Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por @chechofotografo
Nueve largos años tuvieron que pasar para que ASIAN KUNG-FU GENERATION se presentara en Chile una vez más. Sí, nueve años desde aquel debut en Movistar Arena en marco de la Super Japan Expo, misma ocasión que los traería nuevamente a nuestro país. Esta vez, con un show en solitario en Teatro Caupolicán, evento que se posicionaría como sideshow de la versión 2024 de la exposición de cultura popular japonesa.
En ese sentido, no hablamos de cualquier banda. ASIAN KUNG-FU GENERATION es de las agrupaciones insigne del rock alternativo en Japón, quienes además han logrado una trascendencia a nivel mundial, superando la barrera idiomática, gracias a su amalgama de sonidos ligados al j-rock, el power pop y el ya mencionado alternative rock. Una nomenclatura que les ha permitido engendrar obras icónicas como ‘Sol-fa’ (2004), ‘Fanclub’ (2006) o ‘Kimi Tsunagi Five M’ (2003), las que les han permitido recorrer toda una carrera de ya casi 3 décadas.
El público chileno bien sabía de lo que implicaba un evento de estas proporciones, motivo por el que no dudaron en agotar los tickets del recinto de San Diego, repletando cada rincón de la cancha y cada asiento de las plateas y palcos. Más de 5.000 almas atestadas en un solo lugar, esperando por el arribo de Masafumi Gotoh, Kensuke Kita, Takahiro Yamada y Kiyoshi Ijichi, quienes, una vez sobre el escenario, se posicionaron el uno al lado del otro en una hilera perfecta para que todo el mundo pudiese apreciarles.
Dejando que el propio lenguaje de su música sea el dispositivo de comunicación de todo tipo de señales sonoras y estimulos emocionales, los sencillos músicos dieron inicio a su espectáculo con «Shinseiki No Love Song» –del ‘Magic Disk’ (2010)–, dejando en evidencia un fenómeno sumamente especial: la conexión del público con los japoneses. En la segunda mitad del correspondiente tema, se dejaron llevar por su impulso primal para saltar al ritmo del compás dictado por la batería de Ijichi, denotando que se trataba de algo especial.
En ese sentido, la catarsis emocional estalló instantáneamente con la versión actualizada de «Re:Re» –que tocaban en vivo hace muchísimos años, pero que recién en 2016 la lanzaron como sencillo oficialmente–, animando a una audiencia entusiasta totalmente absorta en los riffs de Kita y Gotoh, coreando con fuerza sus versos y estribillos. Toda vergüenza había quedado de lado, aquí estábamos en comunidad. Una que se desgarró las gargantas en «Rewrite», mostrando una postal no común para los japoneses: el calor y la pasión latinoamericana.
Tras «Easter», Gotch dirige unas palabras de agradecimiento al público chileno para proseguir con el show. En estos momentos la propia sinergia de lo sucedido se encontraba escribiendo la historia del show, como una que mostraba cada canción como un momento único, así sea con las palmas al unísono en «Solanin», las lágrimas en «Mugen Glider», o la ignición de sensaciones en «Siren». «La siguiente canción es «Blood Circulator»«, declara Masafumi Gotoh presentando uno de los éxitos modernos de la agrupación, vivida con la expulsión de pulsiones latentes que no querían dejar segundo sin disfrutar.
El público, por lo demás, era sumamente transversal. Si bien el promedio rondaba los 32 a 27 años –al ojo–, la cantidad de asistentes juveniles y adolescentes era altísima, e incluso había uno que otro adulto mayor. Todos reunidos ante la dicha de presenciar tremendo espectáculo, que nos regalaría momentos como «After Dark», coreada hasta más no poder, o la introspección absorbente de «Kouya wo Aruke». Pero sin duda uno de los mayores clímax llegó con «Kimi To Iu Hana», exitazo del primer álbum de estudio que dispuso a todo el Teatro Caupolicán a saltar incesantemente, coreando y armonizando con su infeccioso riff, celebrándose como una fiesta de magnánimas proporciones. Bueno, sí que lo era.
Llegado el encore, los nipones retoman sus posiciones con un Gotoh vistiendo a sus espaldas una gran bandera chilena, para, acto seguido, dejar aflorar las emociones con «Korogaru Iwa, Kimi ni Asa ga Furu». Un matiz necesario que sacó sonrisas por doquier, para dejar el concierto en lo más alto con «Haruka Kanata», activando el rostro más enérgico del público chileno. Ni una sola persona inmóvil, y todos cantando desaforadamente cada uno de sus versos y estrofas, como si no hubiese un mañana. Si hasta moshpits se vieron, muestra de la devoción indisoluble que tiene Chile con la agrupación nipona.
¿Cómo decirlo? Lo sucedido ayer, en la noche del 23 de mayo en el Teatro Caupolicán es producto del momento. Múltiples factores convergieron para que la locura y apasionada expresión de los chilenos conectaran con el sinfín de emociones, melodías y sorpresas depositadas en cada una de las canciones de ASIAN KUNG-FU GENERATION. No se necesitaba nada más, de verdad que no. Y aunque Gotoh haya agradecido la presencia del público chileno tras 9 años de ausencia, la verdad es que los agradecidos fuimos nosotros. No había frío alguno que pudiera borrar las expresiones de júbilo en nuestros rostros.
Setlist de ASIAN KUNG-FU GENERATION en Chile:
- Shinseiki no Love Song
- Re:Re:
- Rewrite
- Easter
- Shukuen
- Solanin
- Aru Machi no Gunjou
- Mugen Glider
- Blue Train
- Marching Band
- Siren
- Blood Circulator
- N.G.S.
- Empathy
- After Dark
- Demachiyanagi Parallel Universe
- Kouya wo Aruke
- Kimi to Iu Hana (Con un snippet de «Taiyou Kurou» al final)
- Korogaru Iwa, Kimi ni Asa ga Furu
- Haruka Kanata