Escrito por Hernán Carrasco
Fotos por Paulina Kim / Urimusic Entertainment
Lo de DREAMCATCHER en Chile dejó algo más que claro. Y es que resulta increíble el apoyo constante de la fanaticada chilena a ciertos grupos de k-pop. Sin lugar a duda, la tremenda distancia física que existe entre nuestro país y Corea del Sur es un obstáculo gigante, sin pensar en la logística y el equipo detrás que existe para conllevar un concierto en un lugar tan alejado. Es por esto que el fandom local –independiente del grupo– se siente tan fraterno y pasional. La espera se hace eterna y la música se vive al máximo, como si fuese la última vez que veas a tus bias en persona.
En este intrincado escenario, es donde se sienta en la mesa DREAMCATCHER en el marco de su gira mundial “Luck Inside 7 Doors”. Ha corrido mucha agua bajo el puente desde la última vez que vinieron al Club Chocolate el 2018. Un grupo distinto, nuevo y con mucha menos experiencia en la industria, en comparación con lo que vimos el día 17 de septiembre en el Teatro Coliseo. ¡Y es que la fila del teatro recorrió casi toda la manzana! Una expectativa enorme, en donde nos deparaba un show, simplemente, fenomenal.
Tranquilamente se iniciaba la jornada con las largas filas de personas entrando cerca de las 18:00 horas en punto, en ese intertanto se presentó la aclamada interprete chilena Karla Grunewaldt, que desplegó una tremenda exposición de su mágica música. Un show de entrada perfecto, que dejó a más de alguno con ganas de escuchar un show completo de esta artista.
Y bueno, puntuales y concretas el show de DREAMCATCHER comenzaba con un aviso previo de la traductora a eso de las 7 pm. Sin mucha prisa, las luces del Coliseo se apagaron ante la algarabía del público chileno. Las pantallas cobraban vida mientras se presentaban cada una de las integrantes ante el bullicio del fandom. Repentinamente JiU, SuA, Yoohyeon, Gahyun, Handong y Siyeon aparecían envueltas en sus capas respectivas ante la mirada atónita del público, sonaba así la apertura del show con “OOTD” y “Black and White”. Sin duda una apertura fogosa y llena de coreografía, que provocó un estallido en la multitud al son de los coros pegajosos y estridentes.
La tónica del show iba siendo similar a otros conciertos de k-pop. Comenzando con temas de la vasta discografía del grupo, mientras en los interludios de conversación con el público se esmeraban en presentarse a pesar de la barrera idiomática y gracias al buen trabajo de la traductora, y ocasionalmente mostrando un video recreativo que dibuja el concepto de DREAMCATCHER. Unos interludios con fuertes tonos de epicidad que iban aumentando la expectativa del público.
Y es que la alegría se percibía por todos lados, mientras las interacciones entre las idols y el público se sentían tan genuinas y cálidas, el show se sentía épico y con un fulgor único. No solo por las coreografías aparatosas sino por la gran calidad vocal y carisma de cada una de las integrantes que iban desplegando en el escenario. Así se sintió en canciones como “2 rings” y la esperada “BOCA”, un verdadero temazo.
Las miradas se enternecían cada vez que las idols le entregaban un saludo o un afecto a su público. Los corazones se visibilizan y los gritos se intensificaban. Mientras sonaba “Propose” un tema más reposado y lírico, precediendo de “Rising” que dejó un tempestuoso y épico coro de la mano de Siyeon.
Ellas mismas nos recalcaron lo distinto que se sentían con respecto a su show anterior del 2018. La madurez de un grupo que lleva 8 años se hizo sentir. La experiencia les dio esa posibilidad de generar ese lazo con el público tan genuino que incluso nos dio momentos humorísticos como cuando un fan les entregó un cartón en tamaño real de Dami –integrante que no pudo venir por razones de salud–. a las chicas de Dreamcatcher, generando un caos total, o cuando las chicas le celebraron el cumpleaños a Siyeon en pleno pasaje de “Silent Night” –incluyendo grandes cantidades de fan service– .Y es que DREAMCATCHER se sentía como en casa, así lo sentían los fans que cada vez les regalaban chupallas o les cantaban las típicas canciones chilenas con ese tinte de humor tan criollo.
El show parecía que se pasaba muy rápido, pues la energía rimbombante se acrecentaba con canciones como “Rising” o los temazos de antaño como “Wake Up”, la poderosa “The Curse of The Spider” y, sin lugar a dudas, “Scream” uno de los primeros grandes éxitos del grupo. Así las pasiones iban reflotando en temas tan hermosos como “Deja Vu”, que incluyó una intro bien introspectiva para saltar al final épico, al igual que la versión en vivo de “Lullaby”, que provocó quizás mas de alguna lagrima. No obstante, uno de los puntos más álgidos de la noche, la ya mencionada “Silent Night” donde todo el mundo saltó con ese final que llegaron a repetirlo casi 10 veces, convirtiéndose en una fiesta electrónica de por si. “STOMP!” por su parte, hizo retumbar el ardiente Coliseo con las pisadas del público, generándose un momento bien poderoso con la música de DREAMCATCHER.
Ya a casi el final del show es donde las chicas se tomaron todas las libertades para dejar en claro quienes eran ellas. Así sonaron temas como “JUSTICE” y “BONVOYAGE”, dos de los últimos grandes singles del grupo. Un desplante brutal que llenó el recinto de aplausos y gritos. El que una vez fue “nugu group” con MINX y qué cambió radicalmente su concepto nos regalaron un encore fabuloso con “We Are Young” y la tremenda dedicatoria a su fanaticada InSomnia con “REASON” un cierre emotivo para cada uno de las almas que visitaban ese lugar. Así se despedía Dreamcatcher, mientras la gente coreaba “GOOD NIGHT” como un agradecimiento recíproco.
El show comprobó con unanimidad la basta y religiosa cultura “idol” chilena que se fue inculcando a lo largo de los 00’s y que resurgió enormemente a fines de los 10’s con las nuevas generaciones de k-pop. Sin duda, el grupo apela mucho a ese estilo sonoro: fuerte, épico y con un sentido melódico y melancólico bien calcado en su música. Probablemente eso nos resuena con una nostalgia difícil de explicar. A pesar de eso y, a todas luces, DREAMCATCHER cumplió con todas las expectativas y no fue en vano la larga espera de 6 años desde su última visita. Esperamos con creces un regreso, y es que la propia Gahyun nos prometió que volverían a vernos.