Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Alejandra Besoain
Si hablamos de grupos que dejaron su marca en la música popular chilena, sin duda que el nombre de Supernova es uno de ellos, lo que responde a la idea sencilla pero importantísima presente en el proyecto –ahora– encarnado únicamente por Constanza Lewin y Constanza Lüer: el entretenimiento. De esa forma, su pegajoso pop se aseguró un sitio asegurado en muchísimas fiestas que han sucedido –y sucederán– en nuestro país, y porqué no, otros países de Latinoamérica. Incluso si lo pensamos de esa forma, más allá de ser uno de los proyectos centrales en la cultura kitsch –musicalmente hablando–, es cosa de escuchar cualquier hit que aparezca en el buscador de tu plataforma favorita para entender el atractivo magnético de estas canciones de amor y despecho.
Así, el show propuesto por Supernova ayer en el Club Chocolate tuvo un flujo rápido y sumamente adictivo, y el frío que cubría la capital no mermó en ninguna medida el entusiasmo de las estrellas de pop nacionales en escena, ni mucho menos la de un público entusiasta que cantó cada canción de memoria –igualando muchas veces los decibeles de los speakers–. ¿Cómo no iba a ser de dicha forma? Si es cosa de remitirse a las canciones que por sí solas explican esa reacción química instantánea y burbujeante en estímulos danzarines que contemplaban con un profundo goce canciones como «Toda la noche», «Sin ti soy un fantasma» o «Tu y yo», entre tantos otros clásicos del debut homónimo impregnados en el imaginario popular. Es decir, anda a poner «Maldito amor» en cualquier lugar. Fijo la mitad de los presentes reconocen el estribillo, y, por supuesto, el Club Chocolate cantó esta y muchas otras con un júbilo incesante.
Además, las Supernova saben muy bien de la química que reside entre sus canciones e impronta en conjunto con lo obrado por otros nombres. De ahí que su versión de «Inevitable» de Shakira sonó con un cariño absoluto de su parte, con la recíproca respuesta de un público que también celebró otros momentos. Desde el aire cercano en que Lüer y Lewin bromean una y otra vez, expresando su cariño por sus amistades, es que salieron dos momentos bastante entrañables, siendo uno de ellos cuando aparece en el escenario Tomás Manzi –de Kudai–, trayendo un karaoke instantáneo con «Ya nada queda». O en el final del show con Karen Paola con su clásica «Dime» y un posterior team-up con «Pocas Palabras». Si es que esto no es una radiografía de los 2000, ¿qué más podría serlo?
Con los toques funkys clásicos de la época y varios versos rapeados como en clásicos con «Disco groovy» o la que dio cierre al show, «Herida», es que queda tangible en el aire que lo de Supernova mantiene su atractivo hasta el día de hoy. Los 10 años en que las dos artistas decidieron continuar con este proyecto juntas no han pasado en vano, y su historial exitoso con shows siempre convocantes, han dejado una puerta que presenta una cálida posibilidad a regresar a tiempos donde las cosas eran más sencillas. Con tamaños temazos, nunca nos quitarán lo bailado.
Revisa la galería de fotos completa a continuación: