Escrito por Oscar Cortés Rojas
Fotos por Bárbara Hernández
No sé si existe un registro, pero estoy seguro de que deben ser contados con una mano los artistas latinoamericanos de 18 años que han realizado conciertos en el Movistar Arena de Chile. Y es que si lo pensamos detenidamente, lo logrado este 19 de febrero por Milo J es una verdadera locura, repletando a su corta edad uno de los recintos más importantes de nuestro país y haciéndolo por todo lo grande. Sin duda, un show que quedará marcado en la mente de todos sus fanáticos y, muy seguramente, en la suya también.
Con una atmosfera cargada de entusiasmo, el concierto inició apenas unos pocos minutos pasadas las 21 horas con una intro poderosa. Allí, en medio de la oscuridad del recinto, pero con unos gritos ensordecedores del público, el artista salió a escena tras un pequeño lapso de tiempo para interpretar rápidamente la primera canción, “3 pecados después”. Una elección que enviaba un claro mensaje: esto se va a cantar y saltar de principio a fin.
Casi sin palabras entre medio -fiel a su estilo algo más retraído-, Milo J cantó “Morning”, “Fla”, “No Soy Eterno”, “Toy en el Mic” y “Morocha” sin frenos. Pero algo muy curioso pasó en esta última canción -algo que realmente no me pasaba hace mucho-, y es que el público estaba cantando tan fuerte que por un momento dejé de oírlo a él por las voces de la multitud. Una situación que reflejó el gran fanatismo de Chile por él y que durante el concierto -ya que los asistentes nunca dejaron de cantar- sorprendería al mismo cantante.
De esa forma, se llegó hasta un punto más calmado, donde la guitarra se volvió protagonista y los sentimientos salieron a flor de piel. Canciones como “Tus vueltas”, “Carencia de cordura”, “El bolero”, “Sincera te” y “Una bala” lograron emocionar a muchos. De hecho, pude ver a bastantes personas emocionadas con este repaso de su discografía -entre ellos, la persona que tenía delante de mí-, demostrando el gran sentimiento de su música.
Aun así, la explosión total llegaría con “Rincón” y “M.A.I”, dos canciones que emocionaron completamente al público y los hicieron cantar con un sentimiento totalmente desbordado. Un recordatorio increíble de lo poderosa que es la música, llevando a las lágrimas a personas jóvenes y adultas por igual, derribando barreras y dándole importancia al mensaje de los temas.
Ya para el final, “Fruto”, “Rara Vez”, “Milagrosa”, “BZRP Music Sessions #57” y “No hago trap” serían las canciones escogidas para terminar este concierto por todo lo alto. Una seguidilla de éxitos que no le dio respiro a nadie, obligando a todos sus fanáticos a dejar sus últimas energías en una conclusión más que perfecta, donde los saltos se multiplicaron y las voces terminaron por irse.
Sin duda, un show increíble en muchos aspectos, desde la banda en vivo hasta las visuales y la puesta en escena, dejando una vara muy alta para superar en su próxima visita a nuestro país. ¿Cómo se que volverá? Pues el artista es muy joven, todavía tiene mucha música por entregar y ya comprendió que tiene una segunda casa fuera de Argentina, donde siempre será recibido con gran entusiasmo.
