Por Juan Pablo «Jota» Ossandón
Fotos por Martín Obreque
El nivel de expectación que rodeaba la llegada del DPR THE REGIME TOUR 2022 a Chile era altísima. Después de todo, se presentarían en Chile DPR CREAM, DPR LIVE y DPR IAN, nombres muy queridos por el fanbase local, el cual se hizo notar de inmediato al agotar rápidamente las entradas que se dispusieron para el show a realizarse en el Teatro Caupolicán. Además, existe cierta complicidad entre los artistas y sus fans, ya que Dream Perfect Regime –o simplemente, DPR– es un sello independiente que ha hecho las cosas desde el principio de la década pasada a pulso. En ese sentido, su fanaticada ha atestiguado de cerca el surgimiento de estos nombres desde 0, como una gema escondida detrás de la dominante industria del k-pop, y finalmente podrían formar parte del debut en la noche del martes 18 de octubre, en un concierto que prometía un fuerte apartado visual como parte de la premisa fundante del sello.
Los alrededores del recinto de San Diego se encontraban completamente repletos por filas y filas de dreamers que, organizadamente, fueron entrando progresivamente al teatro desde las 18:00 hrs. En este punto ya se apreciaba plenamente la preocupación por la seguridad de la fanaticada, la cual siguió ingresando de forma masiva incluso en los minutos previos al comienzo del show.
Con puntualidad, el Caupolicán se oscureció por completo para dar paso a las luces del arcoíris, anunciando que el show y una memorable velada estaban por comenzar, y los constantes gritos del público dejaban entrever una euforia total. Así, DPR CREAM es el primero en salir a escena, presentando un DJ set breve que aprovechaba los mismos colores en términos de producción que han caracterizado tanto a él como a sus pares. En el minimalismo de su propuesta, Kim Hyungmo se paseó por el escenario, acercándose a sus fans que manifestaban un ímpetu y total furor al intentar estar lo más cerca posible de él. No pasarían muchos minutos hasta que las luces volviesen a apagarse, reflejo del final del set y el comienzo de otro.
Un enérgico DPR LIVE se toma el escenario al son de «Legacy», uno de los grandes hits que componen su álbum «IS ANYBODY OUT THERE?», y el Caupolicán simplemente se vino abajo. Los altos decibeles del público, un sonido que seguía haciendo esfuerzos en ajustarse, y la entrega del rapero fueron la constante de la partida del set, lo cual se repitió durante «Neon», ante la impresionante presencia visual del astronauta gigante. No obstante, en este punto el concierto toma una pausa –de 5 hubieron– para que las personas en cancha dieron uno a dos pasos atrás, puesto que quienes estaban cerca de la reja o en esta, estaban desmayándose por el aplastamiento de quienes intentaban acercarse. Un gesto sumamente rápido que se manifestó ante la primera muestra de estos desmayos.
En la medida que el set seguía, y la ovación del público no mostraba límites, DPR LIVE se daba momentos para hablar y entregar un lindo mensaje sobre la salud mental, el amor propio y la realización como personas. Importante destacarlo, puesto que humaniza su persona y permite a sus fans conectar más profundo con su música, en especial por que cada quien tiene sus propias luchas y escuchar palabras de ese tipo a quien admiras es, por lo menos, emotivo –en un nivel que no sabíamos que fuese necesario–.
La cantidad de momentos memorables y entrañables contenidos dentro de la presentación de Dabin es innumerable, ya sea desde el coro unísono y estruendoso en «Jasmine» hasta su discurso en el que mencionó su amor por Chile y como le gustaría aprender a hablar español (y que aprendió un poco en la escuela), o bien, las armonizaciones en «Jam & Butterfly», la absoluta jovialidad que se desprendió en «Yellow Cab» y la fiesta absoluta que desató «Hula Hoops», con inflables recorriendo la cancha y que terminaron en las manos de una que otra persona con suerte. Además, ¿qué fue ese cierre? DPR CLINE aparece en escena para acompañar a DPR LIVE en una versión muscular de «Set It Off», que, honestamente, dejó el hype por las nubes y perfectamente pudo haber sido el cierre del show (claro, si es que no estuviese DPR IAN después).
Unas alas negras se alzaban, para la dicha de miles de fans que sabían lo que eso significaba. Así, entre «Mito» y «So Beautiful» DPR IAN se adueñaba de la atención y ovaciones, retribuyendo con una impronta performática en el que su danza, los matices de sus propias canciones y el entendimiento del ambiente, maximizaban la gracia de tan precioso momento. Sin embargo, el show debe detenerse por quinta y última vez, ya que aún se aplastaban dentro de la cancha con tal de acercarse al cantante lo más posible. Bien la producción, los artistas y el equipo de DPR en tomarse en serio estas situaciones, en especial por el tipo de público que ostentan, el cual es mayoritariamente joven y adolescente, y este concierto es probablemente el primero para muchxs de sus fans.
El magnetismo que rodea la persona de DPR IAN es realmente increíble, y va más allá del fanservice que pueda ofrecer, sino que también radica en su increíble carisma y la comprensión de lo que es un buen show. De ahí que seamos capaces de atesorar instantes como el solo de bajo que interpretó en «Calico», la coreografía impredecible e impactante de «Ribbon» o bien, su interacción con el público en canciones como «Dope Lovers». Ni hablar de la respuesta de sus fans, que alcanzaban decibeles más y más altos en cada ovación.
Al igual que DPR LIVE, Christian Yu se dio un momento para hablar de los momentos difíciles por los que ha tenido que pasar, entre canciones como «Sometimes I’m», apreciando el cariño de su público y entregando un positivo mensaje de que hay cuidar de la salud mental. El contraste que tenían estas instancias en conjunto con la algarabía que desataban las canciones del cierre como «Nerves» y «Ballroom Extravaganza» hacían de la experiencia única. Además de que iba abriendo el escenario por completo poco a poco, en un instante increíblemente íntimo, en donde las lágrimas y la dicha de miles formaba parte de voces apasionadas que recitaban con fuerza versos como «for the moment when the world stopped for you». Imposible no emocionarse con un cierre tan hermoso.
El final del DPR THE REGIME TOUR 2022 llegaría con «To Myself», en donde DPR LIVE, DPR CREAM y DPR IAN se hacen con el escenario en conjunto con DPR CLINE y el equipo de DPR para despedirse grandilocuentemente, entre confeti, muchísimas interacciones con sus fans recibiendo regalos y grabando con fuerza el mensaje que queda detrás de «DPR, we gang, we gang». Un verso sencillo, que en su repetición y la fuerza con la que se interpretaba terminaba de cerrar el círculo que existe detrás de su propuesta, en la que cada asistente y cada artista fueron una sola entidad por un breve momento. Algo que atesorar con cuidado en el corazón por siempre, y recordar que los sueños hay que perseguirlos por siempre.
Como punto aparte, y en otro tono, agradecemos la diligencia con la que todos los distintos equipos y artistas actuaron al presenciar desmayos, parando el show cinco veces si es necesario. De ahí el mensaje debe ser claro, y si bien es infinitamente entendible el desear, como fan, estar lo más cerca posible de tu artista favorito, eso no puede ser en detrimento del bienestar de otra persona. Incluso si ponemos esto en perspectiva con otros públicos y otros sonidos, en especial por la pasión que caracteriza al público chileno –y latinoamericano en general–, por último debiera bastar una sola advertencia para tomar un paso atrás. No cinco.
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