Escrito por Nicolás Merino
Fotos producción REC
Este ha sido algo así como un «año Pánico«. No solo se reunieron, sino que esta misma reunión ha estado dotada de una magia y un respeto que no han logrado conseguir ni siquiera esas otras bandas chilenas genuinamente más populares y que también han dado bombo con sus reuniones durante el presente año.
De partida, la reunión no podía contar con mejor escenarios: estuvieron en Lollapalooza y Rock En Conce. Literalmente no existen otras plataformas nacionales de mayor convocatoria en cuanto a música en vivo se refiere. Además, y con un excelente timming, la banda ha visto todo este proceso acompañada de la circulación del último trabajo de la destacada periodista nacional Marisol García, ‘Al Estilo Pánico’ (editada por Club De Fans), una detallada biografía de la banda plasmada en una hermosa edición.
Ahora mismo, Pánico se encuentra promocionando la reedición en vinilo de Subliminal Kill (2005). Por lo mismo, el show que llevaron a Concepción estaba bastante centrado en este disco. Sin ir mucho más lejos, el viernes de ese fin de semana tenían una fecha programada en la Bodeguita de Nicanor donde toaron el álbum completo. En la oportunidad del Rock En Conce, también lo pusieron en el centro, adaptándose a los tiempos de los festivales.
Es curioso el misticismo que rodea a Pánico. Tampoco estaban exactamente separados. Van y vienen según lo sientan necesario. La gente puede disfrutar y luego agradecer. No sepuede negar que son una banda ridículamente importante. Además, contra el peso de la discografía no se puede hacer nada, o sea, hicieron el Pornostar (1995), materia obligada cuando se hace cualquier listado de obras maestras nacionales.
En cuanto a su participación en el Rec, estuvo dotada de un misticismo interesante. Era tarde y hacía un frío del terror. A esa misma hora estaba tocando Cafe Tacvba en un escenario estúpidamente grande. Estaban los apañadores. Quizás la banda lo sabía o solo estaba actuando de manera natural, pero la elegancia de la naturalidad y pasión con la que los músicos se pasaban por el escenario era deslumbrante. Incluso cuando se está acostumbrado a ver shows en vivo, esos matices que giran en torno, exclusivamente, a la(s) persona(s) que está(n) arriba del escenario, no pueden ser otra cosa que no sea deslumbrante.
Hubo mosh, hubo baile, hubo cantos. Fue como una ceremonia en la que todos sabían que había que aprovechar las condiciones. Era la reunión de Pánico gratis. Un regalo del cielo.
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