Escrito por Nicolás Merino
Fotos por Sebastián Carrillo
Aún cuando en el sentido más estricto, Bloo es un artista de Hip-Hop, su adyacencia al mundo del K-Pop parece inapelable. Y no se trata netamente de un tema de nacionalidad, el fenómeno también responde a una estructura de industria. Donde, por cierto, el éxito del personaje parece ser un factor nada despreciable, considerando que se trata de un espacio algo sobrepoblado en oferta. Así mismo, el compromiso de la fanaticada suele ser en serio. Y Chile no fue la excepción en demostrarlo.
Aquellos factores notoriamente presentes en la tónica del ambiente de ayer dirigieron al concierto a funcionar con reglas muy propias; desde el horario o la distribución del espacio hasta el carácter desenfrenado de la audiencia. Esta última compuesta mayoritariamente por jóvenes. Muchas llegando varias horas antes de la apertura de puertas para conseguir la mejor posición posible, aunque finalmente no llegó demasiada gente. De hecho, a la hora del comienzo del concierto, solo habían algunas filas llenas en ambas secciones de la Blondie (extraordinariamente, se montó un sistema de canchas “VIP” y “general”).
Antes de la presentación misma del artista, hubo una introducción de la mano de la DJ Howmini que además lo acompañó en los instrumentales durante el resto de la presentación. Fueron solo unos minutos pero encendieron con ansias el ambiente, incluso estas secciones se repitieron más adelante durante el concierto mismo de Bloo, como una suerte de pausa para el artista y el público a la vez.
Bloo salió al escenario más o menos a la hora estipulada: a las 19:00. Generando tremendo furor en la gente, furor que no parecía querer calmarse, al menos en el corto plazo. El primer corte fue “When I Smoke”, y desde ahí se fue por un tubo de éxitos, aprovechando además el dinamismo que ofrece el catálogo del artista. Pues habían secciones muy Hip-Hop, pero también otras más poperas, otras más electrónicas e incluso alguna interpretación acústica.
En otra esfera, se ve que el artista se maneja en ofrecer una buena performance; estaba constantemente interactuando con la gente de manera aparentemente muy cautivante. Incluso incluyó ciertas modificaciones de su música hacia el español. Luego, dentro de un rato que desde la producción se optó por eliminar las vallas papales que dividían el espacio de la Blondie –a petición de BLOO–, permitiendo a todo el público ubicarse lo más adelante posible. Y así iba subiendo el nivel de entusiasmo.
La fanaticada tenía organizado un despliegue de globos color azul, que finalmente se hizo durante la canción “Drama”, regalando una icónica postal para toda la gente asistente a la Blondie, justo cuando el concierto empieza a cerrarse. Pero aún pasada “Downtown Baby”, cuando se suponía que terminaba, Bloo opta por repetir algunas canciones y quedarse dando vueltas bajo el escenario firmando autógrafos o saludando a la gente desde cerca.
Más allá del concierto mismo, que se pueda plantear un evento de dimensiones de asistencia más limitadas es un paso significativo para la audiencia del K-Pop; se ve que empieza a funcionar en distintas escalas y no solo en eventos más masivos. Sin duda que matiza la oferta de conciertos, fortalece la industria y la fanaticada se demuestra profundamente agradecida.
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