Dënver
Live Review

Dënver en Blondie: Una cápsula del tiempo

Escrito por Nicolás Merino
Fotos por María José Muñoz

 

El estado en el que se encuentra Dënver es algo extraño. Después de múltiples reuniones, actualmente tampoco se entiende demasiado cuál es el futuro del proyecto. Alguna vez se dio a entender que el concierto del año pasado en el Teatro Coliseo sería el único de esta reunión, pero ayer en la Blondie concretaron el cuarto.

Estos detalles quizás no importen demasiado para el público que mantiene una relación casual con la banda. Hoy existe un culto por los artistas pop nacionales de comienzos del siglo entre la gente joven que, claramente, elige poner la música en el centro y por sobre cualquier culto a la historia del proyecto. Es el espacio de la industria en el que también vive cierto público de artistas como Javiera Mena, Alex Anwandter o Gepe.

Para efectos del pragmatismo de una tocata de las características de la de ayer, no pasó a importar demasiado cuál se supone que sería el estado del proyecto. No deja de tratarse de Dënver en la Blondie, indiferentemente de que la excusa del llamado fuera el lanzamiento de una edición en vinilo del disco Fuera De Campo (2013), la idea por sí misma era llamativa por el carácter intrínsecamente aurático que supone. El local no estaba demasiado lleno y la idea de interpretar el Fuera De Campo completo de a poco había estado cediendo. Pero de nuevo, no dejaba de tratarse de Dënver en la Blondie.

Los encargados de calentar la jornada fueron Oye, Elizabeth. Una banda particularmente bullada para el tiempo que llevan. Ejecutan un Pop Rock que no le hace el quite a las convenciones -ya a esta altura- más clásicas del género en los últimos veinte años. No existe duda de que es una banda con presencia y seguridad en el escenario, y la gente entre el público demostró su respeto a lo largo de la integridad del show. Incluso sorprendieron con un cover de Teleradio Donoso (muy oportuno para la fecha).

Ya adentrándose el turno de Dënver, la expectativa fue creciendo. La banda soporte del mítico dúo salió al escenario cerca de las 20:40 horas con una introducción instrumental basada en el tema ‘Mi Primer Oro’, tema que abre el disco más clásico del proyecto: Música, Gramática, Gimnasia (2010). A lo largo de la introducción se fueron sumando quienes realmente componen el dúo Dënver: Milton y Mariana. Esto para luego pasar inmediatamente a ‘Profundidad De Campo’ y ‘Torneo Local’, las primeras del disco que convocó a la cita: Fuera De Campo.

El lugar del Música, Gramática, Gimnasia en la historia del pop chileno es uno particularmente privilegiado, y con justicia. Aún hoy sigue manteniendo su frescura y relevancia. Además, la inocencia casi adolescente con la que aborda sus temas ha sorteado olímpicamente el paso del tiempo, haciéndolo envejecer como el vino. Seguramente, Dënver sea plenamente consciente de su propio legado y, por ello, este disco fue el que más canciones se llevó durante la noche. Lo que vendría después sería una especie de continuación de la introducción del concierto con los clásicos ‘Olas Gigantes’ y ‘Lo Que Quieras’.

Probablemente, la interpretación de ‘Lo Que Quieras’ fue el momento más alto de la noche. Es una canción absurdamente bien construida y que la banda supo aprovechar muy bien a la hora de armar una puesta en escena íntegra. Igual las visuales de la pantalla y el juego con las luces hasta antes de esa canción ya estaba particularmente destacable, pero el éxtasis dreampopero de esa canción en compañía de las imágenes de las bombas llegó a un nivel superlativo. De lo mejor que tiene cualquier artista chileno para ofrecer en términos de sintonía musical y visual.

Luego fue el turno de la primera invitada de la noche: la artista argentina Anyi, quien acompañó a la banda en una versión algo ralentizada del clásico ‘Diane Keaton’. Fue una especie de Bossa Nova que funcionó a la perfección. Luego siguieron ‘Tu Peor Rival’ y el clásico ‘En Medio De Una Fiesta’.

De manera algo inédita, la banda tenía preparada toda una sección del show para ese olvidado e injustamente maltratado disco Sangre Cita (2015). Probablemente su disco menos íntimo y más bombástico. En esta sección de cuatro temas, Mariana se robó el escenario, con una serie de interpretaciones de lo más carismáticas y en una actitud simple que muchos artistas entre los más performáticos de hoy ni siquiera consideran. Este tipo de detalles le daban al show ese carácter de cápsula del tiempo en el que, aún con lo expresivo que es el dúo sobre el escenario, seguía existiendo una preferencia y cuidado total por la música. Lo modesto de la actuación se levantaba a punta de detalles y carisma en una fórmula sencillamente fascinante. No debió ser sorpresa para nadie que hubiese visto a Dënver antes.

Luego de una vuelta al clásico ‘Litoral Central’, se vino una sorpresa en compañía del músico invitado Pau: un cover de ‘Con Suavidad’, de Los Prisioneros (o Jorge González, como sea). Obvio que si Dënver salía con un cover de Los Prisioneros, sería de un tema de estas características. Incluso se puede hacer el ejercicio rápido de computar entre otras canciones del Corazones y descubrir rápidamente que ninguna otra se acerca más al estilo de la banda que esta, con excepción de ‘Noche En La Ciudad’, quizás.

Milton pregunta cómo le iba al público en las clases de educación física del colegio y da el paso a ‘Revista de Gimnasia’. Con eso nos vamos al primer y único bis, roto por la interpretación acústica de ‘Los Bikers’. A dúo y con cierta melancolía. Escuchar esas armonías dënverianas al desnudo fue todo un lujo; esas mismas que en los discos siempre se han mezclado con el caos de la mezcla de los sintetizadores y que le han dado una personalidad cercana a lo único al proyecto. Aquí revirtieron el efecto en una canción que, indiferente del carácter explosivo de su producción original, por supuesto que admite el formato más íntimo.

Sigue ‘Miedo A Toparme Contigo’ y el final con la cuasi-rockera ‘Los Adolescentes’, marcada a fuego en la historia de la música chilena con ese riff tan preciso como icónico. Cerraron en el éxtasis máximo y sin guardarse nada. En general fue con concierto muy enérgico, Milton acarrea esa actitud de Bowie chilenizado y bueno, el encanto de Mariana no tiene par. El público cantó, saltó y bailó (algunos no tuvieron verguënza en sacarse los prohibidos más escondidos de la carpeta Top Secret). Sea lo que sea del futuro de Dënver, ojalá que no se acabe pronto.


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