Reseña por Antonia Hernández
«The Beast», película dirigida por Bertrand Bonello, es un ambicioso relato futurista que cuenta con diálogos en francés e inglés, y que pese a centrarse en la ciencia ficción, contiene en ella una sinfonía de géneros orquestados a través de saltos temporales, en donde durante sus más de dos horas de duración visita el romance, el drama e incluso el suspenso a través del home invasion. Estrenada el 2023 en Venecia, está protagonizada por Leá Seydoux (Blue Is the Warmest Colour) y George McKay (1917).
La historia comienza en 2044, en un mundo controlado por la inteligencia artificial donde las emociones son un problema en una sociedad orientada a la hiperfuncionalidad, frente a esto, se ha desarrollado un procedimiento llamado “purificación”, que consiste en borrar las vidas pasadas de cada persona, con el fin de eliminar todos los traumas que se cargan a través del tiempo y aplacar así las emociones fuertes que puedan interferir con el ejercicio de cualquier vida laboral.
Seguimos así a Gabrielle, interpretada por Leá Seydoux, quien ante una tasa cada vez más creciente de desempleo decide pasar por esta purificación de ADN, y por lo tanto, debe revisitar sus vidas pasadas. En ellas, se encuentra a Louis, quien reaparece una y otra vez, llevándola a enfrentar una serie de tragedias y amores que parecen entrelazar sus destinos a través de los años.
Sin embargo, la conexión más grande no es sino que una sensación que perdura a través de todas las décadas. En cada una de sus vidas, Gabrielle se ve acechada por premoniciones intensas y un sentimiento de angustia inamovible: la sensación de que algo terrible ocurrirá a ella y a sus cercanos, condenada a enfrentar alguna catástrofe desconocida.
The Beast es una adaptación temática y ligera de The Beast in The Jungle de Henry James, novela de 1903 que nos cuenta la historia de un protagonista plagado por los mismos sentimientos de condena que experimenta Gabrielle, viviendo su vida limitado por esta emoción y abordando distintos imaginarios inherentes a la condición humana: el amor, la muerte y sobretodo, la soledad.
La película se encarga así de jugar con el tiempo siguiendo tres líneas temporales distintas:
En primer lugar nos encontramos con una Francia en 1910, en donde Gabrielle, una pianista reconocida y elegante casada con el dueño de una fábrica de muñecas, se reencuentra con Louis, a quien conoció hace un par de años en una ópera en Italia. Su conexión es rápida y desencadena un juego de químicas y tensiones que se opone al creciente sentimiento de desgracia que llena a Gabrielle, todo acompañado por imágenes grandiosas de la gran Inundación de París de 1910 y por una confección de vestuario y dirección de arte que otorgan una veracidad mágica a la época retratada.
Nos vemos sumidos poco después en 2014, Gabrielle es ahora una actriz aspirante en Los Ángeles y Louis un estudiante frustrado con su vida sexual y romántica, con inclinaciones y actitudes que se acercan cada vez más a la violencia. La soledad aquí se vive de manera distinta, la casa moderna y pulcra que Gabrielle habita nos transmite su alienación, la ruidosa vida nocturna de la ciudad contrastando con las dolencias personales de ambos personajes.
Finalmente en 2044, los protagonistas se vuelven a encontrar, esta vez dudosos y temerosos ante el proceso de purificación que promete una vida más plena, pero cada vez más distante de los matices de la emocionalidad humana. En el discurso de The Beast el pasado se hace siempre presente, los miedos e incertidumbres adquiriendo ahora una nueva relevancia ante la amenaza de su posible extinción.
La humanidad ante la tecnología
The Beast engloba una serie de conceptos innatos a la calidad de ser humano, abordados a través de los siglos de distintas maneras, en donde la ciencia ficción predomina y permea cada temporalidad. En un mundo futuro donde la inteligencia artificial reina y la desensibilización es ley, el aislamiento y la soledad que Henry James postuló en su novela encuentran un nuevo medio y soporte: la tecnología.
El filme pone el foco sobre el abismante deterioro de la naturaleza humana producido por el progreso mismo, mostrando la destrucción no sólo de la historia, sino que de la capacidad emocional de las personas. Esta no es una idea nueva, lo vimos a comienzos de siglo en el clásico de terror de Kurosawa, Pulse (2001), donde esta alienación toma la forma de una entidad fantasmal que se mueve a través de las redes. Her (2013) de Spike Jonze, afronta a la soledad en la era tecnológica con una historia más romántica pero no con menos matices, el personaje de Theo tan sólo un reflejo de una generación profundamente corrupta por el progreso científico.
Pese a esto, incluso en un sueño distópico tan distante de la esencia humana, la búsqueda por la belleza y la intimidad aún existe. Gabrielle, en una brillante demostración de vulnerabilidad por Leá Seydoux, antepone constantemente su emocionalidad y su historia, encarnando una fuerza opuesta y con corazón que decide una y otra vez creer, confíar y guiarse por aquella sentimentalidad en cada siglo, por muy trágico que pueda ser su final.
Con diálogos ocasionalmente inconexos y en prosa, The Beast tiene una narrativa ciertamente Lynchiana, que conecta con un estilo que referencia de manera frecuente a obras como Mullholland Drive (2001) o Twin Peaks (1990). Se trata de una película con una fotografía encantadora y atrapante, que con cada uno de sus aspectos técnicos no falla en representar las épocas narradas, cada detalle ayudando a los actores a encarnar cada una de las versiones de sus personajes.
The Beast es una película ambiciosa, que aunque flaquea a veces ante la magnitud de su dimensión temporal y narrativa, es exitosa en contar una historia que ahonda en los miedos y ansiedades más profundos y universales de la humanidad. Es una historia en momentos trágica, una fábula de amantes desventurados que no se ahoga en su melancolía, sino que invita a reflexionar y valorar nuestras emocionalidades en un futuro distópico que hoy se siente más presente que nunca.
«The beast» forma parte de la cartelera del SANFIC20 que se realiza del 18 al 25 de agosto
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