Escrito por Felipe León
Fotos por Jonfo Van Overbeke
Dentro del efervescente concierto que brindó Jairo Vera la noche del domingo 2 de junio, en un Teatro Caupolicán repleto coreando cada una de sus canciones, existió un instante que más allá de los premios y condecoraciones (importantes logros en la carrera de un artista), tocó una fibra mucho más emocional. Momento en el que transmitió el videoclip de su canción ”DESAHOGO”, el que dió cuenta de alguna manera del gran impacto de este logro.
Porque una cosa es clara: todo va a ser mucho más complejo para los que vienen de abajo. Los recursos e influencias pesan en un mundo de acuerdos y negocios, sin embargo, el corazón es una coraza que el talento empuja a límites insospechados. Por lo mismo, ver triunfar a Jairo Vera con su primer concierto lleno en un recinto de gran envergadura, y emblemático además, da cuenta de lo que es sabido: hay que tomar más en cuenta la música que se hace en Chile, valorizar lo meritoria que son presentaciones como esta.
La espera fue larga, sí, pero la animación previa al evento junto a la música del dj, con mucho carisma y una interpelación constante al público, donde los regalos iban y venían, logró hacer mucho más llevadera la experiencia. Ya posterior a un entretenido concurso de canto, dividido en dos secciones de hombres y mujeres, para conocer y sacarse una foto con el artista, el show continuó su curso.
A lo que vinimos, el esperado concierto de Jairo Vera profetizado desde su anuncio como un hito dentro de la sangre más joven del movimiento urbano, la rompió, pero más que eso, el arte que significa romperla, constatando el importante momento que atraviesa, dejando una sensación de “qué más sigue”. Como un gran paso, importante, pues en su corta, fructífera, pero aún en ascenso y prometedora carrera, este es solo uno de los tantos logros que le quedan por cumplir.
Sus canciones pegan fuerte, y más importante aún, su público es fiel y cada día más grande. Esto se logra explicar por la versatilidad de temáticas, tanto sonoras como líricas que abordan sus canciones. Porque sí, hay espacio para el perreo, encenderse pasarla bien como en “Dele cotele” o “Madrid”, pero también hay tonadas mucho más románticas como “Tarima” o “PA K TE ENAMORE”, pieza central de este especial concierto.
Pero la versatilidad también se encuentra en lo sonoro, pasando desde el reggaetón a sonidos más latinos dentro del pop y el mambo, incluso incursionando en el synthpop con “Me llamas”. De esta forma, el concierto se mantuvo dinámico en todo momento, con un Jairo Vera siempre como foco de atención, y no es algo que se reduce a que sea el artista principal del show, porque pararse junto a una cantidad de invitados emblemáticos como Arte Elegante, Bayriton Gino Mella, Bayron Fire, o Darkiel, créanme que debe ser difícil. Y aún así destacar, porque el escenario se sintió suyo, ganado, y lo compartió con todas las personas del recinto.
Es quizás lo real que se siente Jairo Vera en todo momento, lo que termina por hacer más atractiva su propuesta artística, demostrando ser alguien inquieto con sus curiosidades musicales, que tiene mucho con contar y expresar. Por lo mismo, apuntar a ser tu mejor versión con humildad y carisma, es siempre algo positivo, algo que la gente retribuye cantando a todo pulmón, asistiendo a los conciertos, haciendo sold out. Muchos sueños quedan por delante.
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