Si bien para 1993 la música de guitarra comenzaba a definir la expresión más directa y honesta sobre la cual se construían los sueños de toda una generación frustrada. Eran tiempos donde el Grunge arremetía fuerza, y si bien el aspecto existencial se cobijaba bajo un colorido alero de sonidos y agridulces experiencias con la fama, la rabia todavía parecía ser un terreno poco explorado. En medio de esta eclosión que ya tocaba con fuerza en el Reino Unido desde sus aires de frescura post resaca Rave, aparecían artistas como PJ Harvey, quién a pesar de entregar un año antes ese excelente debut llamado Dry, rápidamente ponía a disposición un segundo trabajo cargado de una carta emotiva, al filo de una expresión artística bastante cruda y radical.
Rid of Me debía ser una cirugía a corazón abierto que le quitara de una vez ciertos fantasmas del pasado, por lo que se hacía necesario profundizar más las cosas. Con un nuevo contrato en Island, Polly y sus compañeros de aquel entonces –Rob Ellis (Batería) y Steve Vaughan (Bajo)-, deciden viajar a Los Angeles para comenzar a grabar este nuevo registro, el que sería producido por el mecenas de la música independiente Steve Albini. La experiencia sería revitalizante -más no exenta de complejidad-, lo que quedaría grabado en un relato intimista, furioso pero sobre todo liberador, donde la artista se encargaría de componer un agonizante y revelador relato sobre sus más fuertes deseos.
Un cancionero perfecto de 14 canciones, donde la densidad al limite de lo violento, marcaría todo un sentir de ebullición donde prácticamente ninguna banda Británica había llegado jamás. Ese aspecto árido del Blues, sacaría a relucir una versión madura pero repleta de un fulminante éxtasis de expresión, donde la artista vertiría sus cantos más desgarradores y pasionales. Desde el látigo de «Hook«, la pérdida en «Missed«, la locura de «50 Ft Queenie» o el tormento de la canción que da nombre el disco, esta obra tomaría variadas formas llevando la experimentación por caminos de encuentro consigo misma, siendo Rid of Me una formulación sobre la personalidad del arte.