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¡Arriba la big band! Snarky Puppy y su jazz en pleno siglo XXI

Escrito por Juan Pablo Ossandón

 

La forma en que el jazz evoluciona y respira a lo largo de la historia siempre ha sido una relación con el propio contexto en el que emerge. Sus causas, sus efectos a corto y largo plazo, y, en general, la apreciación que se tiene del mismo son procesos cambiantes. Sin entrar en grandes conceptos intelectuales, si el jazz en sus inicios era un nicho elaborado desde lo popular, hoy el género reviste cierto carácter de elite. Después de todo, aún con la propia libertad compositiva y el carácter improvisado usual que tiene tamaño paradigma musical, sí se necesita de las habilidades necesarias para dar rienda suelta a ese imaginario sin límites algunos.

Ahora, que el jazz sea considerado como un género musical cerebral y de elite, puede que, una de las causas que llevaron a dicha construcción social de ese sonido, es el de la tremenda riqueza musical que yace por debajo del mismo. Un mundo tan vasto en el que subgéneros como el post-bop, el avant-garde jazz, el jazz fusion, el jazz modal, el jazz progresivo, y una diversidad tan rica que puede significar un mundo propio en sí mismo, y para sí mismo. ¿Qué yace en la estela de este fenómeno? El espíritu mismo del género, el expresionismo.

Una de las agrupaciones con más notoriedad de la época contemporánea del género es Snarky Puppy, quienes han reivindicado y apropiado el estilo big band, en una sincronía compenetrada entre cada uno de los músicos responsables de un verdadero ensamble de cuerdas, bronces y percusiones. Y es justamente esa capacidad concreta, en su numerosa cantidad de integrantes, la que permiten al conjunto investigar cuanta arista del jazz fusion les parezca interesante.

De ahí que discos como los últimos y connotados ‘Immigrance’ y ‘Culcha Vulcha’ tengan coqueteos de cerca con el jazz funk –o incluso jazz rock en el caso del primero–, encarnando un mundo exuberante que encarna la propia festividad cultural que expresa cada uno de sus trabajos. Colorido, lleno de groove, con un aspecto cerebral que no hace más que estimular el sinfín de caminos y oportunidades creativas que se posan en frente.

Es de esa máxima aventurera, que Snarky Puppy sigue encarnando el espíritu del jazz tal y cómo se formuló en sus inicios. Aún si es que actualmente pareciera ser un sonido de elite, la verdad es que su propia no tiene ni un sólo ápice de conservadurismo. Muy por el contrario, están muy lejos de ponerse un techo a sí mismos. Y mientras esa ambición resista el tiempo, seguiremos vibrando con sus piezas.


Snarky Puppy se presentará el 20 de mayo en Teatro Coliseo
Entradas por PuntoTicket
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