Escrito por Felipe León
Fotos por Andie Borie
Pavement tiene la gracia y suerte de ser hecho para sí mismos. Ninguno de sus 5 álbumes estrenados durante la década de los 90’s -que cambiarían para siempre la panorámica del rock alternativo como movimiento-, busca ser algo distinto, más no se quedan en los laureles. Al contrario, pese a su constante negativa por conseguir mayor éxito comercial (y tranzar su propuesta en el camino), se las arreglaron para configurar un espíritu ecléctico, acorde a sus principios.
Parte de aquello finalmente se pudo constatar en vivo, cuando la banda de California pisó el escenario del Teatro Coliseo de Santiago, después de 35 años de formados. Una espera que les vio activos, luego separados, también reunidos, nunca acabados, pues, más allá de que lejos quedó su década de mayor actividad, sus canciones trascendieron a tal punto que hoy son con creces, portadores de una insignia ganada por la enorme influencia que ejercieron sobre el indie rock.
Lo más probable es que a la banda, fiel a su capacidad de «no casarse con nada», no les interese mucho esta condecoración. Sin embargo, encuentros como el del lunes 13 de mayo dan cuenta que la admiración y gratitud por parte de la gente sigue intacta.
Así, una primera estocada por parte de Fother Muckers, agrupación que hace ya varios meses rompió su sequía de varios años sin tocar en vivo, vino previo al arribo de los norteamericanos. Una demostración del lugar ganado que tienen en la escena local.
La banda favorita de tu banda favorita
Como sinónimos de Pavement, podemos encontrar numerosas palabras que se acercan un poco a la experiencia que significa escuchar su música. Especiales, juguetones, melódicos, ruidosos, chistosos, surrealistas. Definiciones contrapuestas, que sin embargo, ayudan a comprender la inconmensurable capacidad de abarcar estados de ánimo que encierra su propuesta.
En ese sentido, su debut en Chile englobó cada aspecto que les hace únicos, recorriendo con ese encanto, a ratos desalineado, crudo y desprolijo, los diversos episodios que conforman su selecta discografía. Compartiendo desde una honesta intimidad el valor emotivo e histórico de canciones como «Silent Kid», encargada junto a «Summer Babe» de abrir la velada, remitiendo directamente al corazón de sus aplaudidos ‘Crooked Rain, Crooked Rain’ (1994) y ‘Slanted & Enchanted’ (1992), respectivamente.
De hecho, ambos trabajos fueron ampliamente visitados durante el concierto, algo bienvenido considerando el estatus de culto que poseen incluso fuera del universo de la banda. Responsables incluso de que Pavement sea la banda favorita de tu banda favorita, haciendo alusión a esa chapa que llevan en sus mundos musicales gente como MF DOOM.
Cuando lo inesperado ocurre
El legado de la banda ha perdurado hasta el presente, renovando y sobre todo conservando un número no menor de fans pese a que no siempre están activos. Por lo mismo, la sola confirmación de esta primera presentación generó una corazonada de que se viviría algo para la posteridad. El sueño de varios esa noche se materializó, enganchando con la animada puesta en escena que Stephen Malkmus y compañía cultivaron durante el viaje.
Un concierto repleto de matices, definido por el recorrido impredecible y exhaustivo que Pavement instó, al son de pequeños recortes de su pasado. Pedazos de memoria musical que en la pantalla adquirían formas de dibujo y grabaciones, mientras sonaban piezas como «Starlings of the Slipstream», «Kennel District», «Grounded», e incluso «Frontwards» del EP ‘Watery, Domestic’. Puros favoritos para una fanaticada que no dudó en saltar y moverse.
A su vez, «Shady Lane», «The Hexx», «We Dance» o «Unfair» revelaban postales automáticas de momentos que desde ya se sabía serían atesorados al día posterior. Muchos de estos ya recuerdos, hablan por sí solos del enorme aprecio que se siente por la banda. Lo inesperado ocurrió, y solo quedaba disfrutar, porque había mucho más por vivir.
Espacio seguro para la autenticidad
Escuchar ‘Wowee Zowee’ es quizás lo más cercano a vivir un concierto de Pavement desde la versión estudio. Debido al carácter un tanto más desordenado en el que suceden las cosas en dicho álbum, aunque claro, es parte de su encanto. Así como la diversidad de temáticas sonoras que son invitadas a participar, dentro de ese pequeño pero valioso espacio seguro para la autenticidad que significa su viaje. También el más largo.
Saco esto a flote dada la característica ecléctica de la presentación, que representa el espíritu de la obra y de la banda en general. Abrazada a la comodidad de una interpretación ágil, real al momento de sentir, impulsiva cuando se soleaba, y gritada cuando la ocasión lo distase. Bob Nastanovich sabe muy bien de esto, puesto que fue uno de los más prendidos, agregando más bullicioso a momentos claves.
Por lo mismo, las dinámicas aportaban al constante asombro, a medida que caían otras grandes canciones como «Harness Your Hopes», «In the Mouth a Desert», «Two States», «Spit on a Stranger» o «Stereo». Esta última ejerciendo un rol cautivador, junto a las luces rojas y azules aportaban al espectáculo, mientras que «Here» brindaba sensibilidad pura, para luego capturar la magia de «Gold Soundz» y encender el ambiente con «Cut Your hair».
Un setlist inquieto que terminaría de escribirse con un encore muy bien aprovechado, puesto que Pavement guardaba para el final otras tres celebradas canciones como «Range Life», «Serpentine Pad» y «Stop Breathin». Final perfecto para un concierto como pocos.
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