Escrito por Nicolás Merino
Fotos por Juan Manuel Hernández
Unknown Mortal Orchestra es varias cosas al mismo tiempo. Así los ve el mundo. O quizás decir que son “varias cosas” no es la aproximación más afortunada. Mejor sería hablar de que es un proyecto que se ha insertado de forma irregular en el mundo, y por lo mismo están lejos de ser tratados desde la convención, al menos cuando no se está hablando de ellos desde el desprecio. Tratándose de un proyecto de alto calibre de pop psicodélico, están todas las de pasar a la historia como una banda que arrastra una obra refinada.
Unknown Mortal Orchestra es una banda que se ha ganado el respeto que merecen. Ni más ni menos. Se ve que es una banda que abraza la humildad con la que lanzan sus canciones al mundo. Tenemos tal, tal y tal disco, compuesto por tales canciones, si les gusta, bien. Hoy está súper trillado y repetitivo hablar de cómo los conciertos funcionan como prueba de confirmación de una relación entre una banda y su audiencia. Pero, sinceramente, cosas como lo de ayer son más una prueba de esa motivación antes que de cualquier otra cosa.
En un mundo donde existe tanta música, incluso era fascinante tan solo presenciar como por fin se estaba materializando la idea de ver a la banda adelante. No porque sean particularmente desconocidos, todo lo contrario, sino porque, de nuevo, hay tanta banda dando vueltas y así también ofertas de conciertos en Santiago, que ponerse específico se hace cada vez más impensable. Pero salió y en un recinto grande. La gente estaba feliz y agradecida. Más allá de que los conciertos sean un negocio, en términos culturales, igual hay que reconocer que esto es un poroto ganado para la productora.
Como sea, el proyecto encargado de abrir la jornada en el Teatro Coliseo fue Tessie. Un tributo al destilado del dream pop más celebrado de este siglo. Aún cuando en el material original se puede apreciar cierta experimentación sonora, lo de ayer estaba más pensado en una experiencia inmediata, desde los instrumentos seleccionados hasta la manera de aproximarse en las interpretaciones. Fue una buena presentación. Concisa y preciosista en sus formalidades.
Luego venía la banda internacional que había congregado a toda esa gente. Salieron en el marco de esos patrones hipnóticos de los riff de ‘The Garden’, la gente estaba entre feliz, expectante y estupefacta. De nuevo, hay algo extraño en la materialización de eventos así. Además es típica banda que en Chile tocaría en un festival, o en un evento muy exclusivo como había sido el caso de su última presentación en este país. Digamos que, –y sobre todo para los más fanáticos– esta oportunidad cayó del cielo. O quizás los tiempos ya cambiaron lo suficiente en lo que concierne a la audiencia que nerdea con música popular.
Una clara y certera inquietud de la banda, y que salta inmediatamente viéndolos en vivo, es lo que les angustia perfilar la postura con la que quieren ser percibidos por el mundo, incluso desde la forma de abordar sus redes sociales hasta su puesta en escena. Signifique lo que signifique, UMO es una banda que le interesa verse ‘indie’, un concepto muy manoseado pero que terminó por cerrarse en ser una implicancia que muta según el contexto. Para este contexto, hablando de una banda de pop psicodélico, solo se puede hacer valer en cosas como la presentación en vivo. Un sonido que fuerza el desprolijo y un supuesto desinterés que, en este caso, igual viene lleno de cariño (al menos por sí mismos) y actitud. Por supuesto, esta fue la que se trajeron ayer.
La banda se fue paseando entre todos sus discos. Por supuesto, con una especial atención a V, la placa estrenada este mismo año y que los trajo en esta oportunidad. Obviamente, la naturaleza de los estilos que abordan permitía fluctuaciones entre la disposición de la actitud del público. Es una banda lo suficientemente consciente de las energías de su propio material como para armar esos paseos entre los temas más enérgicos y los que son lo suficientemente psicodélicos, maximalistas e integrales como para entregar una experiencia inmersiva y pausada.
Además, en la linea de lo último expresado, sacaron grandes momentos como ese gran medley compuesto por ‘Thought Ballune’, ‘Little Blue House’, ‘Necessary Evil’ y ‘Monki’. Fue todo un monumento muy bien logrado. En general, aparte de esas salidas del libreto de “banda indie” fue un concierto bastante dispuesto según las convenciones más tradicionales de la música popular en vivo. Lo cual, pensando en el tipo de banda y evento de los que estamos hablando, estuvo súper bien.
El bis estuvo compuesto por ‘Weekend Run’, ‘Meshuggah’, ‘That Life, ‘Hunnybee’ y al cierre, por supuesto, ‘Phone’. Y la verdad no mucho más que decir, salvo celebrar lo genial de que se den instancias como estas, con todo los puntos tan altos. No fue un concierto corto o que se limitara en su despliegue, aún con todas las imposiciones minimalistas. Se entiende. Parece muy difícil pensar en un flanco por donde se pueda pensar en este concierto como un fallo.
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Unknown Mortal Orchestra
Tessie