Escrito por Felipe León
La película original de Beetlejuice no solo significó un éxito clave en el cine ochentero, sino que también catapultó a su director, Tim Burton, como uno de los cineastas más especiales. Su visión fantasmagórica y extravagante de la muerte sería explorada en varias de las cintas que vendrían a futuro, pero fue con el super fantasma que sentó las bases de su estilo particular.
Por lo mismo, la sola idea de realizar una secuela pudo generar opiniones dividas. Aunque es innegable que traer de regreso a sus emblemáticos personajes despertó la curiosidad de quienes se vieron familiarizados con estos anteriormente; y quienes recién los conocen hoy.
Lo mejor de todo es que, independiente de si era necesaria una segunda parte, el director logró recrear el espíritu de aquella memorable obra cinematográfica. Un ejercicio de nostalgia que a la larga sirve para reencantarse con sus protagonistas, así como recuperar la vitalidad en un cineasta de culto. Un más que bienvenido regreso a lo que mejor sabe hacer.
La gracia de lo fantasioso
Para dar vida a Beetlejuice Beetlejuice, se reincorporaron Winona Ryder como Lydia, Catherine O’Hara como Delia y el propio Michael Keaton como el fantasma. Sumado a las incorporaciones de una acertada Jenna Ortega como Astrid, la hija de Lydia, además de Monica Belluci, Willem Dafoe, Justin Theroux, Arthur Conti y hasta Danny DeVito. Elenco estelar que le aportaría dinamismo a la entrega.
La historia transcurre en el mismo pueblo que la original, Winter River, con Lydia, su madre e hija volviendo tras la muerte de Delia Deetz, padre, esposo y abuelo, respectivamente. En dicho lugar, nuevamente surgirá la presencia de Beetlejuice, además de otros problemas que involucran romance y misterio.
Si bien, la trama pareciera ser una excusa para poner en acción nuevamente a sus protagonistas, es lo suficientemente acertada para la historia. Pues, lo fantasioso repercute a cada instante, siendo parte integral del desarrollo del mundo en sí en el que transcurre la historia.
Del imaginario de Tim Burton
Uno de los aspectos destacados de la cinta guarda relación con las temáticas visuales que salen a flote, recuperando de forma fidedigna la esencia de la original. Por lo mismo, es importante recalcar que cada secuencia en el mundo de los muertos, así como el humor de sus personajes, o las disparatadas situaciones están bien lograda, llegando incluso a rozar el carisma de antaño.
Punto fuerte a la hora de plasmar el imaginario de Tim Burton, con todo lo grotesco, gótico y caricaturesco que puede llegar a ser. Un logro que en ciertos aspectos se condice con el desarrollo de personajes, pese a que la presencia de más de alguno se va diluyendo al avanzar la película.
Los papeles de las tres actrices principales son de lo más destacado, así como la del propio Beetlejuice, que con su particular forma de ser, genera más de alguna risa y asombro. Por su parte, Dafoe logra conectar con la esencia misma que hay tras este oscuro universo. Sin embargo, lo desempeñado por Belluci comienza de manera llamativa, aunque en resumen pasa a ser un tanto innecesaria su participación.
En definitiva, Beetlejuice Bettlejuice se siente como un regreso a casa, con algunos puntos en contra, pero que mantiene el encanto de la obra original. Y lo más importante, demuestra porque Tim Burton es de los cineastas más queridos de la industria.
