Artículo Shows

El peculiar sitio de Lamb of God en el groove metal

Escrito por Juan Pablo Ossandón

De cara al regreso de Lamb of God a nuestro país, quienes llegarán al Teatro Caupolicán el 27 de abril –con sectores agotadísimos– junto a Parkway Drive, es pertinente revisar la relevancia de la agrupación comandada por Randy Blythe en el espectro del género del metal. Especialmente, en lo que respecta al subgénero denominado groove metal, arista creativa y sonora que ha nutrido las propuestas de grandes nombres como SepulturaMachine HeadGojira, además de haber tenido un diálogo constante en la construcción del nü metal, y, por supuesto, Pantera –uno de los nombres más célebres de este tipo de sonido–.

Así como lo define el sitio especializado de música Rate Your Music, el groove metal es un subgénero de metal con «riffs a midtempo influenciados por el thrash metal, pero con un foco mucho más grande en ritmos sincopados y la pesadez, en vez de la velocidad«. De esa premisa es que el atractivo de esta vertiente musical recaiga en el magnetismo de sus guitarras y conceptos rítmicos formulados, que tan en evidencia quedan en canciones como «Walk» de Pantera, «Stranded» de Gojira o, con la banda que nos convoca, «Now You’ve Got Something to Die For». Es normal ver en shows de este tipo de agrupaciones una tendencia al headbanging de forma constante, o saltos, ya que la sincronía rítmica es más llamativa cuando se realiza «al mismo tiempo» de lo que sucede en el escenario –es cosa de ver a metalheads indecisos en qué hacer en los conciertos de black metal o metal progresivo–.

Pero un color especial en la paleta del groove ha brillado bastante en materia de popularidad. El sonido sureño de Pantera, oriundos de Arlington, Texas, y que desde sus trabajos a inicios de los ’90 con «Cowboys from Hell» y «Vulgar Display of Power» se tomaron el mundo del metal por sorpresa, siendo uno de los –varios– antecedentes al nü metal, además de coexistir con lo obrado por Sepultura en Brasil. Pero, en una época tan difícil económicamente para el género como lo fueron los ’90, Pantera supo brillar con un sinfín de éxitos que postulaban una visión distinta al maximalismo en el que que habían caído subgéneros como el thrash o el heavy metal –más allá de los subgéneros que crecían a nivel creativo como el death metal o el black metal–. En plena coordinación con la definición, si bien DimebagVinnie, PhilRex tenían uno que otro tema veloz como «Fucking Hostile», la verdad es que el sabor del groove en sus canciones era irresistible, razón por la que sus shows tenían una concurrencia codiciada (clásico y sumamente conocido por el internet es el caso del Monsters of Rock de Moscú, en el que la presentación de Pantera congregó a decenas de miles de espectadores).

Entonces, ¿qué exactamente es el sitio de Lamb of God en todo esto? Pues, es seguro decir que, ante el éxito de Pantera, muchas bandas intentaron replicar sus formas y maneras. Y ante ese panorama, muchas se terminaron configurando como copias algo genéricas, y otras, derivaron en otros subgéneros –o acudieron a otros–. Así lo ha presenciado el fandom de metalheads y la crítica especializada. Pero hubo un caso en particular, en donde un grupo de muchachos venideros de Richmond, Virginia, que lograron dar con el punto en específico.

Denominados inicialmente como Burn the Priest y abocados al hardcore, no pasó mucho tiempo para que en el 2000 debutara Lamb of God con ‘New American Gospel’, álbum que tiene uno de los tracks más icónicos de la agrupación, «Black Label», y que sirvió para ser la punta de lanza en el inicio de su explosiva carrera. La agresiva voz gutural y visceral de Randy Blythe, las guitarras magnéticas de Mark Morton Willie Adler, el sólido bajo de John Campbell y el estilo único en la batería del tremendo Chris Adler dieron con la muestra perfecta de cómo llevar el groove metal y no morir en el intento. Muy por el contrario, pues la adición del metalcore en su forma más estructurada y melódica fue el ingrediente perfecto para condensar su sonido en algo único que llegó a puntos tantos altos con grandes clásicos como ‘Ashes of the Wake’ (2004) y ‘Sacrament’ (2006).

Así, en vez de intentar replicar lo obrado por PanteraLamb of God fue inspirado por el sonido sureño del subgénero, y lo inyectaron en esteroides con las formas del metalcore para hacer un sonido más muscular, agresivo e incendiario que tantas regalías les han valido a lo largo de su historia. Mucho más que meros herederos, Blythe y cía. se encaramaron con un sonido particular que destacó de inmediato ante un panorama dominado comercialmente por las bandas de metalcore melódico como Killswitch EngageBullet For My Valentine, el nü metal de Slipknot, o los grandes clásicos del metal como MegadethSlayerIron Maiden que tendrían un renacer creativo en los ’00.

 

 

También puede gustarte...