Escrito por Teresa Leiva
Fotos por Omar Yanez
El domingo 29 de septiembre, el Teatro Coliseo de Santiago se transformó en un santuario de emociones con la llegada del pianista neoclásico Tony Ann. El canadiense de 28 años se encuentra realizando su primera gira por Latinoamérica tras haber logrado capturar la atención del mundo a través de la plataforma TikTok. Esto gracias a su serie viral #playthatword, en la que responde comentarios de personas que le mandan conceptos como «estar perdido» o «tiempo» para que él comparta su interpretación personal de la palabra a través de una composición en piano.
Tony Ann comenzó el show simulando el sonido de la lluvia. Sus dedos se deslizaron sobre las teclas y los espectadores pudieron seguirlos por la pantalla. Desde el principio, el artista optó por lo intenso, estructurando su show en cuatro partes: una melancólica, otra enérgica, una que llamó “épica” y, finalmente, una más personal y cercana a su corazón.
Al concluir su primera pieza, Ann sacó una hoja de su bolsillo y, con un esfuerzo palpable, intentó presentarse en español. «Lo único que sabía de Chile era que hacen buen vino y que son apasionados. Eso lo sé por cómo celebran en el fútbol«, compartió, refiriéndose a la cultura chilena. También agregó: “No he tenido la oportunidad de probar el vino, pero planeo hacerlo hoy para celebrar el show”.
Para su tercera canción, presentó un ritmo rápido y un tanto desconcertante. La pantalla mostraba un reloj giratorio y transportó al público en una especie de trance. Durante una pausa, se dirigió a la audiencia con una pregunta sincera: “¿Están disfrutando la música?” y confesó su nerviosismo por hablar en público.
La segunda parte del show incluyó «Something I Could Never Be» junto a al artista estadounidense Wrabel, donde la letra y el video se proyectaron en la pantalla. La parte enérgica comenzó con una composición de notas agudas. Las luces rojas dieron a entender que se estaba intentando de simbolizar musicalmente la rabia. Para dar inicio a la parte “épica” presentó su versión del tema principal de «Interstelar», que le agrega samples y referencias de canciones clásicas le gustan. Antes de tocarla, preguntó al público cuántos habían visto la película. Con esto generó una atmósfera de complicidad.
En uno de los momentos de pausa entre canciones, Tony compartió su historia musical, recordando cómo, a los 12 años, decidió ser compositor tras ver una película sobre Beethoven en su escuela. Invitó a aquellos que tocan el piano a levantar la mano, y alentó a los que no lo hacen: “Nunca es tarde para empezar. Lo único que necesitas es pasión”.
Tony Ann terminó el concierto agradeciendo al público, diverso en términos de edad, la instancia. Agradeció el respeto, el silencio, la atención y el ímpetu de los aplausos. El artista ofreció una narrativa sin palabras, donde cada nota contó una historia. Con nerviosismo y gratitud, expresó lo honrado que se sentía de abrir su corazón ante un público tan nuevo. ¿Quién dijo que la música clásica estaba desactualizada?