Escrito por Bárbara Conejero
Inspirándose en las fotografías en blanco y negro del libro de Danny Lyon, Jeff Nichols nos invita a sumergirnos en el mundo interior y desconocido de un club de motociclistas de Chicago, a mediados de la década de 1960. Donde masculinidad, hermandad y peligro son lo que caracterizan la historia. Eso es The Bikeriders.
No dejes que la palabra “bicicleta” del título original te engañe. Y mucho menos el término “club” de su traducción al español. Pues en The Bikeriders las bicicletas son más bien motocicletas construidas por tipos rudos con chaquetas de cuero, y el “club” del que forman parte es, mejor dicho, una pandilla.
Las ideas de Nichols
La historia empieza con nuestro protagonista Benny (Austin Butler) recibiendo una paliza y una voz femenina con un marcado acento del Medio Oeste, y es a partir de ese momento que sabemos a lo que nos adentramos. No es una historia con la estructura clásica de inicio, desarrollo, conflicto y desenlace, sino más bien un relato con la lógica de las old movies. Es bajo esa premisa donde cobra sentido el uso de las 4 líneas temporales distintas, donde exploramos las facetas de esta pandilla de motociclistas, desde distintos puntos de vista. Un elemento sin duda interesante, pero que para el último tercio de la película parece alargarse de sobra sin llegar a nada en concreto, careciendo de gran cohesión.
La última cinta de Nichols completa la temática común de su filmografía: la representación de grupos sociales estadounidenses menos explorados. Con The Bikeriders el director nos transporta a Chicago y sus afueras, para luego presentarnos un microcosmo social que, si bien reconocemos, poco sabemos de él: un club de motociclistas, que en el film recibe el nombre de The Vandals. Quienes le dan vida a este club son, Benny (Austin Butler), Johny (Tom Hardy), Zipco (Michael Shannon), Cal (Boyd Holbrook) y Brucie (Damon Herriman).
Los protagonistas de esta historia se inspiraron en la colección de fotografías recolectadas en el libro de fotoperiodismo de Danny Lyon, “The Bikeriders”.
Jeff Nichols también quiso incluir a Danny (Mike Faist) en la película, pues es él quien logra adentrarse en el mundo intimidante y lleno de testosterona de The Vandals a través de entrevistas y fotos hacia sus integrantes. En ese sentido, Nichols presenta un formato interesante de contar la historia, pues se siente como una especie de documental, pero sin dejar de lado lo rico de la ficción. En lo que falla este formato es en la coherencia, pues como audiencia genera una sensación de extrañeza el que un fotógrafo pueda haberse adentrado en un club tan poco conocido, con hombres tan rudos, y que estos hayan podido bajar la guardia al punto de Danny ser testigo de grandes peleas y otros momentos claves de su formación.
Pero hay otra pieza fundamental que nos permite adentrarnos en este microcosmo, esta es Kathy. Kathy (Jodie Comer), a través de entrevistas realizadas por el mismo Danny en distintas épocas, es quien mejor nos permite entender todo lo que hay detrás de los vándalos. Esta es también una decisión magnífica que hace Nichols, pues Kathy tiene la dualidad de ser una voz interna y externa. Interna porque está casada con Benny y externa porque, aun siendo testigo del interior de este mundo, ella sigue siendo ajena por ser mujer. Esto puede verse en su percepción respecto a las “reglas” que tienen estos vándalos, a su juicio bastante arbitrarias y sin sentido. Este foco le da balance a esta historia tan masculina y entrega una propuesta narrativa interesante.
El main cast de The Bikeriders
El gran acierto de The Bikeriders es su elenco. Con Jodie Comer, Austin Butler y Tom Hardy encabezándola se genera un espacio de reflexión en torno a esta subcultura y la época en la que está ambientada.
Jodie Comer se roba el protagonismo, con una actuación que acarrea toda la película, a medida que progresa la historia nos hace conectar con su personaje y entender la posición en la que está. Kathy se ha metido en un matrimonio en donde sabe, por más que quiera evitarlo, siempre ocupará un segundo lugar después de los grandes amores de Benny: su motocicleta y sus amigos.
Austin Butler, quien encarna el papel de Benny, no permite generar en su totalidad esa conexión que el personaje de Kathy sí logra. Quizás se debe al personaje en sí mismo, que más que una persona real, se presenta como un ícono. De Benny somos más testigos de sus actos de violencia que de palabras elocuentes. Sin duda, Butler logra retratar a esta masculinidad que tanto caracteriza a los miembros de la pandilla, pero el personaje a momentos se queda estancado en su papel de chico cool de los 60’, sin ahondar en capas más profundas.
Tom Hardy es quien interpreta al fundador y líder de los vándalos, Johny. A diferencia de la mayoría del club, tiene un empleo remunerado, está casado y tiene hijos. Hardy es alucinante, es capaz de retratar a la perfección este desborde de masculinidad con pequeñas luces de fragilidad. Además de tener una gran afinidad con Butler.
Ver The Bikeriders es como hojear un álbum de fotos lleno de imágenes que evocan la época de los ’60 y fragmentos de historias personales que cautivan. Con un gran soundtrack y actuaciones memorables, logra adentrarnos en el mundo de los motociclistas, donde temáticas como hermandad y masculinidad salen a flote.