Live Review

Camela y La Húngara en Chile: Esto es comunidad de corazón

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Diego Gamboa

 

¿Qué podemos empezar diciendo de un evento como lo es el regreso de Camela a Chile? Más que nada, hubo una distancia temporal de 21 años desde su última visita a Chile, la que, y por cierto, es recordada a sangre, sudor y fuego, considerando que, además de su presentación en el Santa Laura, el dúo español de flamenco pop brindó un show improvisado en una firma de discos en la extinta Feria Mix, ubicada en Paseo Ahumada. Un recuerdo absolutamente imborrable, y que también es la antesala al cuestionamiento de porqué hubo una espera tan larga.

En una reciente conferencia de prensa, saltó dicho cuestionamiento, a lo que María Ángeles y Dioni precisaron que fue por razones logísticas y amarres legales. Sin embargo, el show que brindó Camela el pasado 2 de abril en Teatro Caupolicán –y que también se repitió el 3 de marzo en las mismas coordenadas–, dejó en claro que el sentimiento de comunidad alrededor de la cultura de los españoles, perdura como nunca.

Asimismo, la encargada de abrir la jornada fue ni más ni menos que La Húngara, y es que Sonia Priego, el nombre que viste dicho alias, ha sido todo un fenómeno para los fans del flamenco y sus distintas expresiones en la cultura popular. Más que mal, la española se presentó el año pasado en el mismo recinto junto a Los Chichos, dejando un panorama totalmente memorable, considerando la creciente fanaticada que la recibe show a show.

No podía ser de otra forma, y es que cada asistente, cantó de forma totalmente desaforada, cada una de las canciones que La Húngara y sus músicos propinaban al público chileno, brillando un setlist con temazos como «Yo te esperaré, «Se te ha notado» o «No te quiero más», tracks en el que la audiencia se lucía superando los decibeles como si nada. Asimismo sucedió con su propia versión de «Tu me dejaste de querer», track en el que colaboró con C. Tangana para «El Madrileño» (2021).

Siendo el turno de Camela, la espera finalmente acabó para las más de 5.000 almas que se agolparon en un caluroso pero apasionado Caupolicán. Las sonrisas de María Ángeles y Dioni no eran más que el reflejo de un sueño que se iba a cumplir por primera vez para muchos –y que al fin se iba a repetir para otros–.

Cuando decimos que el público superaba los decibeles de los speakers como si nada, es realmente un hecho inaudito. Algo poco acostumbrado en la era digital, o al menos, no a este nivel. Una pasión visceral, casi barrial, en el que cada joven y adulto sintió cada uno de los versos de temazos como «Cuando zarpa el amor», «Amor imposible» y «Sueño contigo». Un set elegido especialmente para dar en gusto a todo el mundo.

Uno de los momentos que más incertidumbre generó –y porqué no, un poco de miedo–, fue cuando el truss de las luminarias del Caupolicán empezó a descender, saltando la duda de si se estaba cayendo o no. Finalmente, no pasó a mayores y se terminó por confirmar que fue por una irresponsabilidad de algún asistente que presionó el botón que activaba el descenso de dicha estructura.

Que no quede duda alguna. El regreso de Camela fue como el más cálido de los abrazos, como un almuerzo compartido en familia, como una conversación con un amigo de antaño en la que se siente como el tiempo no hubiese pasado en lo absoluto. En especial en la relación de Chile con los españoles, en la que ellos mismo confesaron que la recepción que tienen en el país del fin del mundo es superior incluso a la España que los vio nacer.

Que vuelvan, y que no demore tanto otra vez. Ahí estaremos.

 


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Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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