Pablo Alborán en Chile: El romance prometido

Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Andie Borie y DG Medios

Como parte de su tour «La Cuarta Hoja» –llevando el nombre de su más reciente álbum de estudio–, Pablo Alborán regresó a nuestro país nuevamente presentándose ante un Movistar Arena sold out, en la primera de dos noches de ensueño para su fanaticada que venía a cantar desaforadamente los melosos versos del artista español, en lo que terminó siendo una velada de lo más encantadora.

Comenzando con «Carretera y manta», la audiencia terminó por soltar todo tipo de suspiros, gritos y alaridos ante la presencia magnética de un Pablo Alborán que, con versos fraseados entre su adorable sonrisa, nos regaló también tracks como «No vaya a ser» y «Tabú». De esta forma, el español declara de forma entrañable que «sois mi segunda casa, mi segunda familia«, prometiendo una noche de dos horas de nada más que mucho romanticismo.

Sabido es de la devoción que rodea la figura de Alborán, no por nada tiene –a lo menos– cuatro fanclubs en nuestro país. No es algo de lo que muchos artistas puedan regodearse, y eso sólo es señal del cómo su prosa sentida resuena en el alma de cada fan. Cada amor (como en «Tu refugio») y desamor (como en «Si hubieras querido») fue representado de forma fiel en la voz del oriundo de Málaga, vaticinando como se iría desenvolviendo el resto de la noche.

Ahora, si bien cada una de las canciones en su repertorio puso a todo el Movistar Arena a corear fuertemente, hay algunas piezas que, especialmente, dejaron un impacto aún más profundo. «Saturno», por ejemplo, fue fácil uno de los puntos más álgidos del show puesto que el público fue protagonista, y es que la subida de decibeles en su canto era estremecedor. Lo que, acto seguido, siguió cosechando más postales para el recuerdo con el medley de «Solamente tú» y «Perdóname». Pablo quería contentar a todo el mundo, y lo estaba logrando con creces; el que quedase el público cantando solo a capella era demostración de ello –y bueno, las ovaciones por doquier también–.

Esta vez, sentado junto a su guitarrista quien entregó una muestra increíble de virtuosismo en clave guitarra española, Pablo Alborán dejó caer «Que siempre sea verano», coqueteando con la cámara en un ademán de intentar mirar directamente a los ojos a sus fans. Por lo demás, el músico también se dio distintas oportunidades de mostrar sus dotes como multiinstrumentista, entregando un solo de percusión previo a «El traje», contrastando con la tristeza y amargura que reside en los versos de «Dónde está el amor».

Hay que reconocerle a Alborán que el hombre sabe cómo dar en la belleza que albergan los corazones rotos. Si bien su carisma y showmanship dejaban salir todo tipo de suspiros, fueron las lágrimas que derramaron canciones como «Miedo» y «Por fin» las que denotaron el carácter crudo y real tras la fragilidad develada en temas como tales. En esta última, se acercó al público de la reja para compartir de cerca, saludar físicamente e incluso despedirse de ese espacio con un beso en la mano a una afortunada fanática.

Así fue como esta noche dejó todo tipo de recuerdos imborrables. La pareja que se comprometió en matrimonio en Platea Baja mientras el español interpretaba «Prometo», el océano de luces y colores propiciado por la organización de los fanclubs en «Amigos», y el grand finale con «La fiesta», dejando a todo el mundo sonriente. Sin duda alguna, el músico español prometió romance, se paseó por todas las aristas de ello, y vaya que cumplió. Un show encantador.

Setlist: