Escrito por Hernán Carrasco
Corren los días y la espera se vuelve ansiosa para el Knotfest el día 2 de noviembre en el Parque del Estadio Nacional –y puedes adquirir tus entradas por PuntoTicket–. Las bandas headliners como Slipknot y Disturbed se congregan en un ritual nostálgico de los dos mil, entregando también una visión a futuro con agrupaciones como BABYMETAL y Poppy. Para esta entrega, estaremos revisando la metamórfica trayectoria del proyecto Poppy, una de las artistas más interesantes de la actual década de las redes.
Dentro del universo de Poppy, hay que esclarecer que el comienzo de That Poppy en el año 2014 en YouTube, logró una notable notoriedad cerca del año 2017. Principalmente por sus videos virales, donde Poppy -una especie de “androide”- satirizaba cierta cultura de internet, generando un ambiente un tanto inquietante para el espectador.
Y es que el proyecto de That Poppy forjó una evolución impactante, desde el sencillo que lanzó en 2015: “Lowlife” del EP ‘Bubblebath’ (2016), donde mezclaba ciertas herencias del pop reggae con el electropop y dance-pop, hasta su más reciente EP ‘The Cost of Giving Up’ (2024). El camino que Poppy ha recorrido, es un camino que prácticamente nadie se lo esperaba.
La evolución de Poppy: Una transición de estilos
No es necesario profundizar demasiado para entender la transición de Poppy. Desde su debut con ‘3:36 (Music to Sleep To)‘ (2016), un álbum casi completamente de ambient, hasta ‘Poppy.Computer‘ (2017), donde abrazó las retóricas del electropop con una ambientación extravagante que reflejaba su personalidad. Todo esto sucedió bajo la performance del proyecto That Poppy en YouTube. Sin embargo, la clara exploración de elementos distintos hizo que Poppy lograra una notoria exposición a la crítica.
Sin embargo, fue en el álbum ‘Am I a Girl?‘ (2018) donde comenzó a gestarse un quiebre. Resultó totalmente inesperado que en este trabajo se incluyera “X”, un tema de metal alternativo en un álbum predominantemente de electropop. La reacción a este disco no fue silenciosa; muchos comenzaron a prestar atención a su proyecto, esperando quizás ese cambio que todos intuíamos.
EP’s como ‘Choke’ (2019) tomaron una narrativa más oscura. La temática resuena en una suerte de electro-industrial. Un género que combina lo más físico del EBM y el sonido mecánico y abrasivo del industrial. Este ominoso EP lleva cortes como “Scary Mask” en colaboración con FEVER 333, una canción intensa que se contrapone con la intro melosa y el salto al coro punzante y enérgico.
El éxito tras ‘I Disagree’ (2020)
La trayectoria de Poppy lograría un disco aclamado en la crítica y sumamente reseñando y escuchado. Hablamos de ‘I Disagree’ (2020), y aquí el cambio es radical, transicionando a un disco puramente de metal alternativo. Tomemos un tema como “Concrete”-el track inicial- la escucha va en un vaivén de estructuras extravagantes, desde el inicio casi de pop de cámara hasta el coro intenso cercano al metal alternativo. Y si, este disco pasa por una estética que logra combinar un sinfín de elementos distintivos de géneros casi opuestos. Canciones como “I Disagree”, “BLOODMONEY”, “Fill The Crown” logran capturar una esencia sumamente popera, pero que rompe el esquema con una intensidad propia del metal alternativo, industrial o nu metal.
Para ‘Flux’ (2021) logra subvertir las ideas preconcebidas del ‘I Disagree’, llevando a un espacio más acorde al rock alternativo y el power pop que el metal. En este intertanto en donde el proyecto generó cierta controversia con un álbum como ‘Music to Scream To’ (2020) -en efecto un disco polarizante-, pero que logra estabilizar su figura con ‘Zig’ del año pasado. Un corte que intercala en el alt-pop y el post-industrial.
Sin duda, Poppy se reinventa continuamente con cada lanzamiento, consolidándose como una artista en un proceso constante de transformación. Provocadora y audaz, desafía las expectativas del público al retomar las ideas que dieron origen al proyecto That Poppy, especialmente en lo que respecta a la narrativa. Una narrativa que explora la alienación en la era digital, un contexto donde todo ocurre a gran velocidad, y que, quizás, se relaciona profundamente con los cambios bruscos de temática en cada disco de Poppy. Cada álbum no solo refleja su evolución artística, sino que también actúa como un comentario sobre la naturaleza efímera y caótica de la cultura contemporánea.
Colaboraciones que marcan la diferencia
Otro de los puntos álgidos de Poppy son sus destacadas colaboraciones. Desde su enérgica unión con FEVER 333 en “Scary Mask” hasta el tema “Play Destroy”, donde se une a Grimes, Poppy ha sabido elegir aliados que complementan su estilo e intensifican su sonido. Otras colaboraciones notables incluyen “V.A.N.” con Bad Omens, que fusiona elementos de rock y pop con una lírica provocativa, y la aclamada “Suffocate” junto a Knocked Loose, un corte de metalcore puro y duro que resalta una versatilidad y capacidad única para moverse entre géneros. Demostrando también su habilidad para crear conexiones auténticas en el panorama musical contemporáneo.
Poppy en esencia
Efectivamente, Poppy es otro de esos elementos propios de la cultura pop que desafían las normas de lo establecido. Todo camino al arte del proyecto va en constante aprecio a romper esquemas, independiente de sus pros y contras. Una tarea titánica para Poppy, pues normalmente las agrupaciones tienden a irse por un sonido sin repercutir en un cambio brusco de su estética. Lo que queda claro es que Poppy, llega ya a consolidarse como una figura sumamente interesante en el panteón musical del metal y el pop actual.
No te pierdas a Poppy, una de las invitadas estrellas para el Knotfest del 2 de noviembre. ¿Te sumas a explorar su innovador estilo y energía en el escenario? ¡Será una experiencia inolvidable!