en día lo mueven otras cosas que parecieran más fundamentales y trascendentales el día de hoy. Sus fieles seguidores lo sabían, y la actitud sencilla y cercana que nos mostraría el guitarrista el viernes 5 de julio en Club Subterráneo lo dejaría en evidencia.

El inicio de la jornada

A eso de las 8:30, Timo Tolkki y los músicos que componen Visions –tributo nacional a Stratovarius– tomaron posición sobre el escenario para dar inicio al show con «Paradise», tema emblemático del ‘Visions’ (1997) que convirtió al Club Subterráneo en un portentoso coro de altos decibeles. Si bien se presentaron problemas en el sonido que salía saturado, es importante detallar que se fue balanceando durante la velada, y que no mermó la actitud del público ni de los músicos en escena.

Cabe destacar como la compenetración de la audiencia con cada riff, solo y momento que brindaba el show era al 100%. La locura percibida en actos como «Will the Sun Rise?» y «Speed of Light» evocaba cierta épica que, aún cuando ya el promedio etario dejó de ser adolescente hace bastantes años, las energías permanecían intactas. Son 40 años de historia, gente. Hemos crecido con estas canciones, motivo por el que más de alguien se emocionó con un tema como «Future Shock», un verdadero obsequio que tanto Stratovarius, como Tolkki por las suyas, nunca han tocado en Chile –y que ahora el guitarrista sí lo hizo en esta gira–.

Además, el vigor residente en la prosa de temas del ‘Episode’ (1996) como «Eternity» y «Father Time» realmente sacaba a relucir los atributos más valorables del público chileno. Esa energía inagotable que se traducía en todo tipo de respuestas que mantenían el momentum siempre andando, y que no parecía que jamás se iba a detener. No cuando temas tan legendarios como «Visions (Southern Cross)» están siendo interpretados de forma grácil.

El arte de crear momentos

Si un punto destacó, es la forma en la que Tolkki intentó que todo el mundo quedase contento, creando momentos que quedasen grabados en las retinas de cada quién. Tal eran sus deseos y ganas por demostrar su cariño por sus fans, que hasta estuvo relativamente involucrado en una propuesta de matrimonio de una pareja fan, a quienes les regaló una delicada versión de «Can’t Help Falling In Love» de Elvis Presley. Un romántico a la vieja usanza, que incluso se dio el gusto de interpretar en guitarra las icónicas vocales de «Nessun Dorma» –develando la herencia clásica que habitan sus composiciones–.

El resto de la velada también se trató de eso. De crear momentos. Instantes que fueron propiciados por las andanzas de Timo Tolkki hace tantos años, y que, de forma curiosa, eran resignificados de forma inversa también. Así fue con «4000 Rainy Nights», contrastando el invierno chileno con el verano finlandés de estos momentos, o incluso con «Stratosphere», en el que un afortunado Gabriel Tapia –quien ganó un concurso en redes sociales– tuvo la oportunidad de interpretar en el escenario, con y para su ídolo, esta pieza instrumental. Un gesto que vislumbró la propia trascendencia de dicha canción –y que centenares de guitarristas chilenos se han enfrentado–, y, por supuesto, del legado del finlandés.

De esta forma, los momentos estaban a la orden. «Cold Winter Nights» –un bonus track del ‘Destiny’ (1998)–, el himno de la era ‘Elements, «Eagleheart», o una poderosísima interpretación de «Forever», instante en el que el guitarrista invitó a Luz Leiva, amiga chilena del guitarrista al escenario, y que además, el público figuró como el coro más precioso de todos al vocalizar y armonizar con las melodías principales de dicha balada. Ni hablar de cuando tuvimos un regreso en el tiempo con Timo Tolkki cantando «The Hands of Time», con una voz que definitivamente nos rememoraba a esa época en el que el guitarrista figuraba como el vocalista de Stratovarius, y que además interpretó con tanta facilidad.

De esta forma, el final llegaría con los clásicos más grandes de la agrupación finlandesa, «Hunting High and Low» y «Black Diamond», piezas que no sólo se configuraron como el clímax indudable de la velada, sino que, por esa misma razón, entregaron el vistazo más fiel de lo que ocurre en un concierto de power metal. La cálida camaradería. Nada más que rostros felices coreando dichos versos que les han hecho sentir todo tipo de emociones por tantos años ya, y que mostrarían un gesto de satisfacción ante el propia final distinto que le brindaron a la pieza icónica del ‘Visions’ (1997). Sí, hablo de los últimos versos de «Destiny», un gusto que significó todo tipo de aplausos y ovaciones con el que el público chileno despidió a Tolkki y agradeció la comprometida performance de los músicos chilenos acompañándoles.

De eso se trata el power metal. De compartir estas historias con una intensidad única.