Escrito por Juan Pablo Ossandón
Fotos por Andie Borie
No es ningún secreto ni mucho menos una hipérbole el hecho de que la tradición del romance en Latinoamérica –y en nuestro país– están muy insertas en lo musical. Eso responde a un nivel histórico tanto de producción como de la recepción del mismo, y es que la forma en que las canciones de amor –y desamor– han llegado e impactado el corazones de miles es de lo más diversas. Es desde esa premisa que los mexicanos Reik se hacen con un sitio importante, ya que el lenguaje con el que han traducido los versos sentidos que le dan voz a los pensamientos de muchos, ha cambiado de forma, ya sea desde la época clásica del pop rock y las baladas, a su era actual con un pop latino más bombástico y, por supuesto, el reggaetón. Y que no quede duda alguna, pues el Movistar Arena sold out es el argumento que refuta de inmediato cualquier cuestionamiento.
La encargada de abrir la jornada fue ni más ni menos que la voz de terciopelo de la hada pelirroja de Chile, Karla Grunewaldt, quien no ha hecho más que cosechar éxitos en los últimos tiempos. Ante un Movistar Arena que comenzaba a llenar sus filas de a poco, la rica propuesta de la artista que toma el art pop más exuberante y magnético, fue el punto de convergencia ideal para suavizar los corazones de los asistentes, para que estos se permitieran experienciar el fuerte e intenso flujo de emociones que ocurriría la noche del viernes 28 de abril en el afamado recinto del Parque O’Higgins. Y bueno, cómo no iba a suceder si Grunewaldt dio un breve pero místico recorrido por canciones como «Nunca haría lo que me hiciste» o «El Camino».
Pasadas las 21:00 hrs, con un Movistar Arena oscurecido y un océano de luces de diversos colores que adornaban el panorama, los mexicanos comienzan su show con la energética y ligera «Qué vida la mía», uno de los tantos éxitos de su disco debut homónimo y que sentó la tónica de la jornada de inmediato: unos músicos sonrientes, un show de luces y lasers totalmente espectacular, y, obviamente, una audiencia que reconocía cada uno de los versos y estribillos que componen las canciones de Jesús, Julio y Gilberto. De esta forma, el frío que impregnaba el recinto en un principio –en concordancia con los pronósticos de lluvia–, rápidamente mutó en un ambiente cálido donde los abrigos ya no eran del todo necesarios, y es que, aún en la ordenada disposición del recinto de parte de la producción, el calor emanado por la pasión de cada fan era palpable, tal y como se vio en «Voy a olvidarte» o ese exquisito medley entre canciones como «Tu mirada» y «Niña».
A medida que el show seguía, el cancionero se enriquecía más y más, y es que momentos habían de sobra. La clásica balada «Noviembre sin ti» que convirtió al Movistar Arena en un entrañable karaoke, «Fui», «Invierno», e incluso canciones bien recientes –del 2021–, como «Creo en ti» de su EP ‘Lo más romántico de Reik’, quien en palabras de Jesús, se preguntaba si el público chileno se sabría la letra, la cual probablemente se aprendieron en los tumultuosos tiempos pandémicos.
Volviendo al núcleo de estas palabras, es sabido que la relación del público chileno con el trío mexicano ha sido estrecha y recíproca, y es que en los 18 años que han estado viniendo al país del fin del mundo, la recepción ha sido de lo más gratificante para ellos –para la fortuna de quienes disfrutan de sus canciones–. De ahí que las sonrisas en los breves monólogos de Jesús, Julio y Gilberto en sus breves intervenciones eran imborrables, es cosa de ver como el mar de voces sonó tan fuerte en «Yo quisiera», remarcando esta idea, y significando un punto culmine en el show.
De esta forma, la parte final del set fue compuesta por la nueva era del trío, quienes han sabido inmiscuirse en los sonidos magnéticos del reggaetón y el pop latino, en una táctica camaleónica que supo aprovechar a los nombres del género. Así como se pudo ver en «Perfecta» o «Amigos con derechos» –las cuales interpretan junto a Maluma–, «Indeciso» –con J Balvin y Lalo Ebratt–, o el cierre increíble junto «Me niego» –en donde las voces de Ozuna y Wisin se escucharon fuertemente–. Sin duda un show de lo más redondo que encantó a miles, dejando una sensación de candidez que definitivamente no se apagó, aún con la lluvia que comenzaba a hacer presente en Santiago a las 23:00 hrs.
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