Escrito por Felipe León
Fotos por Alejandra Besoain
La celebración por los 10 años de Aves de Chile (2013), emblemática obra ligada a los sonidos folk y pop del indie compuesta por Niño Cohete, tuvo los condimentos necesarios para transformarse en un viaje a la memoria. A ese lugar cálido y algo abstracto donde se guardan los recuerdos, y con estos, las ansias de presenciar una vez más en vivo estas preciadas canciones.
Por lo mismo, el concierto agendado para el pasado sábado 4 de noviembre en el Teatro Coliseo de Santiago, catapultó a lo más alto un esperado reencuentro, que vio a la banda habitar una vez más su recordada música.
El inspirado legado de Niño Cohete
Algo que llamó bastante la atención fue la gran presencia de público, llenando gran parte del recinto para así presenciar esta clase de historia. Porque sí, Aves de Chile desde su irrupción pasó a ser un clásico. Su culto fue casi de inmediato, y continúa hasta estos días. Una muestra de aquello fue el gran recibimiento que tuvieron sus temas durante el concierto.
Pero sería un poco injusto obviar el hecho que Niño Cohete es solo esto. Al contrario, dicho disco es tan gigante que a veces sus otras obras quedan relegadas de atención, pero no hay que olvidar lo gestado en La era del sur (2015) -el que fue tocado en su totalidad- o el temprano Ep del mismo nombre de la banda. Trabajos que por lo bajo, mantienen la inspiración, y que fueron también correctamente conmemorados en el Teatro Coliseo.
Pues, la banda proveniente de Concepción se encargó de abordar gran parte de su repertorio. Meteórica carrera que lejos de solo entregar valiosa música, marcaría el rumbo y la historia de muchas personas.
Sensibilidad visual
Bajo este contexto, es que los cuatro integrantes de Niño Cohete fusionaron sus propias habilidades instrumentales en pos de lograr lo esperado: musicalizar sus logros. Sin embargo, el proyecto optó por hacer aún más memorable la experiencia, acompañando la sensibilidad perpetua de sus piezas con un notable juego de luces, que a su vez se apoyó en un creativo uso de pantallas. Estas yacían colgadas de un extremo a otro, de manera diagonal, siendo uno de los atractivos del evento.
Pero seamos claros. Más allá de los elementos visuales, la sola interpretación del grupo fue suficiente para encantar los corazones. En ese sentido, piezas un tanto más fluidas como «Hierba de San Juan» o la íntima «Máquina del tiempo» (con una interpretación solitaria su vocalista Pablo Álvarez), congeniaron bien con el espíritu saltarín de «Pájaros Rojos«. Atractiva versatilidad, y en sus propios términos.
Inspiradas Aves de Chile
El vuelo alcanzó mayores alturas al tocar gran parte del celebrado Aves de Chile. En ese sentido, temas como «Rengo», «La Muerte» o «Monstruo» trajeron un sinfín de recuerdos debidamente coloreados, bajo un magnetismo de emotivas repercusiones. Memorias de infancia que terminaron formando parte de la esencia de su música.
Otros dos regalos que Niño Cohete tenía guardados para la jornada tienen nombre y apellido: Camila Moreno y Fernando Milagros, Artistas que pusieron su canto junto al de la banda y el público, en temas como «Verano» y «Puerto Tranquilo» respectivamente. Sorpresas que se suman a otras como «Reverdecer». Porque sí, hay tema nuevo.
Un derroche de vitalidad y fraternidad que también se vio palpado en «Escondite», «La Fabula» o en el final con «El Bosque». En definitiva, un reencuentro especial y hermoso.
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