Escrito por Felipe León
Fotos por Javier Martínez
La acotada asistencia de un concierto puede ser determinante en ciertos aspectos, a pesar de que el fin artístico muchas veces puede estar sobre cualquier otra cosa. Fue el caso de Mortiis en Sala Metrónomo, leyenda primigenia del black metal que tuvo un destacado paso por Chile, junto a los también especiales Nytt Land.
Una alianza digna de mención dentro del panorama subterráneo de la música de nicho, pues la presencia en vivo de ambas partes da para reflexionar. En específico, sobre la lectura que hacemos de un evento en vivo, porque la experiencia independiente de cualquier convocatoria de nicho, juega en sus propias ligas y este fue un caso fehaciente de considerar el evento en sí algo exitoso.
Nytt Land: Bosques percutivos
La apertura vino por parte de Nytt Land, proyecto que rescata el lado oscuro de la mitología nórdica, enraizada a una visión más folclórica y naturalista del mundo. Aquello se pudo percibir el pasado año cuando ya pasaron por el país (Club RBX), dejando en evidencia una vez más el atractivo de su propuesta.
Es sin dudas esa particularidad al momento de generar atmósferas, así como el misterio de sus actos musicales lo que consagra su esencia. Misma que fue traspasada en un show de casi 1 hora de duración, donde sus tres integrantes provocaron un hipnótico trance arraigado a la respiración percutiva de los bosques y hielos.
Sin pausa pero sin prisa, Nytt Land llamó la atención con un set de dark folk en constante transición, dejando a su paso piezas como «U-Gar», «Ritual» o «Nord».
Mortiis: Sintético medioevo
El regreso de Mortiis tras su paso por el país en 2018 fue perfecto para quienes lo siguen desde hace bastante tiempo, pues la presentación estuvo ajustada a su más clásica obra: ‘Født til å herske‘ (1994). Por ende, la materia oscura y épica provocada desde su visión sintética repercutió de tal manera en el imaginario, que solo bastaba presenciar su actuar con calma e interés.
Sus relatos repetitivos y reveladores sobre el medioevo fueron una piedra fundacional para lo que conocemos hoy como dungeon synth, y la vitalidad de su trabajo persiste tan fuerte como en el pasado. En cierto modo, la acción musical llevada a cabo por su misteriosa presencia dio cuenta de lo bien que envejece su música, ampliando el alcance de aquel anticuario hacia las nuevas generaciones.
Porque un proyecto como Mortiis es único en su especie, tal como se sintió en Sala Metrónomo cuando las suites «Født til å herske» parte 1 y 2 aterrizaron sobre el recinto. Solo restaba maravillarse.