Escrito por María Paz Carrasco
Fotos por Juan Manuel Hernánez
La comuna de Las Condes se transformó, como nunca, en un escenario vibrante durante la primera jornada de su Festival Las Condes, el más grande de Santiago. Desde las seis de la tarde y con una hermosa puesta de sol, el parque Padre Hurtado se llenó de alegría, color y sabor, ofreciendo el entorno perfecto para el panorama sabadino.
«Estamos a 30 de comenzar, son el mejor público que hemos tenido. Gracias por venir y disfrutar del show», anunció Ivette Vergara, tras bambalinas, a minutos de comenzar. Sus palabras marcaron el inicio de una noche inolvidable, transmitida por la Televisión Nacional de Chile.
La organización del evento demostró un impecable trabajo, manteniendo todo bajo control. El parque intercomunal, repleto de asistentes, fluyó sin contratiempos, contribuyendo a crear un ambiente propicio para que los espectadores pudiesen divertirse y colaborar con la animación de Vergara y Gonzalo Fouilliox.
Uno de los aspectos destacados fue la cuidada elección del orden de los artistas, un detalle que no pasó desapercibido para el público. La fluidez y coherencia en la programación fueron elementos clave que permitieron disfrutar de un espectáculo sin fisuras, permitiendo que el artista extranjero, Carlos Vives, no se haga esperar ni agote a los asistentes, y luego cerrar la noche con la experimentada puesta nocturna de Noche de Brujas.
Festival Las Condes: De cumbias y ballenatos
Así, el primer artista realizó un recorrido por su amplia trayectoria marcada con 16 premios Latin Grammy, ofreciendo una muestra de profesionalismo musical de otro nivel. La fusión de secciones musicales de raíz latinoamericana con toques de rock de su banda ofreció una experiencia diversa y enriquecedora, sin embargo, la interpretación de sus hitazos como “La bicicleta”, “Volví a nacer” y “Cuando nos volvamos a encontrar”, marcaron el peak de su show.
La conexión entre Vives y sus seguidores alcanzó su punto alto de la noche, creando una atmósfera de celebración compartida y emocional complicidad. La estrella de 62 años desbordó sentimientos de nostalgia y vitalidad que quedará registrado tanto en la retina del público presente, como de los televidentes.
Por otra parte, Noche de Brujas, la agrupación liderada por “El Kanela”, encendió el parque para los valientes trasnochadores. La banda de cumbia pisó el escenario de madrugada e hizo lo que mejor sabe hacer: abrir pistas de baile donde sea con temas tales como “Oyeme”, “Desnudos”, “Me gusta todo de ti”, “Debería odiarte”, entre muchos otros.
El concierto de Noche de Brujas, de 45 minutos, se sintió más corto que las demás presentaciones mas no por eso menos motivado; su experiencia comandó todo. Si bien hubo algunos problemas de sonido, las melodías cumbieras domaron la noche.
Ayudó mucho que, entre los comerciales, los animadores mantenían el espíritu festivo, asegurando que la energía no decaía ni un segundo. En síntesis, el Festival Las Condes fue una experiencia que, combinando su extravagante escenario junto a la cuidada selección de artistas y rapidez organizativa, brindó una celebración vibrante de la música latinoamericana.
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