A la carta

A la carta: 5 álbumes imprescindibles de Opeth

Por Juan Pablo Ossandón

Opeth, la mítica agrupación sueca de metal y rock progresivo comandada por Mikael Åkerfeldt, finalmente ficha su regreso a nuestro país tras meses de espera de una confirmación definitiva. Sin duda una noticia espectacular para sus fanaticada, la cual tendrá la oportunidad de ver en vivo a una de las bandas más influyentes del prog en general. Y cómo no, si es que Opeth cuenta con una discografía fenomenal que data desde los ’90 con «Orchid» (1995) hasta su último disco editado hasta el momento «In cauda venenum» (2019), en el que habitan un montón de joyas las cuales han influido un centenar de bandas y artistas y se han hecho un nombre en el panorama del metal y la música en general a pura calidad y talento.

Con este motivo, es que quisimos indagar en su discografía y presentar 5 cinco discos imprescindibles de su catálogo, que representan las distintas eras de la banda también: los 90’s, los 00’s, y los 10’s. Pero no sin antes hacer un par de menciones honoríficas a «My Arms, Your Hearse» (1998), «Damnation» (2003) y «Watershed» (2008), otras joyas imperdibles que instamos a escuchar en el caso de todas formas.

Sin más preámbulos, aquí están nuestros recomendados:


Still Life (1999)

Si bien se podría decir que las temáticas de la melancolía y la pérdida son una suerte de constante en los lanzamientos tempranos de Opeth, no hay otro álbum que encarne mejor dichos conceptos que «Still Life». La ambientación lúgubre, reminiscente de tragedias abrasivas, se conjuga a la perfección con la producción más limpia y ambiciosa para esos años.

En este sentido, el metal progresivo que expresan en «Still Life» se nutre de una paleta de colores intensa y abrumadora, forzando al oyente a sucumbir ante atmósferas deprimentes que se expresan en estallidos sonoros representados por el contraste constante entre el apartado melódico y la cara más extrema del álbum. De ahí que tracks históricos como «Face of Melinda» o «Godhead’s Lament» sorprendan tanto, por el recorrido impredecible y errático que existe en este mar de emociones sombrías. Una joya como pocas.


Blackwater Park (2001)

Con la presente marca sonora de Steven Wilson (Porcupine Tree) en términos de producción, «Blackwater Park» es sin duda uno de los discos más grandes, si es que no el más importante, de Opeth, y esa es una declaración respaldada por la opinión pública, la crítica y los propios fans de la banda. Las maravillas que «Blackwater Park» importó para los suecos van mucho más allá de la ya excelsa propuesta del grupo, sino en el aspecto narrativo y conceptual que ejecuta, que por cierto abraza una dirección melódica progresiva mucho más evidente.

Nombrado tras una banda alemana de los ’70 del mismo nombre, «Blackwater Park» es el contraste perfecto entre todo lo que significa Opeth, lo melódico y lo agresivo, lo sobrecogedor y lo atrapante, y es que el desarrollo prolífico de riffs contundentes, desafiantes y aventureros, permitió a la banda indagar por páramos estéticos mucho más frondosos. De ahí que existan tantas sorpresas y detalles en la escucha del disco, el cual, de la mano de hits como «Harvest» o «Bleak», se alza como un punto cúlmine en la historia de la agrupación.


Deliverance (2002)

El sexto álbum en el asombroso catálogo de los suecos presentó también su faceta más dura de roer. Extremando recursos y trabajando estéticas robustas, «Deliverance» es fácil una de las cartas más pesadas, abrasivas y oscuras de Opeth.

Sin abandonar la identidad progresiva en ningún momento –evidentemente–, los suecos se someten a un relato lúgubre y ensombrecido que indaga directamente en los abismos más recónditos de su imaginario, para así brindarnos un álbum tan aplastante que sentó un precedente para muchísimos nombres del metal progresivo. Y eso se basa en una premisa retratada aquí a la perfección: lo extremo también puede ser progresivo. Esa sencilla pero compleja declaración llevó a Opeth a otro rincón más, fiel reflejo de su hambre creativa, estableciendo una narrativa deprimente y solemne que estalla una y otra vez, lo que la producción de Steven Wilson es capaz de pulir sin mayores problemas.


Ghost Reveries (2005)

Si bien esta recomendación ensalza específicamente a «Ghost Reveries», es importante poner este álbum en el contexto concreto en que se sostenía, siendo el sucesor de «Damnation» (2003), el séptimo álbum del grupo y el cual abandona los elementos extremos y distorsionados del metal para enfocarse directamente en el prog. En ese sentido, «Ghost Reveries» es más que un regreso al concepto general de la banda, sino también es la continuación lógica en términos creativos, nutrida totalmente por esta aventura que se dio la banda anteriormente.

De esta forma, la pesadez, contundencia y narrativa lúgubre de Opeth nunca habían sonado tan inquietas y curiosas como lo fue en «Ghost Reveries», un álbum que perfectamente puede ser el hijo de sus dos predecesores «Deliverance» y «Damnation» –los cuales representan dos extremos sonoros–, y es que esa conjugación entre esos elementos encuentra salidas tan curiosas que sudan un dramatismo único. Es cosa de escuchar el monumental track de apertura «Ghost of Perdition» para sumergirse en los trazos complejos propuestos por la banda. Una obra maestra, y uno de nuestros favoritos personales.


In Cauda Venenum (2019)

La última era de Opeth alcanzó su punto más con «In cauda venenum», el cual representa uno de los tonos más inquietos e histriónicos de la banda, así como uno de los ambiciosos. Dándose el lujo de grabar una versión completamente en sueco, este álbum se hace con todo el melodrama emanado de su concepto, para así retratar una muestra totalmente equilibrada de lo que puede hacer el rock progresivo en estos tiempos.

De esta forma, es que el último álbum lanzado por la banda hasta la fecha, se hace con un sitial importante al manipular a su voluntad distintos sonidos y géneros hermanos con el rock progresivo que van desde aristas más psicodélicas, aproximaciones art rock y, por supuesto, la infaltable presencia sutil de estéticas extremas de la mano del metal progresivo. Es por estas razones, y muchas otras, que «In cauda venenum» es una razón perfecta para demostrar la buena salud de la banda actualmente.


Sábado 11 de febrero de 2023

Entradas disponibles por Puntoticket

Produce Stgo Fusion

También puede gustarte...