Escrito por Antonia Hernández
Fotos por Alejandra Besoain
Erlend Øye es uno de los músicos noruegos más prominentes de la historia del indie, y es que su presencia se remite a dos grandes proyectos como lo son Kings of Convenience y The Whitest Boy Alive, además de una prolífica carrera solista que esta vez lo trajo nuevamente a Chile con La Comitiva.
La relación que ha cultivado con nuestro país está nutrida por numerosas visitas con sus distintas bandas, pero también directamente con el panorama nacional, al haber colaborado en un par de ocasiones con el cantautor chileno Diego Lorenzini. Por estas razones, cada uno de sus shows se siente un ambiente cálido por una relación casi familiar del noruego con esta angosta franja de tierra.
Tras una larga y ansiosa espera, pasadas las 21:40 subió al escenario Rosario Alfonso para abrir la noche. Con guitarra en mano y acompañada por Alfilera en las cuerdas, inició el show con “Un día lo encontré”, canción que, aunque tranquila y sutil, logró cautivar al público desde el primer acorde. Durante el acto interpretó varios de sus éxitos, su voz íntima y cálida recorriendo la explanada de Matucana 100, pero el momento más especial llegó cuando invitó a Niña Tormenta al escenario para cantar juntas “La vida pasa”, último single colaborativo de ambas artistas, durante el cual invitaron al público a unirse en el coro, instalando una dinámica envolvente y cercana, perfecta para lo que vendría después con el acto principal.
A eso de las 22:30, Erlend Øye y La Comitiva tomaron finalmente el escenario, abriendo con “Fence Me In”, primera canción del álbum solista de Erlend, ‘Legao’. Desde los primeros acordes, quedó claro que lo que el público iba a presenciar no era sólo un show, sino una celebración de la música en su forma más íntima. Las cuerdas dominaron la velada, tejiendo un entramado sonoro que distó de las grabaciones de estudio: más acústico y más cercano al folk, construyendo un ambiente único, como si te tratara de un grupo de amigos compartiendo canciones en su hogar.
Y es que la conexión de Øye con Chile fue parte esencial del hilo conductor de la noche. El artista ha construido ha través de los años una estrecha relación con nuestro país, visitando distintas ciudades en numerosas ocasiones y colaborando con artistas de la escena indie, como Niña Tormenta o Diego Lorenzini, más allá de esto, el noruego vivió una temporada en Chile, adoptando y desarrollando su música en el corazón de Santiago. Esta relación antecede a su historia: sus padres se conocieron gracias a una protesta realizada en el extranjero contra la dictadura chilena, un presagio de una relación artística, creativa y personal que muchos años más tarde habría de forjarse.
Así, la presentación continuó cargada de emotividad, cada nota resonando cómo un eco las conexiones personales y culturales Erlend ha forjado a lo largo del tiempo. “Upside Down” y “Altiplano” fueron de las canciones siguientes, ambas partes del disco debut de Erlend y La Comitiva, agrupación nacida con Øye viviendo en Siracusa, Silicia, y compuesto por tres músicos sicilianos. El encanto mediterráneo de la banda, acompañado por la voz de su frontman, aportaron al sonido cálido y artesanal de sus canciones, con una mezcla de instrumentos de cuerdas —guitarras, violines y mandolinas— y una aproximación minimalista que priorizó la cercanía y la emoción.
“For the for the time being” siguió con esta tonalidad, una interpretación sencilla y atrapante de La Comitiva de la versión original de Phonique en colaboración con Erlend, lanzada en 2004. Asimismo, “Rainman”, parte también de ‘Legao’, continuó la temática romántica de las canciones, un canto honesto orientado al amor.
Con “You and Only You”, otra linda canción de amor, la banda tomó asiento en círculo, acercándose entre ellos y a la vez al público, en lo que sería un último tramo íntimo y colaborativo, los presentes entonando las canciones que faltaban por venir. Pasados los minutos, volvió Rosario Alfonso al escenario, tomando asiento entre los músicos, y acompañando a la banda en un cover acústico y único de “Sabor A Mí” de Luis Miguel, las voces de ambos artistas entrelazándose en los coros y entonando las notas con una melodía suave.
Tras esta penúltima presentación, el cierre de la noche estuvo a manos de “Valdivia”, canción acústica e instrumental más que adecuada para concluir la jornada, un tributo a la ciudad del sur de Chile que incluyó a la audiencia entonando la melodía en un encuentro y celebración de lo que fue un show ciertamente inolvidable para los presentes, y en lo que sea ojalá una promesa de parte de Erlend y su banda de visitar nuevamente nuestro país.