Reseña por Antonia Hernández
La ópera prima del director alemán Timm Kröger nos narra un particular thriller de misterio. En él seguimos a Johannes, físico que en 1962 viaja junto a su profesor de doctorado, el Dr. Strathern, a un congreso de ciencia en los Alpes Suizos. En este lugar conoce a Karin, una pianista de jazz que trabaja en el hotel y que comienza a abrirle la puerta a un enigma que parece recorrer todos los espacios del nevado lugar.
Johannes se encuentra trabajando en su tesis doctoral, un proyecto ambicioso y en la línea de lo esotérico que pone a prueba ideas tradicionales en la física y que busca probar un paradigma que podría ser universal. Es en medio de la nieve y el frío que conoce a otros hombres que se mueven dentro de este mundo, entre ellos al Profesor Blumberg, que junto con sus colegas parecen saber más de lo que cuentan, sus vidas —y muertes— entrelazadas con una cierta magia que atenta contra la realidad.
Se desarrolla así una historia que lleva a Johannes a encontrarse con lo ominoso, un relato de amor obsesivo que pone a Karin al centro, pero que va de la mano con una serie de muertes, avalanchas y curiosos doppelgängers e inconsistencias que nuestro protagonista se ve tentado a investigar.
Un frígido misterio cósmico
En 1936, H.P. Lovecraft publicó una de sus novelas más exitosas e identitarias, «En Las Montañas de La Locura», en ella se narra una expedición a la Antártida que se ve rápidamente interrumpida por un monstruoso enigma, vinculado a los mismos orígenes de la tierra. En este relato se ve una lucha particular: el grupo explorador está conformado por geólogos, físicos y biólogos, todos hombres de ciencia que se ven enfrentados al derrumbe de toda su escolaridad, y al más grande horror de lo desconocido e inexplicable.
«La Teoría del Todo» continúa con este suspenso y terror cósmicos casi cien años más tarde, pues postula una clara antítesis a la búsqueda de una teoría universal. Durante el desarrollo de la historia nos enfrentamos a una narración nebulosa, una serie de acontecimientos que desafían al paradigma más tradicional; el congreso de física un contraste tragicómico ante lo incomprensible del misterio que a Johannes le toca enfrentar. Aún así, el filme juega con esta idea, mostrándonos nubes, física cuántica y multiversos en una incógnita que, pese a todo, es de cierta forma familiar
Las casi dos horas de filme nos recuerdan constantemente el por qué de su ambientación, se trata de un testamento narrativo y visual de un momento en específico; la paranoia post-guerra inunda cada esquina y rincón, y al centro, la confusión y desespero de nuestro protagonista, rendido ante la curiosidad de lo desconocido. El relato es de cierta forma Hitchcockiano, una historia que es propia del cine negro pero que toma distancia de sus próceres a medida la metafísica comienza a inundar la pantalla, lo inexplicable superponiéndose a la respuesta de la incógnita.
Timm Kröger postula a esta película como una representación de lo que denomina su “agnosticismo espiritual”, el foco no está así en una narrativa coherente, sino que en la atmósfera y en la ambientación. La película está filmada en blanco y negro utilizando cinemascopio, sistema de grabación caracterizado por el uso de imágenes amplias caracteristico del cine en los años 60, mediante el cual los impresionantes paisajes de las montañas de Austria logran hablar por si solos.
Se trata de una sensación que se vuelve efectiva desde el primer segundo, —claro, el misterio habita los estrechos pasillos del hotel en que se hospedan los científicos— , pero sobretodo se mueve a través de la nieve infinita, por las numerosas corridas de montañas que ocupan todo el umbral de la vista, y por el silencio de la intemperie blanca, interrumpido solamente por el viento imparable y los ocasionales derrumbes estruendosos, un recuerdo constante de que algo no está bien.
«La Teoría del Todo» es un filme que se disfruta enfrentándolo a ciegas, acompañando a Johannes en un viaje que es simultáneo al del espectador, entendiendo su curiosidad, pero también su miedo y su desesperanza, su crecimiento ante la idea de que su universo —o universos— va más allá de lo que ha podido conocer, y peor aún, de que puede ser su historia aquella que incluso la comprensión de la metafísica no puede arreglar.
«La teoría del todo» forma parte de la cartelera del SANFIC20 que se realiza del 18 al 25 de agosto.