Escrito por Felipe León y Constanza Machuca
Fotos por Nicolás Rosales y producción de Lollapalooza
Como todo buen Lollapalooza, la edición de este año ha estado bastante comentada, tanto por los nombres que cancelaron (o pospusieron) su participación en el festival, con casos cercanos a la fecha de realización, como por aquellos que visitarán esta jornada de tres días. Mucho debut por cierto.
Precisamente este viernes 17 de marzo en un Parque Bicentenario de Cerrillos cada vez más impregnado de la cultura de los festivales, se inició una nueva versión de Lollapalooza Chile 2023, representando como en cada ocasión, una prueba de fuego sobre cómo va a estar el panorama en general el fin de semana del evento. Una primera impresión de lo que serán estos tres días de música, cultura, y entretenimiento.
El sol azotaba fuerte el pasado viernes 17 de marzo, cuando a las 13 horas el Axe Stage fue invadido por cinco habitantes del planeta indie como Pepe Mazureth, Niña Tormenta, Juan Desordenado, Simón Campusano, y por supuesto, Chini Ayarza. Presentando por primera vez sus canciones en el festival, la artista junto a los músicos dieron cuenta de las implicancias creativas que ha sido todo el proceso de El día libre de Polux, disco debut solista a pocas semanas de salir, cargado de novedades sonoras atrapantes, directas y emotivas. Canciones como “Cinta blanca” o la evocadora “Árboles y pasarelas” sonaron en pleno equilibrio con su repertorio pasado tipo “Plan c”, o la sección dedicada al legado de Technicians como “Amor Naif”, generando mayores matices entre las distorsiones y sensibilidades propias de Chini.png.
Otro de los shows que abrieron la jornada del viernes fue el de la cantante urbana chilena Loyaltty. Este show demostró nuevamente el potencial y versatilidad en cuanto a talentos de la artista: desde la interpretación de sus propias canciones de rapeo y doble tempo, hasta la demostración de su amplio rango vocal interpretando Creep de Radiohead, y cerrando el show con un solo de batería realizado por ella misma tras cantar la canción Beni, con el que cautivó a todos los asistentes. Además, contó con la invitada SOULFIA, con la que anteriormente ya había compartido escenario en Lollapalooza. Sin dudas un show memorable y que dará de qué hablar.
A eso de las 14 horas a un costado en el Perry’s Stage, daba inicio el show de Shirel, cantante chileno peruana que encendió el escenario con su propuesta de trap y r&b, a punta de una versatilidad que no daba respiro. El buen trabajo vocal, sumado a la presencia que la artista tenía sobre el lugar, con bailarines, un vestuario llamativo, y coreografías, cuajó los elementos necesarios para concebir una atractiva presentación en directo, sonando en este recorrido de media hora temazos de su catálogo como “Romper platos”, “Libre albedrío”, o la classic vibe de “Money”. Una demostración del gran progreso que ha tenido en tan poco tiempo.
El parque comenzaba a evidenciar una mayor presencia de personas, para así poder ver en vivo a algunos de sus artistas favoritos, los que curiosamente también gozan de una notable popularidad. Es el caso de FrioLento, uno de los virales musicales más particulares del último tiempo en Chile, que si bien ya cuentan con detractores de su propuesta, no paran de llegar a más y más personas. Fue así como sus versiones post-punk de hits de reggaetón hicieron bailar y vibrar a la audiencia, convocando en el Axe Stage a toda clase de devotxs del proyecto, a una hora complicada por el calor y porque la gente almuerza. No importa, se podía comer y moverse con “Bichota”, o disfrutar de “La gata bajo la lluvia”.
Un poco antes de las 15 horas, el Perry’s Stage comenzaría a vivir la adrenalina del show huracanado que brindó Dillom. Porque el artista se subió al escenario con banda completa, desatando la locura en un público que no paró de saltar, de cantar, de vacilar. Y cómo no si la propuesta en sí resultó ser bastante al choque, contagiando por su carisma y personalidad, pero también por el gran sonido, haciendo sentir gracias a esto, y al despliegue del argentino, con mayor fuerza bombazos como “Post Mortem”, “Bicicleta” o “Reality”, broche de oro para dar el cierre a uno de los mejores conciertos del día.
Dillom tiene una gran fanaticada en Chile, lo que se notó en la convocatoria que tuvo pese a ser una hora temprana, tal cual sucede con el otro proyecto argentino Conociendo Rusia, que atrajó a varias personas al Banco de Chile stage a un horario similar. El proyecto liderado por Mateo Sujatovich generó una gran conexión con quienes estuvieron presentes, atestiguando los frutos de su sonido poprockero con tintes indie pop, a través de canciones como “Puede ser”, “Loco en el desierto”, o la celebrada “Quiero que me llames”. Todo un universo de melódicas sensaciones y melancólicas proporciones, que logró generar un lazo con la audiencia más casual allí presente. Por su parte, las sonrisas del público fanático bastaban para inferir de algún modo la frase “sueño cumplido”.
Otras personas que estaban cumpliendo sus sueños se encontraban en el Perry’s Stage, presenciando el llamativo concierto que estaba brindando Rojuu a las 16 horas aproximadamente. La comunicación constante que mantuvo el artista con el público fue uno de los factores determinantes para que todo prendiera, llamando en varios momentos a “formar agujeros”, previo a desatar la locura con hitazos de su carrera como #BrooklynBloodPop, Umi, o Nezuko. Momentos repletos de adrenalina, en medio de saltos, cantos, y agitaciones que respondieron en todo momento a su propuesta cloud y emo rap. Todo un agitador Rojuu.
Incluso con un par de contratiempos y un intento de acortar el show, la presentación de Mora acabó siendo un éxito total. Con una de las convocatorias más llenas de la tarde y un público que coreaba cada una de sus canciones, el reggaetonero demostró que el género llegó para quedarse dentro del festival. Emanando ese sentimiento de estar más en una fiesta que en un concierto debido a la eufórica energía transmitida a través de Mora, la alegría tanto del público como del escenario fue uno de los puntos claves que logró transmitir. La presentación también contó con dos invitados sorpresa: Pao Pao y Quevedo; este último incluso cantando lo que fue el hit del año pasado, la Bzrp Music Session #52.
Uno de los clásicos que sorprendió bastante cuando se anunció el cartel de Lollapalooza fue Modest Mouse. Finalmente los estandartes de esa primera generación del indie rock noventero sellaron su paso por Chile, haciendo gala de las distinciones y excentricidades que posee el grupo, en un viaje que rememoró varios de los hitos de su carrera. La banda se las arregló para meter 12 canciones en 1 hora, pasando por todo tipo de estados anímicos, en medio de un crudo y existencial pero melódico y carismático registro de canciones tales como “Dramamine”, “Tiny Cities Made of Ashes”, o “Bukowski”. A pesar de lo corto, se generó un ambiente grato, sobre todo para la segunda mitad del concierto, dejando un gran sabor de boca, porque se aprovechó al máximo.
A pesar de haber sido confirmados una semana antes del comienzo del festival, el show de Mother Mother demostró que fueron un reemplazo que valía la pena. Con una convocatoria masiva de público, el indie rock de la banda canadiense deleitó a los asistentes tras su gran química en el escenario e impresionantes armonías, además del increíble carisma y los agudos de Jasmin Parkin y Molly Guldemond que en reiteradas veces causó la euforia en el público y sin dudas dejaban los pelos de punta.
Otra de las postales que dejó este viernes fue la presentación de Kali Uchis, queen máxima que al fin hizo su debut en nuestro país, conquistando de partida con ese ingreso siendo cargada por los bailarines, para luego interpretar “Telepatía”. Dime si eso no es echarse al público al bolsillo. Porque la colombiana hoy en día es uno de los nombres más relevantes de la música mundial, y lo demostró brindando uno de los conciertos más importantes de la jornada, mostrándose cariñosa y cercana con el público, sin dejar de ser la diva que es, patentado en la performance en sí, con coreografías y movimientos que van al son de hitazos como “Dead to me”, “fue mejor”, de su último disco, temas como “I Wish you Roses”, o versiones para “Rica y apretadita” o “Pobre diabla”. Clásicos latinos del ayer y hoy para atesorar.
Compleja estuvo la salida de Kali Uchis, por la cantidad de gente que buscaba agarrar puesto para Billie Eilish y la que quería ir a ver a Lil Nas X, otra de las grandes sorpresas con las que se anotó Lollapalooza Chile para esta versión. Justamente sorpresa y asombro generó la puesta en escena del artista, con escenografías gigantes, la aparición de una culebra, un pony, o incluso mostrando lo increíbles que son sus bailarines bailando, representando el maximalismo en toda su expresión. Pero la estrella del show es Lil Nas X, quedando patentado por sus cualidades como artista, obvio, aunque también por el manejo que tiene sobre el escenario, y lo que representa como figura, como “entertainer”, sonando fuerte temas como “MONTERO (Call Me by Your Name)”, “Old Town Road”, o “Industry Baby”. Gran visita.
Cerrando el Axe Stage, y su movido paso por Chile con sideshow incluido, Rise Against inundó de adrenalina y emoción los 60 minutos exactos que estuvieron sobre el escenario, constatando el gran legado que han cultivado en base a un enérgico y político sonido de hardcore melódico. Una de las características de la banda son los matices que posee, acercándose a otros sonidos incluso como el rock alternativo, lo que quedó en evidencia con este versátil catastro de canciones, donde la gente coreó con el alma cada canción, armando masivos mosh que hablan de resistencia, pero también de compañerismo. De vivir el momento. Una potente imagen con “Satellite”, “Nowhere Generation”, “Ready to Fall”, entre otros himnos sonando de fondo.
El concierto más esperado de este primer día de Lollapalooza (y quizás de todo el festival) era el de Billie Eilish. Masiva expectación frente a este admirable fenómeno de la música que es la artista, que como suele hacer en todo lo que hace, cumplió a cabalidad. Esa enorme masa de gente cantando esos nuevos himnos destinados a la inmortalidad que ha presentado la artista en su corta pero notable carrera, da cuenta del impacto que canciones como “bury a friend”, “NDA”, o “when the party’s over” han tenido en el panorama actual. Mismo presente que impulsó a Billie a utilizar el escenario como una extensión de sí, siendo la inmensidad de este (con pasarela incluida), un vasto espacio habitado únicamente por ella, su hermano Finneas y un baterista. Aquí solo las canciones importan, y vivirlas al máximo claro está, como lo hizo la cantante durante toda su presentación, en los momentos más introspectivos y sensibles, o en los más desordenados y locos. Como lo hizo ese gigantesco público que escuchaba en vivo, al fin, “everything i wanted”, “bad guy” y “Happier Than Ever”.