Escrito por Jocsán Sánchez
Fotos por Diego Gamboa, Andie Borie y Nicolás Rosales
El trauma superado de unas gotas hicieron de la novena edición un rotundo éxito para la comunidad penquista. Simbólico y con un cierra que enmarcó una organización honesta
El fiesto no termina. Junto a un gran cierre de jornada con la banda penquista, Los Bunkers, el festival gratuito más grande del país siguió su ruta durante el día domingo. Certamen particular que se destacaría por las actuaciones internacionales como UB40 o El Mató A Un Policía Motorizado, pero también con la impresión de artistas nacionales que marcaron la diferencia.
Segundo día: La noche eterna
Un sol flameante que quitó todo miedo a una posible reprogramación, la ciudad penquista partió con todo este cierre que fue tan particular desde sus primeras horas. A un ritmo post-punk, Yakuza 3000 fueron los responsables de iniciar esta parrilla de espectáculos en el escenario Entel. Su concepto y desplante para el público es del todo llamativo, desde la gran conexión a quienes no los conocían como la ejecución de sus canciones más recientes.
Bajo esta misma línea conceptual, Masquemusica transportó a los penquista a una experiencia Soul junto a su voz tan particular. Dominante y profunda, la artista nacional trajo a la palestra sus años de trayectoria y la maximización de una gran protagonista. Años y años de trabajo que dieron fruto a una artista completa y madura a su corta duración como proyecto. «Tu Luz» o «Mi poder» se llevaron las miradas de los asistentes al igual que los 2 spoilers de su nuevo disco. El espectáculo que se convirtió en un sueño realidad y que pavimentó el camino de una cantautora destinada a llevarse la atención del futuro.
Festival REC y los shows sorpresivos
La tarde penquista era total. Por si faltase algo más para el recuerdo de esta edición… Pancho Molina (Los Tres) haría acto de presencia en el escenario para dar pie al grupo Congreso. Icónicos e históricos, un repaso de toda su trayectoria artística y que mostró a la hermosa Concepción el impacto cultural que han entregado al país. Un show más íntimo que nos recuerda la raíces nacionales y un arte particular que conecta con las nuevas generaciones.
Hablando de historia… Easykid se convierte en el primer artista en llenar por completo el escenario Vans. El fenómeno de la Darkera es un concepto más que presente en nuestra industria, y por más que uno no lo quiera aceptar… el culto siempre gana. Desde distintos puntos, este show se escuchó muy potente y no es una exageración. A larga distancia entre dicho escenario y las tarimas del Parque Centenario, los bajos y melodías del cantante urbano se presentaban con inquietud en los alrededores… sin duda un show que trascendió por su energía y carisma en toda orden de cosa.
En línea de lo anterior, otro de los conciertos más espectaculares que el festival REC presenció fue el de Cami. La obra de teatro que trasmitió algo más allá de una mera presentación musical. Interpretación distinta y sólida junto a instrumentales electrónicas que mezclaron sus primeros trabajos artísticos con su estética actual. A palabras sinceras, Cami postula a uno de los trabajos conceptuales mejor elaborados durante esta celebración penquista.
Concluyendo esta gira emocional
Esta edición majestuosa que destacó en muchos aspectos de sonido y producción no podía cerrar con el número anglo de UB40. Presentación especial que trajo un sin fin de emociones para un público variado y en que las generaciones fueron unidas. Padres e hijos disfrutando de una agrupación icónica y que armó toda una fiesta interminable para todo espectador… de hecho, Santiago Motorizado estuvo entre el público gozando de tal impactante presentación que conectó con el Parque Bicentenario.
La guinda de la torta. Pasadas las 21:00 de la noche en el Festival REC llegó el turno de El Mató A Un Policia Motorizado, mismos que entraron con total seguridad bajo unos sonidos hipnotizantes para dar inicio con «Magnetismo». Postales de contraste y que cautivaron la atención de los asistentes, un espectáculo que destacó por sus visuales de «Súper Terror», mismas que ayudaron a estar inmersos dentro del mundo creativo de la agrupación trasandina. Y como no mencionar el momento icónico de «El Tesoro», que a simple interpretación… explotó un sin fin de sentimientos y que avistó un par de lágrimas en la cancha general.
Con ello y una noche para escribir en prosa, se culmina finalmente el festival gratuito más grande de nuestro país. Junto a recuerdos y anécdotas, en que la inclusión y la buena experiencia fueron el foco principal para una comunidad bendecida por la buena música.