La renovación como acontecimiento creativo vino a girar el rumbo de Calipsø hacia nuevas fronteras musicales, encontrando en su más reciente estreno una perspectiva que rompe con todo lo que hizo antes. Sigue manteniendo su esencia a costa de una canción como “2+4”, que fija su interés hacia algo más sintético y futurista.
Esta revelación viene acompañada por una suerte de compatibilidad con su pasado, pues la calidez, evocación y audacia de su voz persiste. Sin embargo, sus planteamientos apuestan por sincerar una fascinación por el mundo de la electrónica, lo que determina el carácter enérgico de sus ritmos, así como el posicionamiento inquieto de su canto y producción.
Tanto el uso del future garage como las concesiones a la electrónica de baile funcionan como impulso de una profunda introspección, que brilla en un panorama de por sí relumbrante. Una expresión resuelta a plantear reflexiones, a su vez, dispuesta a plasmar temáticas que se condicen con su presente.
Dentro su Imaginario
Junto a esta esta lógica Calipsø plasma una dualidad estética, que alberga en su imaginario una representación felina de escurridiza presencia acechante, como el proceso de metamorfosis de las mariposas.
Conceptos que son acompañados por la presencia de Viangogh en la producción, acentuando la química de una primera colaboración amparada por lo bien que se complementan sus ideas. Del mismo modo, la sesión fotográfica realizada por Omar Yanez en pleno Cerro Santa Lucía, complementa la cara fresca de “2+4”.
De algún modo, el inicio de una etapa que promete novedades para este año. Porque hay un mixtape en camino.
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