Escrito por Steven Ojeda
Fotos por Nicolás Molina
Este sábado 12 de octubre se presentó por primera vez en Temuco, el músico trasandino Andrés Calamaro, siendo la segunda fecha de su presente gira “Agenda 1999”, donde Puerto Montt fueron los primeros en escuchar la bohemia y el rock del ´Salmon´.
Con un setlist bien marcado en los años 90, a diferencia de su gira anterior “Agenda 2023” donde presentaba sus últimas publicaciones junto con sus clásicos, no dejó indiferente a un Gimnasio Olímpico repleto para escuchar la nostalgia e incluso, mostrar trabajos de su antigua banda Los Rodríguez.
Subiendo al escenario, la banda completa junto a Calamaro, cabizbajo mirando su guitarra, presentaba los acordes característicos de “El día de la mujer mundial”, porque si de sentir la música se trata, el temple es necesario para revelar la sensibilidad de la canción: rock pesado, acordes graves y mucha guitarra presente. Por supuesto, como la bohemia tiene que estar presente, el cambio tenía que estar congruente. «Más duele” se presentó con una guitarra bastante funky de parte de Brian Figueroa.
Dando las primeras palabras en voz no cantora, “Mil Gracias” decía Calamaro para recibir de manera natural a Temuco. “Cuando te conocí» y “Eclipsado» daban la particularidad de cómo sería el concierto: una emoción intensa de escuchar tu canción favorita, sentarte, pero levantarte a saltar y cantar porque viene una mejor. Mandando un beso al público y saludando a todos, “Te quiero igual” daba el tinte cariñoso de la noche.
Repasando su disco “Honestidad Brutal”, donde la tocó casi en su totalidad, la nostalgia era evidente en el público, en que, a diferencia de su primera fecha en Puerto Montt, “A los ojos” de Los Rodríguez se hizo presente para ser tocado por primera vez en Temuco. Calamaro no es fan de la nostalgia, pero la trata con honestidad.
Con tecleada rápida y jovial de parte de German Wiedemer, tintes azules y a tres guitarras, un “Para qué” se posó para explicar el por qué de una gira con banda es necesaria: para rocanrolear.
«Qué público exquisito el sur de Chile” se alegraba Calamaro, tomando más confianza para seguir con el disco protagonista de la noche. Platillos marcando y con guitarra acústica sonando, “La parte de adelante» terminó con la timidez en la conversación de Calamaro para explayarse más en algunas canciones y compartir más con el público. Tomando una gorra del público para tocar con ella puesta, regalando uñetas de vez en cuando, el argentino tomó la palabra en la fecha particular 12 de octubre. Aludiendo que antiguamente se llamaba el día de la raza y que en estos tiempos esto cambió de nombre, prosigue: “Nuestra raza, si existe por raza, es la de Diego Armando Maradona”. Marcando el último cambio a diferencia de Puerto Montt, “Maradona» entregó el toque de entretención y saltos de parte de la galería.
Mencionando y recordando a los poetas de Chile, donde nombres como el antipoeta Nicanor Parra y Vicente Huidobro, presentó a toda su banda como poetas: Brian Figueroa en la guitarra, Mariano Domínguez en el bajo, el italiano German Wiedemer en el piano, desde Mallorca a buscarlo como Ringo Star, Andrés Litwin en la batería, y finalizando “un recital de rock sin su guitarra eléctrica no es rock”, Julián Kanevsky en la guitarra.
Siguiendo con temas como “Voy a dormir”, “No tan BS AS” y “Cuando no estas”, el ambiente se preparaba para escuchar las últimas canciones del setlist. Un Andrés Calamaro solemne, agradeciendo a los encargados de luces, sonido, escenario, a cada miembro de ayuda para ejecutar el concierto de esta leyenda viva en el sur de Chile, las últimas y esperadas canciones se hicieron presentes. “Crímenes Perfectos”, “Tuyo siempre” y “Alta Suciedad” por lejos, las más disfrutadas de la noche, llevaron desde los más adultos hacia los jóvenes niños que asistieron para escuchar por primera vez las canciones que de seguro fueron la ayuda para conocer a este gran músico. “Flaca” y “Paloma” fueron las últimas para el cierre protocolar de la noche. Con Calamaro regalando más uñetas y saliendo del escenario de manera momentánea, la banda siguió para dar término lo más arriba posible a la canción “Paloma”.
Sin la sorpresa de la vuelta de la banda y Calamaro al escenario, la siguiente canción no pasó desapercibida sin asombro: Andrés Calamaro homenajeando en Temuco a Violeta Parra con “Volver a los diecisiete”. Con tintes monocromáticos, es algo que, en mi vida, escuchando los álbumes que me marcaron a los 12 años, podría llegar a presenciar, y en la Araucanía.
Con gritos, “Estadio Azteca” fue el apuro del público que para poder terminar la jornada con toda la energía fuera, terminando con “Los Chicos”, el Salmón concluyó para seguir el rumbo de su gira. Temuco como fiel apóstol, un Concepción expectante y un Santiago al acecho, “Agenda 1999” es el tour que tendrá tantas sorpresas como mandamientos en el escenario.