La Vela Puerca en Chile: ¡Qué se sienta en todas partes!

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Alejandra Besoain

La relación construida entre La Vela Puerca y Chile ya lleva más de una década de trabajo, desde aquella primera vez en 2010 que llenaron la Blondie. Un contrato íntimo y tácito, firmado con sudor y sangre de la mano de un espíritu que aguanta cualquier obstáculo y nimiedad. Uno que les trajo a nuestro país el año pasado, y que nuevamente los trae a las tierras del fin del mundo con su nuevo trabajo Discopático (2022), a celebrar hasta que las gargantas no de más.

Es que de eso se trata justamente lo expresado por los uruguayos. Así se vivió desde la mismísima previa, ¡espacio en el que el fervor se hacía sentir estruendoso ante las blancas paredes del Teatro Coliseo, con el cántico al unísono “Vamos! ¡Vamos La Vela! ¡Vamos La Vela de mi corazón! ¡Oh!”. Un entusiasmo tal, digno de una devoción casi religiosa que reventó a eso de las 21:27 con la llegada de Sebastián Teysera y toda su gente. Una postal de lo más encantadora y revitalizante para cualquiera.

Lo dejaré claro de inmediato. Todos fueron hits, clásicos, e incluso los tracks más nuevos como “La pastilla” y “Jugando con el fuego”, revistieron de un carácter vigoroso en que cada de sus versos fueron coreados. Tal era la energía. Tal era el fanatismo engendrado, muestra de una impronta fraterna que ve sus cimientos desde el mismísimo aguante. Un sentimiento que todo aquel que llegó al recinto sintió, como un llamado a la entrega y a la camaradería.

Y es que La Vela Puerca convirtió al Teatro Coliseo en el más grande de los estadios, un lugar en el que cada bronce, acorde, y estrofas eran coreadas con una potencia que rivalizaba ante los decibeles proliferados desde el escenario. La audiencia, totalmente protagonista, fue capaz de expandir el campo de inspiración de temas como “Colabore”, “Sin Palabras”, “Claroscuro”, y tantas otras. Era cosa de ver el fuerte aspecto inmersivo y catárquico de una pieza como “Para no verme más”; no hubo ni una sola alma que no se desgarrara la voz al armonizar con la voz de Teysera.

Comunidad. Cada persona ayer formó parte de una gran comunidad, en el que padres, hijos, parejas, y amistades compartieron una misma voz. Un mismo mensaje que tuvo todo tipo de expresiones. Aplausos coordinados, saltos incesantes, moshpits salvajes, risas exageradas, sonrisas marcadísimas, y bueno, un júbilo destelleante que sería capaz de sanar hasta la alma más atormentada.

Vuelvan todas las veces que quieran.

Setlist: