Escrito por Francisco Norambuena
Fotos por Joss Moisan
Después de un impresionante sold out ante 4 mil personas en el Teatro Caupolicán, era el momento de ver a Rawayana en Chile en un escenario aún más grande. Con todas las entradas agotadas, la banda se presentó ante un público ansioso por cantar sus letras cargadas de nostalgia, amor y cariño. Rawayana dejó claro que su misión es liberar nuestras energías de la manera más intensa posible, acompañando cualquier emoción que nos invada con sus canciones. La noche del 27 de junio en el Movistar Arena fue una catarsis colectiva, donde liberamos tensiones, cantamos desde lo más profundo de nuestro ser y agotamos nuestras piernas en una fiesta monumental.
El show que la agrupación venezolana había preparado estaba lleno de sorpresas. Incluso Alberto Montenegro, cariñosamente conocido como “Beto” por sus fans, nos prometió que sería una locura total. El espectáculo fue un viaje inolvidable a través de todos sus discos, una odisea de aproximadamente dos horas y media que no dejó con ganas de más a absolutamente nadie.
El show estaba dividido en tres partes: la primera de estas, desde el momento en que pisaron el escenario, el ambiente se cargó de una electricidad palpable que envolvió a todos los presentes. Nadie pudo quedarse quieto ni sentado, “Nada Malo”, “911”, y “Caney” sería parte del inicio del show, una pequeña muestra de esta gran noche, con un Movistar Arena inmerso en un paseo de emociones y colores al ritmo trippy pop de la banda.
Más cerca es mejor
Justo en medio del show, la banda desapareció del escenario principal pero no para irse, sino todo lo contrario: se acercaron aún más a nosotros al regalarnos un escenario ubicado justo al lado opuesto. Los cinco integrantes se vistieron de gala mientras disfrutaban de un cigarro y compartían una copa de vino, creando un momento de relajación perfecto para interpretar «Panochita» y «Sin Dormir». Pero no pararon ahí; también nos sorprendieron con un toque salsero de la noche, interpretando un emotivo cover de Ismael Rivera con «El Incomprendido» y «Llorarás» de Oscar D’León.
Este momento fue realmente inigualable, pero aún había más. Nos tenían reservada una última pequeña sorpresa: un viaje a las raíces de la banda, como ellos mismos mencionaron, nos mostraron una hermosa canción que ellos solían escuchar en sus comienzos, entonando «Armonía de Amor» de Gondwana.
El final de Rawayana en Chile
En el intertanto que la banda se preparaba para volver al escenario principal, subieron a la agrupación Tambores de Venezuela como invitado para deleitarnos con unos minutos de una batucada cargada de energía y sazón salsero al máximo, no permitiéndonos descansar ni por un segundo y permitiéndoles a la banda preparar lo que se nos aproximaba.
La tercera y última parte fue el broche de oro de esta noche inolvidable, donde nos regalaron éxitos emblemáticos como «High», «Dame un Break», y «Sin Ti», culminando con un último disparo de energía con un cover de «World Hold On» de Bob Sinclar y una mezcla perfecta de «Don’t Stop Til You Get Enough» de Michael Jackson con «Váyanse todos a Mamá». Definir el concierto con una sola palabra sería imposible –sin caer en el clásico “todo”–, un viaje desde lo más profundo de la nostalgia hasta el agotamiento por bailar sin parar.
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