Live Review

Septicflesh y Obscura en Chile: Mil formas de destruirlo todo

Escrito por Juan Pablo Ossandón

Fotos por Diego Gamboa

 

Como una congregación de Halloween esperadísima, lo acontecido el 31 de octubre en Teatro Cariola queda como una tremenda historia que contar por la posteridad. Un sentir colectivo y mancomunado alrededor de la legión diversa del death metal, que se posó como una excelente vitrina para presenciar el retorno de Septicflesh, el debut de Obscura, y a los nacionales ProjectorRadamanthys.

La maratónica velada empezó unos 20 minutos más tarde de lo programado, con unos Projector que sortearon con gracia el peso de ser la primera banda. Y es que, aún bajo dicha posición, fue su pulcro death metal melódico el que terminó por encadilar a los presentes, quienes se llevaron una grata sorpresa con temazos como «Killing the True» y «Corporatocracy» –claro, aquellos quienes no les conocían aún–.

De esta forma, aún con unos problemas con el micrófono al principio de la presentación –y que fueron resueltos rápidamente reemplazándolo–, la agrupación chilena se entregó con un sonido impecable que realmente le hacia justicia a la paleta diversa de colores y melodías, tal y cómo se notó en su grand finale con «Perfect Imperfection».

Siendo el turno de la agrupación penquista Radamanthys, el Teatro Cariola, visiblemente más lleno, atestiguaría la arista más abrasiva y portentosa de la fría noche. No es casualidad que la cantidad de asistentes haya aumentado, puesto que, totalmente dominados por canciones como «Forsaken» y «Nightfall», las cabelleras en el aire en el acto del headbanging fueron la constante.

Es que, ¡qué forma de romper el hielo! Después de todo, el tesoro de un país es su gente, y en este caso en específico, sus músicos. Qué mejor que representar a otras regiones, ganando adeptos y dejando expresiones boquiabiertas con temazos como «Twilight of the Gods». Invaluable.

Una cancha repleta de almas impacientes que compartían cervezas unas con las otras, era la postal que recibiría a la agrupación alemana Obscura. Un debut esperado y ansiado que finalmente se materializaba, para la fortuna de cientos y cientos de seguidores de su death metal técnico y desafiante que tendría su estallido inicial junto a «Forsaken», corte de ‘A Valediction’ (2021) –el álbum que finalmente les trajo por nuestras tierras–.

El rostro sonríente de Steffen Kummerer, voz y guitarra de los germanos, era muestra empírica que alzaba esta instancia como histórica. Una en que la complejidad de sus composiciones no fue obstáculo para que sus ávidos seguidores corearan punteos icónicos de guitarra, o se golpeasen unos a otros en el popular rito del circle pit. Un retrato difícil de olvidar que tuvo como soundtrack piezas tales como «Emergent Evolution» y «Devoured Usurper».

No miento al decir que existía cierta religiosidad en este momento de la velada. Es decir, no hay otra forma de explicar los rostros atónitos y llenos de júbilo que admiraban atentamente el bajo de Alex Weber en «Akroasis», siendo otros ejemplos el caos catárquico engendrado instantáneamente con «The Beyond».

Básicamente ese fue el factor constante de esta presentación. Gente totalmente sumida en la sublime majestuosidad que residía en las interpretaciones de verdaderos armatostes de canción como «The Anticosmic Overload» o «When Stars Collide». Uno que vería su fin con «Incarcerated», un verdadero regalo del cosmos que, esperamos, no tengan que pasar tantos para poder volver a presenciar, ya que fue totalmente un lujo de show.

 

Para coronar esta diversa noche de death metal, era el turno de los griegos Septicflesh. Reconocidos por la naturaleza sinfónica de sus composiciones, el corte melodramático de sus interpretaciones y el carisma magnético de su frontman, Spiros Antoniou, comenzaron su devastador set con «Portrait of a Headless Man».

Para insertar algo de contexto, el público del death metal –en especial de sus variantes– no es tan alocado y enérgico como la demografía del thrash, ni tampoco tienden a corear mucho. Por supuesto que hay muchísimas excepciones, especialmente con nombres populares como Cannibal Corpse o actuales como Gojira, pero la verdad es que con otros nombres algo más «under», no es tal el caso. Es por esta razón que lo de Septicflesh fue la más grata de las sorpresas, ya que no sólo el sonido alimentaba las ganas del público de entregarse a la euforia con temazos –nuevos– como «Neuromancer», sino que el dominio escénico y del público de Spiros era tan contagioso que mantenerse impasible ante sus designios.

Con esos ingredientes en juego, todo estaba en orden y perfecto para un cierre apoteósico. Un death metal sinfónico de carácter insano que desató incontables circle pits y gritos al unísono que tomaron lugar con temas como «The Vampire From Nazareth», la aplastante «Martyr» o el clásico «Communion», que dejó a todo el Cariola coreando todos y cada uno de sus arreglos.

Nuevamente, el magnetismo de Septicflesh es innegable e irresistible. Aún en el encore, ya llegando la medianoche, tras casi 6 horas de todo tipo de death metal, el público se mantenía implacable ante clásicos como «Anubis», dejando una fotografía para el recuerdo que no estaba ni cerca de flaquear con «Dark Art», dejando en claro la grandeza titánica que conquistó al público chileno una vez más.


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Obscura

SepticFlesh
Projector
Radamanthys

Juan Pablo Ossandón

Director de Expectador.

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