Por Nicolás Merino
Casi un mes antes de que se conociera la participación de Camila Moreno en REC 2023, su último disco, Rey (2021), celebró el segundo año desde su estreno. Y tanto antes como después de este lanzamiento, a su figura la han rodeado algunas peculiaridades, al menos en la forma en la que generalmente se le percibe.
Es una artista de entre Synth Pop y Art Pop que goza tanto de alta popularidad como también de alto respeto. En general, todos sus discos han sido trabajados con una ambición algo inédita en Chile. No es que no existan otros proyectos de similares aspiraciones (y bien logrados), lo que llama la atención en esta oportunidad es el sentido de ‘superproducción’ que se identifica claramente al estar escuchando su música. Ese equilibrio entre la ambición creativa y el sonido de primer nivel suelen provocar una bomba a la que no se acostumbra.
Es quizás el contexto más idóneo para producir un disco como Rey, tratándose éste de una obra conceptual con todos los códigos de la ciencia ficción aplicados. Es más, en el texto, es una historia de ciencia ficción llana, que trasciende con distancia la estética (el aparato marketing del disco si mantuvo una estética específica muy cuidada), que es donde muchas veces se estacionan algunos proyectos que pretenden llegar al mismo lugar al darle una propuesta íntegra a su obra. Pasa tanto en Chile como en el resto del mundo.
Lo que hizo Camila en esa oportunidad fue darse la molestia de crear un mundo propio, cuál disco de Rock Progresivo. Es increíble porque las letras intercambian sus significancias con las texturas que adopta la música, dándole una cohesión interna que se nota demasiado bien pensada. Si a esto le agregamos los motivos tanto líricos como musicales que se están constantemente repitiendo, no encontramos con una obra redonda como ninguna, y esto sin siquiera pasar al contenido mismo del disco.
El espíritu de la tesis del disco va, como tantas otras grandes obras de la ciencia ficción, por esa relación que puede forjar el ser humano con la máquina y cuyo nivel de compenetración es lo suficientemente ambiguo como para que el ser entre en tela de debate sobre aspectos mínimos de lo que, de otra forma, consideramos basal para cualquier ser vivo.
La ciencia ficción siempre ha funcionado como una proyección. Obvio que es divertido teorizar sobre el comportamiento de artefactos ficticios en contextos ficticios, pero lo realmente interesante es revisar de forma antropológica que simbolismos cargan esos artefactos, para posteriormente revisar la metáfora de la obra en el plano de nuestra realidad.
En el caso del disco Rey, las emociones parecen ordenarse de forma robótica en un plano muy serio. Quizás el espacio ideal para revisarlas en su aspecto más basal. Y la densidad de los sintetizadores dota la experiencia de una niebla y fuerza que no puede ser otra cosa que fascinante. Así mismo, ese carácter tétrico con el que saltan esas letras emocionales parecen ahogar al hablante lírico en la desesperación por humanizar aquello que claramente tiene ganado el derecho a serlo. Es una forma de introspección muy fría, pero que por lo mismo, llama a ser revisada desde la pasión y no necesariamente la meditación.
Mala Madre (2015) se suele considerar la obra maestra de Camila Moreno. Así mismo, uno de los grandes discos de Pop en la historia de Chile. Es curioso que aún cuando este disco está mucho más ligado a lo acústico, no deja la parte sombría y densa del alma de sus composiciones. Que se alinearan las condiciones para que la artista pariera este discazo que es Rey es quizás lo más fortuito que nos pudo pasar como oyentes. Quizás qué otros artistas nacionales pudieron haber concebido una obra que cumpliera con estas características y sensibilidades ejecutadas a tal nivel. Quizás ninguno. Discos igual de buenos, si. Discos así como este, seguramente no.
Camila Moreno se estará presentando el 28 de octubre en el festival REC, en lo que promete ser un show del alto nivel al que la destacada artista nacional ya nos tiene acostumbrados. En él, sin dudas podrás escuchar parte de Rey, disco que Expectador destacó entre los mejores de aquel año, y todos sus más grandes éxitos.
