Escrito por Nicolás Merino
Fotos por Andie Borie
Alter Bridge existe hace casi veinte años. Hace casi veinte años que se les espera en Chile. No son necesariamente una banda que ha acumulado generaciones a su espera, bien se pudo comprobar ayer en el promedio etario del público. Más bien hablamos de un proyecto de cariño entre quienes coincidieron generalmente, y de respeto entre quienes –frente a toda la aversión y el revisionismo– lograron identificar el valor de discos como ‘Fortress’ o ‘Blackbird’.
Lógicamente, había todo un sabor particular a primera visita. Es una tónica de conciertos que la década pasada solía estar más presente, pero que de a poco ha quedado relegada a artistas más “nuevos”, –de los últimos quince años, digamos– o ya derechamente a leyendas absolutas de la talla de Neil Young, Electric Light Orchestra, blink-182 o Tool. Mal que mal, hasta hace menos de veinticuatro horas, Alter Bridge entraba en esa categoría, como una banda de gran alcance y respeto que nunca había pasado por Chile. Las ganas de verlos en vivo estaban, manifestándose tanto en la venta de entradas como en esa energía anticipada en la que se sumergía un Teatro Caupolicán lleno.
La gente entró temprano, había una cantidad sustanciosa de fanáticos cuando aún faltaba un buen tiempo para que el concierto comenzara. El alivio de la espera estuvo a cargo de la banda A New Dawn, un proyecto de rock alternativo salido de la vena de Temple Agents. La presentación de esta banda situaba como propuesta central un sonido estoico pero efectivo. Va por esa sensibilidad del rock acorde al peso y agresión que los parámetros del género vienen permitiendo desde que comenzó este siglo. En general la gente fue respetuosa con la agrupación. Fue una presentación sintética de una banda nueva donde mostraron su material que, por cierto, también era muy respetuoso de proyectos como Alter Bridge. Con su carácter sintético lograron incluso sortear el desafío tanto estilístico como técnico que significa usar una pista de bajo en vez de un bajista.
Llegadas las 20:30 horas, era el turno de Alter Bridge. Salieron puntual. La gente manifestaba su espasmo, desde la inquietud por escuchar esas canciones, hasta ese momento impensado en el que esa banda, por fin, está ahí al frente.
Partieron con la tibieza de ‘Silver Tongue’. La audiencia estaba alerta, pero no fue hasta el segundo tema, ‘Addicted To Pain’, que la gente realmente explotó a la altura de un clásico. Se podría hablar de que lo que vino después fue algo así como una colección de clásicos tratando de saldar la deuda con el país, pero lo que realmente pasó es que la banda se tomó la libertad de hacer un concierto «normal». Quizás terminó siendo mejor, pues nos saltamos la parte de la teatralidad por ser la primera vez y disfrutamos del show completo de la forma en la que estaba preparado.
El concierto avanzó a punta de todo al mismo tiempo. Clásicos iban y venían entre otros temas más nuevos. La gente siempre con una reacción más de espasmo que otra cosa. Llegamos a la dupleta de «Burn It Down» (cantada por Tremonti) y una de las dos únicas canciones del ‘Fortress’, «Cry Of Achilles». Para luego pasar al set acústico: «Wondeful Life» y «Watch Over You» eran las canciones programadas, pero a estas se les sumó «Wonderful Life» en un acto improvisado. Dentro de todo, esta sección acústica fue linda. Y luego explotó con la interpretación de un clásico: «Blackbird» –con una humorada referente a The Beatles incluida–.
El concierto avanzó de manera normal hasta el cierre falso con «Metalingus», del álbum debut de la banda. Siendo este además un disco que se fue con un especial cariño. Para ser la primera vez que la banda tocaba en Chile, este tipo de cosas pueden crear reacciones adversas. Existen quienes aceptan lo que sea en el setlist, pero también hay quienes esperan cierta seguridad o tendencias entre la selección de temas. De nuevo, son años de espera y todos querían que sus expectativas se cumplieran con todos los elementos encajando de la forma más perfecta posible. Temas de expectativas personalizadas.
El bis estuvo compuesto por «Open Your Eyes» y «Rise Today». Se fueron en lo alto y la gente estaba feliz. Dentro de todo, fue un concierto bastante suficiente. Cuando se manejan expectativas de esta escala, mucha anticipación del evento se va construyendo hasta los detalles en la imaginación. A veces es mejor cuestionarse si lo problemático o lo positivo no es realmente capricho del concierto que uno ya tenía armado en la cabeza semanas antes de dirigirse al local. Es difícil aterrizar estas cosas que necesariamente –aunque exista una corriente de pensamiento que piensa negarlo– penden de la subjetividad. Pero al final lo que mande es que Alter Bridge finalmente tocó en Chile, y la verdad es que fue un buen concierto. Uno puede encontrar detalles, pero esa experiencia «rockera» queda. Fue un gran concierto. Bien por toda la fanaticada chilena de la banda. Ese Caupolicán se lo merecía.
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Alter Bridge
A New Dawn