Expectador tuvo la oportunidad de entrevistar a Felipe Galaz, bajista de Pacífico, banda que estará encargada de abrir el próximo show de la emblemática banda de power metal, Symphony X, el 30 de julio en el Teatro Coliseo.
Pensando en que tanto la música de Symphony X como su público obedecen a la búsqueda de sensibilidades tan específicas, ¿qué desafíos implica abrir un show de estas características?
Mira, nosotros tenemos un problema, que nos encanta y es que en realidad nadie sabe dónde ponernos. A ver, nosotros hacemos pop, más bien. Entonces, el problema lo tiene la gente que nos etiqueta. Nosotros hacemos lo que nos sale del alma y lo que nos gusta y un poco la música que perseguimos hacer desde que éramos chicos. Y resulta que hay un montón de gente que le ha parecido que era suficientemente interesante como para abrirle. Abrir para Dream Theater fue una experiencia muy interesante, nos pedían antorchas y gaviotas. Súper buena experiencia. Hay una cosa que también tiene que ver con las productoras, que es saber llevar una banda que sea capaz de soportar la responsabilidad. Nosotros somos músicos y no jóvenes. Yo creo que nosotros somos mayores.
Por lo menos yo creo que la gente entiende la responsabilidad, el respeto al trabajo de los músicos y el trabajo de la productora, que no es menor cuando tú tienes que abordar una cosa de este tipo y poner una banda chilena antes de otra banda europea importante. Bueno, yo creo que es una oportunidad para toda la gente que de alguna manera está relacionada con el con el rock y con el progresivo. Somos una banda chilena que hace cosas que están en un territorio similar.
Aquí lo interesante no es radicalizar, sino poder abrir. Son decisiones de producción que uno no siempre entiende, pero yo creo que lo rico es poder ver una banda chilena que tiene el estándar de calidad, aún cuando no necesariamente sea del mismo estilo, digamos que no es tan relevante.
Quizás pasa con Dream Theater que su estilo es más tradicional. Bueno, tiene que ver con que son antiguos y ellos mismos fueron inventando eso que hoy, en retrospectiva, se entiende como tradicional. Me refería más al desafío de enfrentarse a un público menos general y un poco más ñoño.
Yo no podría adivinar si son más “exigentes” o gente más instruida en este tipo de música, pero puedo decir que cuando tocamos con Dream Theater, en la primera fila -seguramente- teníamos a todos los bateristas que estudiaron en la Escuela Moderna de Chile en los últimos quince años.
Pasa que hay una cosa que tiene que ver con la seriedad. Esto lo digo con gran humildad, pero cuando tú eres consistente y serio, si se demuestra que hay consistencia y una forma sólida de hacer las cosas, entonces la gente que se encuentre ahí probablemente no va a salir corriendo por el show a buscarlo en Spotify para escuchar a la banda, no. Pero sí se van a interesar por nosotros, que estamos en esto de producir una cosa y tiene que ir con el mayor respeto posible. No somos unos payasos que consiguieron la movida por ser amigos de alguien. La misma gente de Symphony X tuvo que aprobar la moción de que fuéramos nosotros los teloneros. Bueno, y además tenemos la confianza en la seguridad de haber hecho cosas de este tipo en un muy buen estándar, así que estamos entusiasmados, felices y con nervios, porque el que no tiene nervios, que siga en la casa.
¿Por qué crees que en Chile existe una fijación especial con las expresiones progresivas del rock y el metal?
Yo creo que más que buenos para el progresivo, son buenos para el metal. Yo ensayo en un edificio que tiene cerca de 15 salas de ensayo para cerca de 25 bandas distintas. Y nosotros somos los que no somos metaleros, todo lo demás es doble bombo, drop D, guturales y a esa gente incluso le va bien afuera de Chile en algunos casos.
Igual alguna vez se llevó una escena bastante vital para el rol progresivo, por alguna razón, en Chile. Tiene una cosa de que viene Roger Waters y llenamos el Nacional y metemos tres nacionales llenos de 80.000 personas. Si tú traes, por ejemplo, a Genesis, va a pasar lo mismo. Por alguna razón la gente dice “no, esta música es muy densa o muy fumada”, sin embargo, esas mismas bandas han llenado el Movistar Arena más de una vez.
Por ejemplo nosotros, que nos pasa que no saben dónde meternos, porque tenemos componentes muy fuertes. Nosotros tenemos mucho que ver con el rock, pero también con el pop y hasta el blues. Es muy curioso. Nosotros quisiéramos que esas expresiones se reflejaran en más participación de las carteleras de festivales grandes chilenos de ondas progresivas.
La vara con la que se ocupa en Chile para medir todo esto te desconcierta. Nos va mejor afuera que acá. Ahora iremos a Perú a fin de año para hacer un par de fechas y según nuestro indicador de Spotify, el 95% de nuestras reproducciones son fuera de Chile. Aquí tenemos números de reproducciones miserables.
Muchos artistas nacionales de todas las expresiones denuncian algo similar, ¿crees que es un problema de industria y políticas o directamente de la voluntad del público?
Yo creo que es del público. Hay un efecto masivo donde la gente está dispuesta a aceptar cinco bandas conocidas y noventa desconocidas, pero es como es en el marco del hype o son seguidores de alguna, son un dedo y compran la onda. O van a ver cosas que ya son vacas sagradas o que están súper probadas. Y si tú revisas la parrilla de eventos en Chile, lo rockero es lo que más vende. Entonces es raro, yo no entiendo, es muy “de industria”, pero además hay una tema con que la inversión sea tan alta, hay que sacarle lucas al tema y yo entiendo que tenéis que tener sandía escaladas, porque esto es un negocio también y yo solamente no super bien.
Pero creo que falta un poco de diversidad entre la participación de los artistas chilenos en estas cosas tan internacionales y de gran estándar, o sea, tú te sales de los festivales internacionales y el estándar técnico decrece significativamente. Yo no sé dónde tocan los artistas urbanos, los que dicen que llenan cosas. Y yo sí sé que las rancheras llenan en todos lados, ocho meses de actividad infinita. No saben qué hacer con la plata.
Por respeto al tiempo, lo mejor es ir cerrando, ¿qué tienen planeado para el futuro de la banda?
Tenemos un disco que lanzamos recientemente, en mayo, que lo grabamos en el estudio de Juan Ricardo Ávila, que es un destacado músico e ingeniero en sonido chileno, además mezclado en Inglaterra con otro tipo que es un bacán. Ese disco está en promoción en este momento, por así decirlo. Todo lo que estamos haciendo está orientado a presentar ese disco. Lo que vamos a hacer en Symphony X es principalmente tocar los temas más pesados y los más más coherentes con lo onda de Symphony, en ese disco, luego estamos buscando como te decía oportunidades fuera de Chile México Perú Argentina y Europa y
los festivales grandes y hay algunas cosas como te decía en la octava región de la Quinta Región que están en negociaciones y que estamos empujando y esperando que se cierren. Esto siempre tiene ciertos niveles de complejidad. Probablemente vamos a hacer alguna Batuta o así, pero eso siempre es chiquito. Estamos pensando en pelear cosas como Club Chocolate o similares que también son plazas más o menos interesantes. Todas las plazas en Chile, si no son estos festivales de gran formato, son cosas muy chiquitas; locales de 100 personas. Es mucha cáscara para tan poca nuez, pero es lo que es no más. Además tenemos una bucket list de cerca de veinte temas, que estamos viendo si les terminamos de hincar el diente para entrar al estudio de nuevo, pero siempre estamos llenos de cositas y empujándolas con una estrategia seminal.
Como te decía, estamos en una posición extraña de gente mayor haciendo música nueva y tratando de promocionarla para que esto llegue a todas las audiencias, lo que es bastante raro. Digamos que casi todos los viejos de mi generación están tocando las cosas que hicieron cuando eran jóvenes y solo nosotros estamos haciendo otra cosa. Estamos tratando de hacer sonar nuestra música joven. Yo te agradezco amigo, y le mando un saludo a toda la gente que lee Expectador y los invito a que el 30 de julio se vayan a dar un festín con Symphony X, que es una aplanadora. Power metal de altísima calidad lleguen tempranito para aprovechar de ver a la banda chilena que hace de telonero.
Estos dicen que empieza a las 21:00, pero no, empieza a las 20:15 cuando saldremos nosotros, y aprovechen de ver una banda chilena con una técnica internacional. Porque esto deja claro que que Bielsa tenía razón, o sea, futbolistas buenos tenemos, lo que no tengamos muy buen campeonato, pero futbolistas tenemos para chocar. Así que no se lo pierdan. Los esperábamos 30 de julio, 30 años de Symphony, 30 minutos para Pacífico, que le va a dar lustre a morir, muchas gracias.
Gracias a ti.
Sin mucho más que agregar, las entradas para la fecha de Symphony X en el Teatro Coliseo a fin de mes están disponibles en PuntoTicket.